Estados Unidos amplía el cupo de carne argentina y abre un nuevo capítulo para el agro local

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • Estados Unidos ampliará el cupo de importación de carne argentina a 80.000 toneladas anuales.
  • El beneficio económico estimado ronda los u$s300 millones adicionales por diferencial arancelario.
  • El país norteamericano enfrenta la menor cantidad de ganado en 75 años.
  • Argentina pasará de representar el 2% al 8% de las importaciones estadounidenses.
  • El desafío será agregar valor y no solo volumen, apuntando a cortes premium.
  • La falta de stock ganadero local y la necesidad de más productividad por animal son los principales retos.

En un contexto internacional marcado por la escasez de ganado en Estados Unidos y la necesidad de garantizar el abastecimiento interno, la Casa Blanca se apresta a oficializar una medida largamente esperada por el sector agroexportador argentino: la ampliación del cupo de importación de carne vacuna a 80.000 toneladas anuales, cuadruplicando el volumen actual. El anuncio, previsto para los próximos días, implicará ingresos adicionales estimados en 300 millones de dólares para la Argentina y representa un fuerte gesto político y comercial hacia el país.

El nuevo acuerdo bilateral, que mantiene un arancel preferencial del 10%, se da en un contexto de crisis ganadera norteamericana. Según el Departamento de Agricultura (USDA), Estados Unidos enfrenta su nivel de stock más bajo en 75 años, tras la desaparición de más de 150.000 establecimientos ganaderos desde 2017. Pese a esa contracción, la demanda interna de carne creció un 9% en la última década, obligando al gobierno de Donald Trump a reforzar las importaciones para evitar desabastecimientos y moderar precios.

De acuerdo con la agencia Bloomberg, la ampliación de la cuota argentina se inscribe en un paquete más amplio que incluye incentivos al pastoreo, subsidios a seguros rurales y un fortalecimiento del etiquetado de origen. Washington busca contener la inflación alimentaria mientras asegura el flujo de carne hacia su mercado interno, que enfrenta precios récord y márgenes cada vez más estrechos para los frigoríficos locales.

Para la Argentina, el beneficio económico es claro. El consultor ganadero Víctor Tonelli explicó que el diferencial arancelario genera una mejora sustancial en la rentabilidad de las exportaciones: “Vender dentro de la cuota, pagando un 10% de arancel y no el 36,4% fuera de ella, representa un diferencial de al menos 2.000 dólares por tonelada. Si se confirman las 60.000 toneladas adicionales, eso equivale a unos 300 millones de dólares extra en ingresos para el país”, precisó.

Tonelli aclaró que no se trata de un incremento estructural de las exportaciones, sino de una reasignación de destinos. “La Argentina exporta todo lo que puede. Probablemente parte de la carne que hoy va a China se redirija a Estados Unidos, donde la rentabilidad es mayor”, señaló. Según sus cálculos, las 60.000 toneladas adicionales no alterarán el equilibrio interno de consumo ni producción: “El mercado argentino mueve 12 millones de toneladas por año; esto no cambia la ecuación general”.

Desde la Asociación Argentina de Angus, su director ejecutivo, Javier Martínez del Valle, celebró la medida como “una ventana de oportunidades sin precedentes”. Recordó que el país competía en clara desventaja frente a Australia y Nueva Zelanda, con cuotas muy superiores. “Este salto a 80.000 toneladas cambia el mapa”, subrayó, aunque advirtió que el desafío será agregar valor y no solo volumen. “Hoy el 70% de nuestras ventas a Estados Unidos son carne para manufactura. El objetivo debería ser invertir esa ecuación y posicionar al Angus argentino como un producto premium, con trazabilidad y consistencia”.

Sin embargo, la ganadería local enfrenta una limitación estructural: la falta de stock. Sergio Pedace, titular de la Cámara de Matarifes, advirtió que “la oferta es escasa y faltan animales pesados. Venimos con el mismo rodeo desde hace años, y el mundo ahora demanda más carne”. Según el dirigente, el proceso de recría y aumento de peso de faena ya comenzó, pero será lento y requerirá inversión y previsibilidad. “Durante años se convirtieron muchos campos ganaderos en agrícolas. Recuperarlos llevará tiempo”, señaló.

En ese sentido, el debate sobre la productividad ganadera se vuelve central. El empresario y analista Miguel de Achával destacó que el país debe enfocarse en producir más kilos por animal. “Tenemos genética de primer nivel y movemos 400 kilos cuando podríamos alcanzar 480 o más. La máquina está, pero falta alimento y planificación”, sostuvo.

La ganadería argentina enfrenta, así, una encrucijada: aumentar su eficiencia sin perder equilibrio ambiental ni estabilidad comercial. El acuerdo con Estados Unidos es una oportunidad concreta para consolidar su prestigio sanitario y exportador. Pero, como coinciden los especialistas, el desafío será convertir esta apertura en una estrategia de largo plazo que combine productividad, valor agregado y previsibilidad.

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