El dólar, las elecciones y el límite de la ayuda externa: el Gobierno frente a su prueba más sensible

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • EE.UU. intervino con unos US$500 millones para sostener las bandas.
  • El resultado electoral será determinante para la continuidad del esquema.
  • Morgan Stanley proyecta un dólar entre $1.700 y $2.000, según los votos del oficialismo.
  • Economistas advierten sobre la fragilidad de las reservas y la dependencia externa.
  • Caputo promete estabilidad, pero el mercado descuenta una recalibración.
  • El déficit de reservas con el FMI alcanza los US$7.200 millones.

La intervención del Gobierno de Estados Unidos en el mercado cambiario argentino no logró calmar las tensiones previas a las elecciones legislativas nacionales. A pesar del respaldo financiero y de las operaciones del Banco Central (BCRA), el dólar volvió a ocupar el centro de la escena, empujado por la incertidumbre política y las dudas sobre la sostenibilidad del esquema de bandas. En el corazón de la estrategia oficial late una pregunta que inquieta a economistas y operadores: ¿hasta cuándo resistirá el actual régimen cambiario?

Según estimaciones privadas, la cartera que lidera Scott Bessent —asesor financiero clave del presidente Javier Milei— intervino con cerca de 500 millones de dólares en la última rueda, mientras que el BCRA aportó otros 45,5 millones. El objetivo fue mantener la cotización dentro de los márgenes pactados, aunque esa estabilización forzada encendió señales de alerta: el mercado percibe que sin asistencia externa el esquema podría no sostenerse por mucho tiempo.

El resultado electoral será determinante. El economista Jorge Neyro delineó tres escenarios posibles: uno favorable al Gobierno, que consolidaría el actual sistema; otro intermedio, que implicaría recalibrar las bandas con un rango más amplio; y uno adverso, donde la ruptura del régimen podría ser inevitable. En su análisis, el escenario más probable es el segundo: “Habrá que subir el piso y el techo, con un ajuste más agresivo, aunque el Gobierno intentará evitar una volatilidad brusca”, señaló.

El pronóstico coincide con los informes de bancos internacionales. Morgan Stanley, por caso, proyectó que si La Libertad Avanza supera el 35% de los votos, el dólar podría estabilizarse cerca de los $1.700 hacia fin de año, en un marco de flotación coordinada con apoyo de Washington. Si la elección es pareja —entre el 30% y el 35%—, la divisa oscilaría entre $1.800 y $2.000. Pero si el oficialismo no alcanza el 30%, el tipo de cambio podría superar los $2.000, con una mayor presión sobre las reservas.

El economista Amílcar Collante advirtió que el Gobierno podría verse obligado a eliminar las bandas en un contexto electoral adverso, dando paso a una flotación más libre, aunque “de manera progresiva, no de un día para otro”. En la misma línea, la sociedad de bolsa Balanz anticipó que, tras los comicios, es probable que se avance hacia una flexibilización cambiaria: “La duda es si se ampliarán las bandas o si se migrará hacia una flotación administrada”, planteó la entidad, que también puso en duda la continuidad del apoyo estadounidense sin un triunfo claro de Milei.

Frente a los rumores, el ministro de Economía, Luis Caputo, buscó transmitir calma. “No va a haber ningún cambio al esquema actual”, aseguró. Sin embargo, incluso los economistas más cercanos al Presidente mantienen sus reservas. Ricardo Arriazu fue categórico: “Si las elecciones salen mal, se acaba la ayuda de Estados Unidos y el dólar se va a cualquier nivel”. Por el contrario, si el oficialismo logra un buen resultado, el respaldo financiero podría sostenerse y la divisa retroceder hasta el rango de $1.300 a $1.350.

El mercado, sin embargo, parece descontar mayor tensión. Los contratos futuros del dólar se negocian por encima del techo de la banda, reflejando expectativas de devaluación. Desde Sailing Inversiones explican que, pese a la intervención oficial, “la dinámica de los futuros muestra que el mercado no cree en la permanencia indefinida del actual régimen”. Aun así, destacan que el BCRA podría aprovechar las condiciones del acuerdo con el FMI para intervenir en la parte alta de la banda y obtener ganancias cambiarias.

El verdadero desafío del equipo económico pasa por acumular reservas y atender los compromisos de deuda. Según Pablo Moldovan, director de la consultora C-P, “Argentina está 7.200 millones de dólares por debajo de la meta con el FMI para diciembre”. Esa brecha, advirtió, “refuerza la necesidad de un esquema cambiario más robusto y realista, capaz de sostener el equilibrio sin depender tanto de los flujos financieros de corto plazo”.

En ese contexto, el futuro del dólar argentino se decidirá en dos frentes: en las urnas y en las reservas. El voto definirá la confianza política; el balance del Banco Central, la viabilidad económica. Y en ese cruce entre legitimidad y liquidez, el Gobierno de Milei enfrenta su prueba más delicada: demostrar que puede sostener su programa sin vivir del oxígeno ajeno.

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