El Gobierno prepara una reforma tributaria para eliminar impuestos y aliviar la carga fiscal

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • El Gobierno planea enviar en 2026 una reforma tributaria integral.
  • Se busca simplificar el sistema y dejar vigentes solo una decena de impuestos principales.
  • El “Impuesto al Cheque”, creado en 2001, sería uno de los primeros en eliminarse.
  • El 90% de la recaudación se concentra en seis tributos nacionales y provinciales.
  • Según el IARAF, una persona puede llegar a pagar hasta 46 impuestos distintos por año.
  • El objetivo es reducir la presión fiscal, mejorar la formalización y sostener el equilibrio fiscal.

El Gobierno trabaja en un ambicioso proyecto de reforma tributaria que promete cambiar de raíz el sistema impositivo argentino a partir de 2026. La meta, según adelantaron fuentes del Palacio de Hacienda, es simplificar el esquema actual —uno de los más complejos del mundo— y reducir la presión fiscal efectiva sobre ciudadanos y empresas. El objetivo final es que el país quede con una decena de impuestos significativos y eliminar los que aportan poco o generan costos administrativos excesivos.

En la lista de tributos que podrían desaparecer, el primero señalado es el Impuesto a los Débitos y Créditos Bancarios, conocido popularmente como “Impuesto al Cheque”. Este gravamen, creado de manera transitoria en 2001 durante la gestión de Domingo Cavallo, aplica una tasa del 0,6% a cada movimiento bancario. Dos décadas después, el tributo sigue vigente y es cuestionado por empresarios, economistas y pymes por su efecto distorsivo y su impacto sobre la bancarización.

Pese a su peso simbólico, el impuesto representa una porción acotada de la recaudación total. Según estimaciones de organismos oficiales y consultoras privadas, cerca del 90% de los ingresos fiscales consolidados del país proviene de seis grandes tributos: el IVA, Ganancias, retenciones a las exportaciones, aranceles aduaneros, el propio impuesto al cheque y los Ingresos Brutos que cobran las provincias. El desafío, admiten en el equipo económico, será reducir la cantidad de gravámenes sin afectar el equilibrio fiscal.

La reforma que se prepara busca un doble objetivo: simplificar el sistema y formalizar la economía. El Gobierno considera que, al bajar la presión impositiva y eliminar impuestos menores o superpuestos, más contribuyentes podrían salir de la informalidad, ampliando la base y mejorando la recaudación genuina.

Una maraña impositiva que ahoga al contribuyente

El Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF) elaboró un informe que ilustra con claridad el nivel de complejidad que enfrenta cualquier ciudadano promedio. En su “Vademécum Tributario de Personas Humanas 2025”, el organismo construyó tres perfiles de consumidores y contabilizó la cantidad de impuestos que cada uno paga a lo largo del año.

Una persona con ingresos formales, que consume alimentos, paga servicios y contrata internet, abona en total 21 tributos: 10 nacionales, 5 provinciales y 6 municipales. Si a ese perfil se le suman una vivienda y un vehículo, la cifra asciende a 36 impuestos. Y si además posee dos autos, realiza un vuelo laboral de cabotaje, un viaje al exterior y renueva anualmente su automóvil, el número trepa a 46 tributos distintos.

El criterio, explicó el IARAF, es el del “hecho imponible”: cada transacción, consumo o propiedad que da origen a un gravamen. Así, algo tan básico como la compra de alimentos está alcanzado, al menos, por cuatro tributos: el IVA y el Impuesto al Cheque (nacionales), los Ingresos Brutos (provinciales) y la Tasa de Inspección, Seguridad e Higiene (municipal).

La lista se multiplica con rapidez. Las bebidas alcohólicas, el consumo de energía o gas, la conexión a internet, los seguros, la compra de entradas a espectáculos o incluso el alumbrado público están gravados con diferentes tasas y fondos fiduciarios. Cada nivel del Estado —nacional, provincial y municipal— reclama su parte, generando una carga acumulada que muchas veces desincentiva la formalidad.

Un sistema en revisión

Desde el Ministerio de Economía aseguran que la reforma no busca “desfinanciar al Estado”, sino rediseñar un esquema más eficiente, progresivo y previsible. En el corto plazo, se trabaja en una primera etapa de diagnóstico y consolidación de datos para identificar los tributos que podrán ser eliminados sin comprometer la sustentabilidad fiscal.

La intención oficial es enviar el proyecto al Congreso durante el primer semestre de 2026, acompañado de un paquete de medidas de simplificación administrativa y digitalización tributaria. En los despachos de Hacienda sostienen que “menos impuestos no implica menos recaudación, sino menos distorsiones y más cumplimiento”.

La Argentina, con más de un centenar de gravámenes en distintos niveles de gobierno, enfrenta el desafío de modernizar su estructura fiscal para acompañar la recuperación económica y fomentar la inversión privada. Si el plan logra concretarse, la reforma podría significar el fin de una era marcada por la superposición de tributos y la eterna promesa de una “simplificación” que hasta ahora nunca llegó.

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