El consumo se enfrió antes de las elecciones: señales de retracción y cautela en los hogares

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • El consumo familiar se desaceleró en todos los rubros a pocas horas de las elecciones legislativas.
  • Los bienes durables e importados lideraron la recuperación en el primer semestre, pero hoy muestran caída.
  • La suba de tasas de interés y la dolarización del ahorro frenaron las compras a crédito.
  • El e-commerce resiste mejor la crisis, aunque también registra un freno reciente.
  • El consumo masivo crece 1,8% interanual, impulsado por autoservicios y kioscos.
  • La expectativa económica y política definirá el rumbo del gasto en el cierre del año.

La dinámica del consumo familiar entró en una etapa de freno que se acentuó en los últimos meses, en un contexto marcado por la incertidumbre política, la volatilidad cambiaria y la expectativa de definiciones poselectorales. A horas de las elecciones legislativas, los indicadores muestran un enfriamiento generalizado en los principales rubros de gasto, con un retroceso en bienes durables y un estancamiento en el consumo masivo.

Durante el primer semestre del año, el impulso vino de la mano de los sectores de mayores ingresos, que aprovecharon un tipo de cambio apreciado y facilidades de financiamiento para adelantar compras de electrodomésticos, autos y productos electrónicos. Sin embargo, ese movimiento perdió fuerza a partir de julio, cuando la suba de tasas de interés y la creciente dolarización de los ahorros empezaron a afectar las decisiones de consumo en todos los estratos.

“El desempeño del consumo mostraba claros y oscuros, mucha heterogeneidad. Había una recuperación, pero sobre todo en lo que era durable, importada”, explicó el economista Lorenzo Sigaut Gravina, de la consultora Equilibra. Con el paso de los meses, señaló, “todos los rubros empeoraron, incluso los que venían siendo más estrella tipo durable. En un contexto en el que la gente cada vez compra más dólares, eso desplaza al consumo privado”.

Esa tendencia se consolidó en el tercer trimestre, donde los datos privados muestran una caída generalizada. Según Ricardo Delgado, director de Analytica, el consumo en supermercados acumuló cinco meses consecutivos de retracción y los patentamientos de vehículos se estancaron. “Esto se explica básicamente por la suba brutal de tasas de interés desde julio”, apuntó.

La menor disponibilidad de crédito afectó todos los frentes: personales, hipotecarios y comerciales. Así, uno de los motores que había impulsado la recuperación en la primera parte del año se apagó. A la par, la preferencia por el dólar como refugio de valor se potenció, restando liquidez al circuito de consumo interno.

De todos modos, algunos segmentos lograron conservar un leve repunte. De acuerdo con la consultora Scentia, septiembre arrojó un crecimiento interanual de 1,8% en el consumo masivo, aunque con fuertes contrastes entre canales. Los autoservicios y comercios de cercanía crecieron alrededor del 8%, mientras que los supermercados de cadena y los mayoristas registraron caídas superiores al 4%. El e-commerce se destacó como el canal más dinámico, con un avance de 14,7% interanual, impulsado tanto por su expansión estructural como por la migración de consumidores desde tiendas físicas.

No obstante, el propio sector advierte que también enfrenta una desaceleración. Gustavo Sambucetti, director de la Cámara Argentina de Comercio Electrónico (CACE), confirmó que el primer semestre había sido excepcional —con un salto del 46% en órdenes y del 79% en facturación—, pero que “en los últimos meses las ventas comenzaron a enfriarse”.

El comportamiento de la línea blanca ilustra el mismo fenómeno. Eduardo Echevarría, gerente de Market CS en NielsenIQ, detalló que en septiembre las ventas de heladeras crecieron 25%, las de cocinas 9% y las de lavarropas 31%. Sin embargo, aclaró que octubre ya mostró señales de freno. “Cuando la gente detiene los pesos para comprar dólares, deja de consumir. Antes financiaba a cuotas, ahora la suba de tasas hace que sea más proactiva en ahorrar en dólares y no en bienes”, explicó.

Con este telón de fondo, las expectativas empresarias para el último trimestre se encuentran en pausa, pendientes del resultado electoral y de las definiciones que adopte el Gobierno sobre el esquema cambiario y monetario. Para los analistas, el desenlace será clave: si se despeja la incertidumbre y se estabilizan las variables financieras, podría verse un rebote en la demanda; de lo contrario, la combinación de dólar alto y tasas elevadas profundizaría la retracción en el corto plazo.

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