
Caputo, Milei y el fantasma del comunismo: cuando el relato choca con la realidad económica
OPINIÓN


Por RICARDO ZIMERMAN
Luis Caputo sorprendió esta semana a un grupo de empresarios del sector asegurador con una advertencia que suena a eslogan de barricada: “En 2027 la opción es esto o el comunismo”. La frase, que podría parecer fruto del shock tras la paliza electoral bonaerense, en realidad es parte de un repertorio más amplio que el oficialismo viene ensayando desde hace tiempo. Javier Milei, antes que nadie, convirtió la palabra “comunista” en latiguillo cotidiano. Axel Kicillof —a quien el Presidente llama “enano soviético”— ha sido una y otra vez presentado como encarnación del mal absoluto. Y no hay que olvidar aquel hit libertario de campaña: “¡Comunismo o libertad!”.
Pero lo que en 2023 funcionaba como slogan eficaz para agitar multitudes hoy suena hueco, casi ridículo. Nadie mínimamente informado podría confundir al gobernador bonaerense con un comunista. Ni siquiera los sectores más radicalizados del peronismo abrazan un programa de socialización de los medios de producción. Por eso, lo importante no es la veracidad de la etiqueta, sino su efecto corrosivo. En un contexto económico frágil, decirles a los inversores que, si el gobierno falla, la alternativa es el comunismo, es un pésimo negocio. A los informados los deja perplejos: “¿El ministro de Economía realmente cree esto?”. A los menos informados los asusta: “Si Caputo está tan desesperado, quizás debamos huir antes de que llegue la cortina de hierro”. Ninguno sale tranquilo.
La declaración expone la confusión del oficialismo tras el golpe electoral. Milei prometió no retroceder “ni un milímetro”, vetó leyes sensibles como la universitaria y la pediátrica, y rearmó una mesa política con los mismos nombres que antes. La fachada de firmeza esconde improvisación. En paralelo, el Gobierno retrocedió en lo económico: Caputo bajó la tasa de interés, reconociendo implícitamente que el experimento ortodoxo ya no alcanza. La baja inflación del 1,9% —que sería una hazaña en cualquier otro momento— no rindió réditos electorales porque llegó de la mano de un derrumbe brutal del consumo: una caída de ventas minoristas cercana al 20% desde enero, según la CAME. En la Argentina, inflación baja sin plata en el bolsillo no es sinónimo de éxito.
La política económica oficial da vértigo. Caputo pasó de afirmar que la inflación era “siempre y en todo momento un fenómeno monetario” a sugerir conspiraciones preelectorales para justificar tasas altísimas. Ahora asegura que las tasas deben bajar porque las elecciones no importan tanto. En medio, reguló el tipo de cambio, liberó el cepo, lo reinstaló, celebró su salida y luego intervino otra vez. Desarmó las Leliq, alentó a comprar dólares y volvió a reponer pasivos remunerados. El viernes, tras el cierre del mercado, la CNV emitió una resolución incomprensible, la corrigió dos horas después y dejó a las sociedades de bolsa al borde del ataque de nervios. Si esto es el camino a la estabilidad, no sorprende que el dólar haya rozado el techo superior de la banda.
El riesgo es que la baja de tasas desate una corrida cambiaria en plena campaña. Hoy los grandes fondos aún ven negocio en quedarse en pesos hasta días antes de las elecciones. Pero, apenas huela a devaluación, ese capital migrará en masa al dólar. Falta “una eternidad” para el 26 de octubre, pero en economía las eternidades suelen durar un par de semanas.
Si se mira el panorama completo, el proyecto libertario luce herido: tensión financiera, aislamiento político, escándalos de corrupción y descrédito internacional. No es el primer gobierno en enfrentar este tipo de crisis, ni necesariamente el último. Los dos anteriores sobrevivieron a tormentas similares. Pero el relato según el cual “Argentina cambió para siempre en 2023” empieza a deshilacharse. La historia ofrece un antecedente incómodo para Milei: Cristina Kirchner perdió en 2009 y arrasó en 2011 gracias a una política expansiva audaz, como la Asignación Universal por Hijo.
El Gobierno tendrá que elegir: o replantea su estrategia, reconstruye puentes, incorpora figuras serias y busca una dosis de crecimiento con inflación algo más alta, o se atrinchera en el relato de la victimización heroica. Morir con las botas puestas puede sonar épico en los videos editados para las redes, pero para un país exhausto es una pésima noticia. Argentina necesita un presidente que gobierne, no un mártir fabricado para la épica libertaria. Y Caputo, que alguna vez supo calmar a los mercados, debería recordar que asustar a los inversores con fantasmas inexistentes nunca hizo crecer una economía.






Milei refuerza su sintonía con la ultraderecha europea, pero el revés en Buenos Aires lo obliga a ausentarse de Madrid




Mercados argentinos en caída libre tras el revés electoral bonaerense y nuevas dudas sobre Milei
:quality(85):max_bytes(102400)/https://assets.iprofesional.com/assets/jpg/2025/07/600666.jpg)
La CNV impuso restricciones a operaciones con cauciones y el mercado cambiario reaccionó con nerviosismo

La comisión investigadora del Caso $LIBRA enfrenta la negativa de Milei a responder y avanza con citaciones

Alperín: hay un 30% del electorado que exige sensatez y gobernabilidad más allá de la grieta



Macri prepara su regreso tras la derrota bonaerense de LLA y crece la presión para recomponer la alianza con Milei
