Caputo calma a los mercados y descarta un salto cambiario tras las elecciones

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • Luis Caputo aseguró que “el lunes no pasa nada” y descartó un salto cambiario tras las elecciones.
  • El dólar libre superó los 1.500 pesos, mientras los financieros mostraron alta volatilidad.
  • El Gobierno mantiene el crawling peg al 2% mensual como ancla antiinflacionaria.
  • Analistas advierten sobre un creciente atraso cambiario y pérdida de competitividad.
  • Milei ratificó su respaldo al ministro y descartó medidas “sorpresivas”.
  • La estabilidad del dólar es vista como clave para el clima político previo a los comicios.

El ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, volvió a intentar llevar calma al mercado financiero a pocas horas de las elecciones legislativas del próximo domingo. En declaraciones televisivas, el funcionario aseguró con énfasis que “el lunes no pasa nada”, al descartar de plano la posibilidad de un salto cambiario o una devaluación brusca después de los comicios. La frase, breve pero contundente, buscó frenar las especulaciones que venían agitando a los operadores financieros y a parte del empresariado durante la última semana.

El mensaje llega en un contexto sensible: el dólar libre superó los 1.500 pesos en las cuevas porteñas, mientras que los financieros –MEP y contado con liquidación– mostraron una marcada volatilidad. En paralelo, los contratos de futuros del Rofex anticipaban una expectativa de devaluación que el equipo económico considera “infundada”. La afirmación de Caputo, por tanto, no solo tuvo un destinatario político sino también uno técnico: los mercados, los exportadores y los sectores que especulan con un nuevo tipo de cambio después de las urnas.

Fuentes del Palacio de Hacienda reconocen que el ministro lleva semanas enfrentando rumores sobre un eventual ajuste cambiario, alentados por el atraso del dólar oficial frente a la inflación. Desde enero, el Gobierno mantiene un esquema de microdevaluaciones controladas –el llamado “crawling peg”– con un deslizamiento de apenas 2% mensual. Ese ritmo, en un contexto de inflación interanual todavía cercana al 180%, implica una apreciación real del peso. Sin embargo, Caputo insiste en que la estrategia cambiaria forma parte del anclaje antiinflacionario y que modificarla pondría en riesgo los avances logrados.

“El esquema actual es sostenible”, repiten cerca del ministro, recordando que el Banco Central acumula reservas netas positivas por primera vez desde 2021 y que el Tesoro logró renovar el 100% de sus vencimientos en pesos. Además, destacan el respaldo político de Javier Milei, quien ratificó en público su confianza en el titular del Palacio de Hacienda y aseguró que no habrá “ningún shock sorpresivo” después del domingo.

No obstante, los analistas privados observan señales mixtas. Si bien reconocen que el Gobierno logró estabilizar las principales variables, advierten que el nivel del dólar oficial podría tensionar las exportaciones y complicar la competitividad en el mediano plazo. El economista Martín Redrado, ex presidente del Banco Central, señaló que “el atraso cambiario es evidente, aunque no implica que haya una devaluación inmediata. Lo que sí puede pasar es que en algún momento se acelere el crawling para corregir desbalances”.

En el mercado financiero, el mensaje de Caputo fue recibido con moderado optimismo. Algunos operadores interpretaron sus palabras como una confirmación de que no habrá movimientos abruptos, pero otros remarcaron que “las declaraciones no cambian la percepción de fondo”, en alusión a la brecha cambiaria, que se mantiene por encima del 40%.

La tranquilidad que busca transmitir el ministro también tiene un componente político. En el Gobierno reconocen que la estabilidad del dólar es un factor decisivo para sostener el humor social en los días previos a la elección. “El tipo de cambio se volvió un termómetro del ánimo colectivo”, resumió un asesor económico de La Libertad Avanza. De allí la importancia de contener cualquier movimiento brusco hasta que pasen las urnas.

Caputo se muestra convencido de que la economía atraviesa la fase final de la recesión y que el rebote llegará antes de fin de año. No obstante, en la calle la sensación es distinta: los salarios reales aún no se recuperan y la canasta básica continúa por encima del ingreso promedio.

La afirmación del ministro –“el lunes no pasa nada”– busca evitar un sobresalto, pero también marcar un punto de inflexión. La economía, al igual que el clima político, entra en una zona de definiciones. Si el Gobierno logra sostener la calma cambiaria tras las elecciones, habrá ganado una batalla importante. Pero si los mercados interpretan el mensaje como una simple maniobra defensiva, la tensión podría regresar más rápido de lo esperado.

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