La carne roja y su futuro en la dieta: un llamado a la moderación

SALUD Y NUTRICIÓNJulia VOSCOJulia VOSCO
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La carne roja, tradicionalmente asociada con la abundancia, vuelve a ser objeto de escrutinio nutricional. Un grupo internacional de científicos ha reafirmado que su consumo debe limitarse a cantidades mínimas dentro de una dieta equilibrada, promoviendo a los alimentos de origen vegetal como la base de la alimentación diaria.

Un reciente informe publicado en la revista The Lancet actualiza las conclusiones del estudio EAT-Lancet Commission on Food, Planet, Health, presentado en 2019. Los investigadores sugieren que el consumo de carnes como res, cerdo o cordero no debe exceder los 15 gramos diarios, en contraste con los 200 gramos de verduras y 300 gramos de frutas que se recomiendan para un adecuado aporte nutricional.

"Las pruebas refuerzan la idea de que una dieta centrada en plantas con consumo moderado de productos animales se relaciona con mejor salud y reducción de enfermedades crónicas", afirman los autores.

La “dieta de salud planetaria”
El estudio se basa en la llamada "dieta de salud planetaria", un modelo alimentario que busca mejorar la salud humana y proteger el medio ambiente. Las recomendaciones incluyen:

Verduras: 200 gramos
Frutas: 300 gramos
Cereales integrales: 210 gramos
Lácteos: 250 gramos
Pescados o mariscos: 30 gramos
Carnes blancas: 30 gramos
Carne roja: máximo 15 gramos
Las cifras de consumo propuestas son similares a las de 2019, aunque respaldadas por nueva evidencia científica. Los investigadores destacan que la reducción en el consumo de carne roja no implica su eliminación, sino un cambio en las proporciones a favor de las proteínas vegetales.

Controversia en torno a la carne roja
La recomendación de limitar el consumo de carne no es nueva, pero genera controversia. Al publicarse el informe inicial en 2019, diversas asociaciones agroalimentarias lo cuestionaron, aunque la comunidad científica lo respaldó por su amplio análisis de la evidencia disponible.

El debate también aborda el impacto ambiental, dado que la ganadería contribuye significativamente a las emisiones de gases de efecto invernadero. Los expertos sugieren que disminuir la dependencia de la carne podría mejorar la sostenibilidad del sistema alimentario.

A pesar de las recomendaciones, los investigadores subrayan la necesidad de adaptar estas guías a contextos locales, considerando factores culturales y el acceso a alimentos saludables.

Evidencia científica a la vista
El informe revisa estudios que evidencian la relación entre un alto consumo de carne roja y un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y ciertos cánceres. Por el contrario, las dietas plant-based se asocian con una menor mortalidad prematura y un mejor control del peso.

Hacia una alimentación sostenible
El informe enfatiza que la producción y el consumo de alimentos impactan el clima y los ecosistemas. La agricultura intensiva y la ganadería generan más de un tercio de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Reducir el consumo de carne roja y aumentar el de vegetales podría prevenir millones de muertes prematuras y atenuar el impacto climático.

Un cambio en la perspectiva alimentaria
El mensaje del informe es claro: la salud del ser humano y del planeta están interconectadas. Adoptar una dieta más vegetal no solo minimiza el riesgo de enfermedades crónicas, sino que también contribuye a la sostenibilidad alimentaria.

Promover el consumo de carne de mejor calidad, elegir productos frescos y reducir los alimentos ultraprocesados son pasos cruciales en este camino. "No se trata de eliminar la carne, sino de entender que su lugar en nuestra alimentación debe ser mucho más reducido", concluyen los investigadores.

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