El dólar no vota, pero decide: tensión máxima en la última semana antes de las legislativas

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • El dólar del Banco Nación abrirá este lunes a $1.475, con subas generalizadas en el resto de los bancos.
  • El blue se ubicará en $1.485, mientras que el CCL y el MEP superarán los $1.500.
  • Scott Bessent, del Tesoro de EE.UU., ya gastó más de u$s400 millones intentando sostener el peso.
  • Los bonos argentinos cayeron por debajo del 60% de paridad y el riesgo país ronda los 1.000 puntos.
  • Consultoras recomiendan cobertura cambiaria y posiciones conservadoras antes de las elecciones.
  • El mercado interpreta que, gane quien gane el 26 de octubre, el dólar seguirá siendo el gran protagonista.

El dólar volvió a convertirse en el gran elector argentino. A pocos días de las legislativas nacionales, el tipo de cambio se disparó y la escena económica se mezcló con la política, la diplomacia y hasta la geopolítica. Ni el viaje de Javier Milei a Estados Unidos ni la inédita intervención del Tesoro norteamericano lograron calmar la volatilidad. Por el contrario, los operadores financieros cerraron la semana mirando hacia arriba, con un mercado que se mueve más por expectativas que por fundamentos.

Este lunes marcará el inicio de la última semana antes de los comicios, y el Banco Nación abrirá con el dólar a $1.475, veinticinco pesos por encima del valor del lunes anterior. La referencia servirá de base para el resto del sistema financiero: el Galicia, el BBVA, el Provincia y el Santander ubicarán su cotización inicial entre $1.470 y $1.495, mientras que el Macro se despegará del promedio con un valor de $1.510.

En el segmento financiero, el contado con liquidación se venderá a $1.513 y el MEP a $1.499, mientras que el blue abrirá a $1.485, confirmando que la brecha entre los distintos tipos de cambio ya no es una mera distorsión: es un termómetro político.

El “caso Bessent” y el efecto boomerang

En los pasillos de la City porteña, el nombre de Scott Bessent, responsable del Tesoro estadounidense, se convirtió en una suerte de protagonista inesperado de la novela cambiaria argentina. Lo que empezó como una jugada audaz —la compra de pesos argentinos considerados “subvaluados”— hoy se parece más a una apuesta fallida.

Bessent desembolsó más de u$s400 millones en distintas intervenciones, tanto en el mercado oficial como en el contado con liquidación, para intentar frenar la escalada del dólar. Pero el resultado fue exactamente el contrario: el tipo de cambio volvió a subir, los bonos argentinos cayeron por debajo del 60% de paridad y el riesgo país se mantiene en torno de los 1.000 puntos.

La lógica de la operación era clara: una intervención simbólica acompañada por un respaldo político —el de Donald Trump a Javier Milei— podía bastar para estabilizar las expectativas. Sin embargo, el mercado argentino demostró una vez más su capacidad de “domar” incluso a los gigantes de Washington.

El problema no es sólo económico. Si bien el Tesoro norteamericano buscó reforzar la confianza en la gestión libertaria, el resultado fue una nueva muestra de vulnerabilidad: el peso se depreció y las coberturas cambiarias se dispararon. Los operadores, lejos de seguir la señal de calma, duplicaron sus posiciones dolarizadas ante lo que consideran una devaluación inevitable.

Expectativas y política: la tormenta antes de las urnas

En los hechos, Bessent está perdiendo dinero y credibilidad. En apenas dos días, los dólares que compró a precios “baratos” se encarecieron 5%, una pérdida difícil de explicar ante la opinión pública estadounidense. Pero más allá de su figura, lo que preocupa en Buenos Aires es el mensaje que deja el mercado: ni la política local ni el apoyo externo logran contener la ansiedad cambiaria.

Los analistas financieros coinciden en un punto: la última semana antes de las elecciones se presenta como un terreno minado. Las consultoras recomiendan posiciones defensivas, evitar la exposición en pesos y buscar cobertura ante una potencial corrección del tipo de cambio. En términos más simples: el mercado apuesta a que, gane quien gane, el dólar seguirá subiendo.

Mientras tanto, el Gobierno busca sostener una narrativa de estabilidad: Milei se muestra confiado tras su reunión con Trump y asegura que la relación con Washington será clave para el “nuevo orden económico argentino”. Pero en la práctica, los dólares no entienden de gestos diplomáticos ni de discursos políticos.

Así, la semana electoral arranca con un escenario familiar para los argentinos: un dólar que marca el pulso de la política, inversores nerviosos y un clima de incertidumbre que combina ansiedad electoral con volatilidad cambiaria. Como siempre, el dólar no vota, pero decide.

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