No hay opción, es Milei o regresa el peor kirchnerismo

OPINIÓN Carlos Zimerman
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carlos zimermanPor Carlos Zimerman

Seguramente diferimos en muchas cosas con las políticas y las formas del presidente Javier Milei, pero es crucial entender la magnitud de lo que está en juego. Si Milei pierde y sufre un revés en las elecciones, las consecuencias podrían ser devastadoras. Venimos de un periodo nefasto marcado por las decisiones y acciones del kirchnerismo, cuyo legado es ampliamente conocido en la sociedad argentina y que se asocia con la corrupción y el manejo irresponsable de los recursos del país.

El kirchnerismo no es solo un movimiento político; es visto, por muchos, como un sistema que ha favorecido la impunidad y la corrupción en niveles alarmantes. La condena de Cristina Fernández de Kirchner es un claro ejemplo de esto. Muchos la ven como una figura emblemática de un régimen que, al no rendir cuentas, ha contribuido a un ambiente donde el saqueo y el abuso de poder se normalizan. El indulto a figuras con cargos de corrupción no solo es un insulto a la justicia, sino un claro mensaje de que el Estado puede ser manipulado para beneficiar a unos pocos mientras el pueblo sufre las consecuencias. Si en las próximas elecciones gana el kirchnerismo, se va a comenzar a asfaltar el camino hacia el indulto a esta señora que tanto daño le hizo al país.

Los argentinos, en este panorama, debemos reflexionar sobre las elecciones que tenemos ante nosotros. No podemos darnos el lujo de volver atrás; el costo de eso sería altísimo. Un triunfo del kirchnerismo no es sólo el regreso de un partido político al poder; es un retroceso hacia modelos de gobierno autoritarios, similar a los de Chávez y Maduro en Venezuela, o a la represión que se vive en regímenes como el de Irán y la dictadura cubana. La historia nos ha demostrado que, cuando permitimos que estas ideologías regresen, corremos el riesgo de perder libertades fundamentales.

Este 26 de octubre no es simplemente un día de elecciones; es un llamado a asumir la responsabilidad que tenemos como ciudadanos. Argentina tiene el potencial de ser uno de los países más prósperos del mundo. Sin embargo, esta promesa se ha visto empañada por la decadencia provocada por gobiernos populistas, cuyos legados son la inflación desmedida, el empobrecimiento y la decadencia. 

La crítica a los gobiernos peronistas y kirchneristas no es solo una cuestión política; se trata de un grito de auxilio por parte de la nación. La pérdida de confianza en las instituciones, la desesperanza entre la población y la polarización social son efectos colaterales de años de prácticas corruptas que deben ser confrontadas con valentía y determinación.

Es responsable entonces, en este momento crítico, informarnos, debatir y elegir un camino que no solo evite caer en los errores del pasado, sino que también nos forme como una nación unida y decidida a buscar un futuro mejor. No se trata solo de Milei; se trata de la dirección que tomará Argentina en los años venideros. La historia nos observa, y es nuestra responsabilidad escribir un capítulo que hable de progreso, justicia y desarrollo, en vez de uno que perpetúe la decadencia y la imprudencia del pasado.

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