
Grabois exige a Machado “contar todo” y el escándalo sacude al oficialismo
POLÍTICA Agencia de Noticias del Interior

- Fred Machado, empresario acusado de narcotráfico, será extraditado a Estados Unidos.
- Machado asegura haber financiado con US$200.000 la campaña de José Luis Espert en 2019.
- Juan Grabois lo instó públicamente a “contar todo” y “romper el silencio”.
- El empresario dice haber enviado un mensaje a Santiago Caputo: “Si esto explota, yo fundo todo”.
- Espert niega vínculos con Machado, pero el caso lo deja políticamente expuesto.
- La extradición y eventual testimonio de Machado podrían tener impacto en el oficialismo.
El caso del empresario Fred Machado, acusado de narcotráfico y próximo a ser extraditado a Estados Unidos, volvió a sacudir los cimientos de la política argentina. No solo por las acusaciones que pesan sobre él, sino por las derivaciones políticas que alcanzan a figuras del oficialismo libertario y a aliados cercanos al presidente Javier Milei. En el centro de la tormenta quedó José Luis Espert, quien habría recibido —según trascendidos judiciales— una suma de 200 mil dólares de parte de Machado para financiar su campaña de 2019.
La situación escaló en las últimas horas cuando Juan Grabois, líder de Fuerza Patria y una de las voces más activas del arco opositor, lanzó un mensaje directo al empresario detenido: “Es justo que hables, Machado. Es necesario y tal vez incluso repares un poco el daño que hicieron. No tengas miedo. Hacelo”, escribió en su cuenta de X.
El mensaje, con tono de exhortación moral y política, buscó convertir al escándalo en un llamado a la transparencia. “Si hablás se cae algo; se viene abajo la estructura político-criminal que integrabas y te soltó la mano”, continuó Grabois. En la misma publicación, aseguró que ningún poder externo ni interno podrá derribar a la Argentina: “Aunque la quieran de rodillas, Argentina siempre va a estar de pie”.
El intercambio virtual se produjo luego de que Machado filtrara declaraciones explosivas, citadas por la agencia NA. En ellas, afirmó haber enviado un mensaje a Santiago Caputo, el estratega de comunicación más influyente del Gobierno, y hombre de máxima confianza del presidente. “A Santiago Caputo le hago llegar un mensaje: ‘Yo no quiero ir a Estados Unidos. Si esto explota, yo fundo todo. Yo hablo y se cae el país mañana’. La respuesta fue: ‘Mensaje recibido’”, sostuvo el empresario.
Las palabras, lejos de pasar inadvertidas, generaron inquietud en las filas libertarias y renovaron las sospechas sobre las conexiones entre el financiamiento político y las estructuras delictivas internacionales. Machado, según su propio testimonio, se sintió “negado” por Espert, a quien habría apoyado económicamente en 2019. “Espert no tendría que haberme negado. ¿Por qué me negó?”, se preguntó, con tono de reproche. Y añadió: “Yo lo quise advertir. Le expliqué que irían por él, pero no me escuchó”.
La defensa del diputado liberal evitó hasta el momento hacer declaraciones públicas de peso, aunque allegados al legislador aseguran que “no existe ningún vínculo financiero ni personal con Machado más allá de un contacto circunstancial en el pasado”. No obstante, las versiones de un aporte irregular de campaña y las alusiones directas del propio empresario complican el panorama político.
En los pasillos del Congreso, varios referentes oficialistas buscaron desdramatizar la situación y acusaron a la oposición de “montar un show mediático” con el caso. Pero la figura de Santiago Caputo en las declaraciones de Machado encendió alarmas: su nombre no suele aparecer en público y su influencia en la estrategia del Gobierno es conocida pero cuidadosamente protegida.
En paralelo, fuentes judiciales confirmaron que la extradición de Machado a los Estados Unidos avanza a paso firme. Allí deberá responder por cargos vinculados al tráfico internacional de estupefacientes y lavado de dinero. Si bien el proceso podría extenderse por semanas, su eventual declaración ante la justicia norteamericana podría tener derivaciones políticas en Buenos Aires.
El mensaje de Grabois, más allá de su retórica, revela la dimensión simbólica del episodio. Para el dirigente social, el caso expone “una trama de poder y negocios” donde confluyen intereses políticos, económicos y criminales. En su entorno aseguran que el objetivo de su intervención fue “romper el pacto de silencio” que, según él, protege a ciertos actores del oficialismo.
Mientras tanto, el Gobierno mantiene un perfil bajo y se limita a seguir el expediente desde la Cancillería y el Ministerio de Seguridad. En el tablero político, el caso Machado promete seguir escalando: no solo por lo que ya se dijo, sino por lo que aún podría decirse si el empresario decide, como exige Grabois, “contarlo todo”.





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