Las calles de Río de Janeiro quedaron desiertas tras las operaciones policiales que dejaron 64 muertos

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Un operativo conjunto de las policías Civil y Militar tuvo lugar este martes en los complejos de la Penha y del Alemão, en la Zona Norte de Río de Janeiro, lo que llevó a la ciudad a vivir una noche marcada por el silencio y las calles vacías.

La tensión comenzó a elevarse en la tarde del lunes, luego de que el municipio fuese declarado en "Estadio 2" del sistema de riesgo, debido a bloqueos de tráfico por parte de narcotraficantes en diversas regiones. El alcalde Eduardo Paes afirmó que, al amanecer del miércoles, la ciudad regresó a la “Etapa 1: normalidad”.

En los hospitales, familiares buscaban a sus seres queridos entre los cadáveres acumulados. Aunque no se tenía información clara sobre ellos, este caos se reflejó también en el transporte público: al menos 71 autobuses fueron utilizados como barricadas en distintos puntos de la ciudad.

Comerciantes informaron el cierre de numerosos establecimientos debido a amenazas de criminales. La situación dio lugar a un retorno caótico a casa para muchos residentes. La sensación de desolación se sintió en zonas tradicionalmente animadas, como la Praça Varnhagen en Tijuca, donde una mujer comparó el ambiente con el de las primeras semanas de la pandemia de Covid-19.

Bares y restaurantes permanecieron cerrados, y la actividad nocturna se redujo notablemente. En el Boulevard 28 de Setembro y el Largo Verdun, la falta de movimiento era evidente, mientras que la autoestrada Grajaú-Jacarepaguá, vital para la conexión entre regiones, estuvo cerrada durante la operación.

A las 3:30 de la madrugada, el Centro de Operações e Resiliência do Rio (Cor-Rio) anunció la reapertura de todas las vías, marcando el final de la tensión. Hacia las 6:00, el alcalde Paes oficializó el regreso a la normalidad tras 16 horas en estado de alarma.

A lo largo de este periodo, los narcotraficantes habían bloqueado carreteras en represalia por la operación policial, lo que obligó a las compañías de autobuses a retirar sus unidades y dejó a muchos residentes varados. Algunos recorrieron hasta cinco kilómetros para volver a casa, en lo que fue uno de los días más difíciles en años recientes para la ciudad.

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