Presión cambiaria y reservas en jaque: el mercado vuelve a poner la lupa sobre el dólar

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • El dólar vuelve al centro de las preocupaciones del mercado y el Gobierno.
  • La Formación de Activos Externos (FAE) supera al superávit comercial y presiona reservas.
  • Moldován advierte que sin una fuente genuina de dólares, la estabilidad es transitoria.
  • Grupo SBS plantea que la credibilidad depende de la acumulación genuina de reservas, no del régimen.
  • El país está USD 7.200 millones por debajo de la meta con el FMI, lo que alimenta expectativas de ajuste.
  • El equilibrio cambiario dependerá de reactivar el ingreso neto de divisas y sostener la confianza del mercado.

El dólar volvió al centro de la escena económica y política. En medio de un escenario donde las tensiones financieras resurgen con fuerza, el mercado analiza la sostenibilidad del esquema cambiario vigente y sus efectos sobre las expectativas. No se trata solo de la cotización diaria: detrás de la dinámica se juega la capacidad del país para acumular reservas, sostener la demanda de divisas y recuperar credibilidad frente a los organismos internacionales.

El contexto combina factores locales y externos. Por un lado, el flujo de divisas sigue condicionado por la Formación de Activos Externos (FAE) —la demanda de dólares para ahorro, turismo y operaciones financieras—, que volvió a crecer por encima del superávit comercial. Por otro, la falta de acumulación genuina de reservas alimenta la percepción de que el actual esquema no logra estabilizar expectativas ni consolidar confianza en el peso.

Demanda desbordada y señales de alerta

El economista Pablo Moldován, de la consultora C-P, sostuvo que la liberalización cambiaria fue implementada con un optimismo “que no encontró respaldo en los hechos”. Según explicó, la expectativa de que la apertura acelerara el regreso del financiamiento y la inversión no se verificó; por el contrario, la demanda de dólares se disparó, el riesgo país subió y la actividad económica perdió ritmo.

Moldován precisó que la FAE se compone hoy de tres grandes vertientes: el atesoramiento de particulares, los pagos con tarjeta asociados al turismo y los arbitrajes financieros de empresas que aún enfrentan restricciones. Solo entre abril y agosto, este último factor absorbió unos USD 8.500 millones, mientras que en agosto la demanda total trepó a más de USD 3.500 millones mensuales, casi el triple del superávit comercial.

Esa dinámica —advirtió— explica buena parte del ruido que hoy se percibe en precios, tasas y riesgo país. “Sin una fuente genuina de dólares que cubra esa demanda, cualquier estabilización luce provisoria”, sintetizó. Para el especialista, la agenda cambiaria de 2026 exigirá “normalizar la FAE y ampliar la oferta de divisas” para evitar que la presión se traslade nuevamente a los activos financieros.

Régimen, reservas y credibilidad

Desde el Grupo SBS apuntaron que el debate no debe centrarse tanto en la etiqueta del régimen —flotante, administrado o dual— sino en si el esquema actual permite acumular reservas de manera sostenible. “La verdadera vara de la credibilidad está en la capacidad de generar divisas netas”, señalaron los analistas de la entidad.

Según su visión, solo un tipo de cambio real consistente con ese objetivo puede comprimir el riesgo país y recuperar el acceso al crédito voluntario. Aunque la dinámica exportadora muestra señales positivas, las salidas de divisas continúan superando la oferta, lo que obliga al Banco Central a intervenir con frecuencia para sostener el equilibrio.

Los analistas también advirtieron sobre la sensibilidad del mercado ante rumores de cambios de régimen. En los últimos días, interpretaciones sobre una posible flotación del peso provocaron ruido, aunque luego fueron desmentidas oficialmente. “Más allá del episodio, el punto de fondo es ratificar reglas estables que faciliten la acumulación de reservas”, subrayaron desde el bróker.

FMI y metas en tensión

La relación con los organismos internacionales suma otro componente de incertidumbre. De acuerdo con Moldován, el país se encuentra unos USD 7.200 millones por debajo de la meta de reservas pactada para diciembre, lo que podría forzar una revisión del acuerdo y reavivar las presiones devaluatorias.

El economista advirtió que la falta de acumulación genuina “limita la capacidad de intervención” y deja al sistema expuesto a shocks externos. En ese contexto, el cumplimiento de los compromisos será determinante para la evolución del tipo de cambio en 2026. “Si el sendero de reservas no se recompone, la incertidumbre se multiplica y los agentes ajustan sus carteras en busca de cobertura”, explicó.

En otras palabras, el margen de maniobra es cada vez más estrecho: sin resultados concretos en la acumulación de dólares, la estabilidad del esquema cambiario se vuelve frágil. Los analistas coinciden en que la única forma de desactivar la presión es restablecer un flujo sostenido de divisas que cierre la brecha entre la demanda privada y la oferta oficial.

Mientras tanto, el mercado sigue operando en modo de prueba: cada señal política o económica reconfigura expectativas, y el dólar vuelve a ser el termómetro más sensible de una economía que aún busca un punto de equilibrio duradero.

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