


Por Juan Palos
Opinión sobre la pulseada electoral en Córdoba: un cambio de juego inesperado
La contienda electoral en Córdoba, el segundo distrito más importante del país, se acerca a su cúspide en un clima de paridad técnica que no solo refleja tensiones políticas, sino también un cambio en la dinámica del votante. Este escenario, donde La Libertad Avanza enfrenta a la coalición Provincias Unidas liderada por Juan Schiaretti, sugiere que el momento crítico que estamos presenciando podría ser decisivo para el futuro político de la provincia y, por extensión, del país.
Las encuestas más recientes revelan un ajuste notable en las expectativas. Se prevé que la distribución de escaños sea sorprendentemente reñida; con 4 diputados para cada uno de los dos bloques principales, y un escaño adicional que aparentemente se dirige hacia Natalia de la Sota. Este cambio drástico en las proyecciones puede atribuirse a la competitividad que ha traído consigo la figura de Schiaretti, así como a los múltiples escándalos que han desgastado al Gobierno nacional, incluyendo recientes acusaciones de corrupción.
Este trasfondo resulta crucial para entender el cierre de campaña de Javier Milei, quien, en un intento por consolidar su base juvenil, buscó conectar con un electorado que se siente cada vez más desencantado. Su discurso al afirmar que “no se pueden quebrar de la noche a la mañana 100 años de populismo” revela su comprensión de la complejidad del cambio político en Argentina. Sin embargo, su retórica parece más un intento de desviar las críticas hacia su gestión que una estrategia efectiva para movilizar el entusiasmo electoral.
Por otro lado, la estrategia de Schiaretti y Provincias Unidas parece abandonar el rhetoric populista para enfocarse en un mensaje más racional y de sentido común. Acentuar la importancia del federalismo y la representación del interior en el Congreso puede resonar en un electorado que ha visto, históricamente, cómo sus votos se diluyen en decisiones centralizadas. Este enfoque, junto con su experiencia y vínculos históricos, le permite capitalizar el descontento popular hacia el actual gobierno.
Sin embargo, el clima electoral está marcado por un sentimiento de apatía que no puede ser ignorado. La falta de interés entre los votantes es preocupante y puede impactar la participación efectiva en las urnas. Esto es especialmente relevante cuando consideramos que, en una elección donde compiten múltiples listas, un bajo nivel de participación podría favorecer a aquellos que logren captar la atención de los pocos que sí decidan ejercer su derecho al voto.
La aparición de figuras como Natalia De la Sota, que busca realzar su posicionamiento dentro del peronismo, y competidores como Ramón Mestre y Oscar Agost Carreño, que ostentan su propio legado partidario, añade una capa de complejidad a la contienda. Sin embargo, su actual posicionamiento en las encuestas sugiere que aún no logran conectar con un electorado que busca alternativas significativas.
En resumen, la pulseada electoral en Córdoba ofrece un reflejo de las tensiones políticas del país en su conjunto. La decisión que tomen los votantes en las próximas elecciones no solo definirá la configuración del Congreso local, sino que también puede sentar un precedente sobre la dirección política que tomará Argentina. En este contexto de incertidumbre, el desafío será movilizar a quienes, cansados y desmotivados, podrían sentirse tentados a dejar su futuro en manos de otros.







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