El gran cico de la política de Córdoba

OPINIÓN Juan Palos
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Juan de los PalotesPor Juan Palos

La noche del 26 de octubre se presenta como la cita a ciegas más intrigante de la política cordobesa, con un tono electoral tan ausente que parece que los candidatos nos han olvidado en la lista de invitados. Entre risas nerviosas y miradas incómodas, los grandes jugadores locales saben, aunque se resistan a aceptarlo, que el día siguiente a los comicios será una revelación de cambios. Spoiler: ¡no va a ser como un día normal en su oficina!
Los verdaderos protagonistas, Juan “El Ex” Schiaretti y Javier “Libertad para Todos” Milei, están al corriente de que el resultado en Córdoba puede ser el giro de guion que ni Hollywood se atrevería a escribir. Si Schiaretti gana, ¡que venga el confeti! Lo veremos catapultado al estrellato nacional como el rey de la cooperativa Provincias Unidas. Sin embargo, si pierde –por ínfimo que sea ese margen– ya puede ir pensando en un plan B y C, porque su aventura presidencial podría terminar en un “Gracias por participar”.
En cuanto a la nueva generación del cordobesismo, un triunfo aplastante de Schiaretti podría convertirse en un búmeran que les hará pensar: “¿Y ahora qué hacemos?”. Ellos saben que su emancipación se queda en pausa y el caudillo federalista se abrirá caminos que ni él mismo sospecha, mientras ellos esperan a que el reloj marque 2027.
En la otra esquina, los eternos gladiadores de la política, Natalia de la Sota y Luis Juez, se mueven entre la tensión del “¿Y si pierdo?”, y el sueño de conservar su trozo de pastel político. Natalia está como en una noche de bingo: si asegura su lugar en la Cámara baja, podría mejorar sus relaciones con intendentes que ya están en modo “me siento maltratado”. ¡Es como un reality show, pero menos entretenido!
Luisito, por su parte, se lanza con todo al carruaje libertario, dejando a un lado sus antiguos conflictos con los tuiteros de “Las Fuerzas del Cielo”. Y que no se le olvide incluir a peronistas y radicales en su ambulancia; nunca se sabe quién puede necesitar un aventón.
Mientras tanto, el radicalismo se prepara para su clásica pelea interna. Ramón Mestre y Marcos Ferrer se mirarán hoy a los ojos y, como buenos actores de telenovela, ambos tienen planes grandiosos para después del 27. Mestre, con su mirada en el trono, querrá afianzar su control absoluto del partido, porque claro, nada grita “unidad” como un buen conflicto interno entre amigos.
Y ya para cerrar, el kirchnerismo se encuentra como un niño en un parque de diversiones, pero con todos los juegos clausurados. Apostando por un candidato, pero soñando con otro, lo peor que podría pasarles es ver a Natalia de la Sota brillar mientras ellos se quedan en la sombra. Lo cierto es que, en el juego de la política cordobesa, uno nunca sabe con qué sorpresas se va a encontrar. ¡Que pase el siguiente!

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