


Con aires renovados y centralidad recuperada, Juan Schiaretti disfruta el segundo tiempo de la campaña electoral hacia la Casa Rosada. Tras superar la convalecencia por la covid-19, el gobernador cordobés intenta volver a ocupar los primeros planos. Y lo hizo con punzantes dardos dialécticos contra Patricia Bullrich, quien lo “invitó” a bajar su candidatura. La acusó de decir "disparates" y culpó a su "fracaso" durante el gobierno de Mauricio Macri por "la vuelta del kirchnerismo". No contenta con pedirle que se baje, la candidata de Juntos por el Cambio intentó carroñar a Osvaldo Giordano, actual ministro de Finanzas de la Docta y hombre de la Fundación Mediterránea, que preside Carlos Melconian, vocero económico y cuasi jefe de campaña de Bullrich. La exministra lo elogió y Melconian dijo que Giordano trabajaría con él en un hipotético gabinete bullrichista, exponiendo los vínculos concretos entre ambos espacios. Antes, el ministro había estado en primera fila para la presentación del presidente de la Fundación. Rápido de reflejos, como si se hubiera tratado de una jugada meditada, Schiaretti enarboló, una vez más, el carácter “federal” de Hacemos Unidos por Nuestro País.
Lejos de los micrófonos y del auditorio amigablemente ambientado por las patronales agropecuarias, en Córdoba los movimientos de Bullrich tuvieron un rebote que sacudió el avispero político local.
Vuelan palos
Con los agitados turnos electorales locales cada vez más atrás, aunque no en el olvido, el cordobesismo de los socios fundadores (Schiaretti y José Manuel de la Sota) empieza a dar las hurras en materia de gestión. El próximo 10 de diciembre, Martín Llaryora dejará inaugurada una segunda época, la del Partido Cordobés.
La inminente llegada del actual intendente de la ciudad de Córdoba ofició para muchos dirigentes peronistas como una especie de “liberación” del férreo control partidario. Aunque minoritarias, las expresiones en contra del rumbo ideológico de Schiaretti se hacen sentir. Entienden que Giordano no se movió sin el “OK” del gobernador y candidato.
“Schiaretti se da cuenta que el peronismo no tolera más su coqueteo con Juntos por el Cambio… Que se vaya a Juntos por el Cambio si tanto le gusta y deje en libertad al peronismo de Córdoba”, lanzó la legisladora provincial Tania Kyshakevych tras el tanteo de Bullrich durante su visita a Río Cuarto. Representante del departamento Ischilín, a 120 kilómetros al norte de la ciudad capital, Kyshakevych integra un grupo de dirigentes enrolados en el delasotismo con vínculos deteriorados o nulos con el schiarettismo y que trabajan para la candidatura presidencial de Sergio Massa.
También con dureza se expresó el intendente de la localidad de Canals, Edgar David Bruno, en plena pampa gringa mediterránea. En sus redes, señaló que el peronismo cordobés, “aquel que fundó José Manuel (de la Sota)”, actualmente está distorsionado. Acto seguido, remarcó que en la inauguración de la estación reversal del gasoducto Presidente Néstor Kirchner de Tío Pujio no hubo ningún ministro de la gobernación, como sí ocurrió en la presentación de Carlos Melconian como economista estrella de Juntos por el Cambio, en referencia a Giordano.
Más escueta pero no por ello menos elocuente fue la titular del PAMI Córdoba, Olga Riutort: “Schiaretti es Bullrich”, adjuntando una foto del acto de la Fundación Mediterránea donde se observa, en primera fila al ministro de Finanzas cordobés junto a Bullrich y Melconian.
Sin ser afectado directamente, el gobernador electo Martín Llaryora tomó nota del “run-run” y podría descartar la presencia de Giordano en su futuro gabinete.
Radicales que cruzan de vereda
En esa gestación de “lo nuevo”, el actual intendente de la capital intenta hacer base política para su futura gestión, convocando a los más diversos sectores. UCR, PRO, vecinalistas más jefes comunales del interior.
Esa rapiña o seducción, de acuerdo al cristal con el que se lo observe, es la principal (gran) preocupación de la rama cordobesa del centenario partido. De hecho, el affaire Giordano no tuvo demasiada amplificación.
Marcos Carasso, presidente de la UCR local y actual diputado nacional, señaló que “me sorprendió”. “Lo tomo como que fue invitado a escuchar a Melconian. No hicimos otra evaluación que esa”, sostuvo en declaraciones a Radio Nacional Córdoba. “Estamos en campaña y todo suma. Son momentos en los que hay que mirar el bosque”, indicó el ex candidato a vicegobernador y uno de los apoyos territoriales de Bullrich dentro del radicalismo.
Lejos de esa aura zen, Carasso fue tajante para con los propios que decidan saltar el charco a Hacemos Unidos por Córdoba. La referencia es para con la vicegobernadora electa, Myrian Prunotto, quien podría ser expulsada del partido por acompañar a Llaryora.
La “respuesta” fue el acto de apoyo de más de 50 intendentes radicales y vecinalistas del interior cordobés a la candidatura presidencial de Schiaretti.
A lo hecho, pecho.






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