Hacemos sella un poroteo favorable en la Legislatura con alianzas a fuego lento

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La previa a la presentación del Presupuesto 2026 del Gobierno de Córdoba está marcada tanto por el tiempo de reflexión posterior a las elecciones del 26 de octubre como por el diseño de la estrategia que Hacemos Unidos por Córdoba desplegará para evitarle sobresaltos al gobernador Martín Llaryora. El proyecto busca presentarse como la primera gran señal de confianza en el rumbo de la gestión provincial tras el golpe electoral de Provincias Unidas en las Legislativas, un proceso que dejó esquirlas y reacomodamientos que, en algunos casos, terminan favoreciendo al armado cordobesista. “El apoyo será más que importante”, aseguran en el Panal ante números previos que amenazaban con dejarlos al borde de perder el quórum y la mayoría.

El poroteo entró en su fase más activa con movimientos como el del miércoles pasado, cuando Llaryora oficializó la incorporación de Federico Alessandri al bloque de Hacemos, horas después de que el exintendente de Embalse solicitara a la presidenta de la Legislatura, Myriam Prunotto, el pase formal. Un voto más para el oficialismo y, de paso, una respuesta directa a la línea de “unidad peronista” que Natalia de la Sota había puesto en duda durante la campaña. La jugada también alteró el equilibrio interno: Bernardo Knipscheer, esposo y operador político de la diputada, podría poner en suspenso su apoyo a los proyectos clave que el gobernador impulsará en los próximos días.

En la contabilidad fina del bloque, el oficialismo asegura contar con 34 votos propios, incluyendo al recientemente incorporado Alessandri y hasta al propio Knipscheer, pese a las tensiones con De la Sota. La movida del gobernador frustró, además, la posibilidad de que Defendamos Córdoba se uniera en bloque con Alesandri. Para alcanzar la mayoría, Hacemos también confía en el respaldo de Karina Bruno (Bloque Cordobés), producto del entendimiento con Darío Capitani.

A ese cálculo se suman los apoyos del libertario Agustín Spaccesi y las eventuales coincidencias con sectores del PRO. Aunque la conducta del legislador Oscar Tamis ha sido oscilante, el oficialismo apuesta a su acompañamiento en la votación, e incluso espera el regreso de Oscar Agost Carreño después del 10 de diciembre, a quien Llaryora prefiere dentro del recinto antes que en un eventual rol en el Ejecutivo.

Con esa ingeniería política, el oficialismo proyecta alcanzar los 37 votos y garantizar la aprobación del Presupuesto, más allá de la estrategia que despliegue la oposición. Aun así, los armadores del Panal no pierden de vista la inestabilidad del tablero: cualquier movimiento de último momento puede obligar a recalcular. Para Llaryora, blindar los votos es prioridad. No sólo para el Presupuesto, sino también para asegurar la gobernabilidad hasta 2027 y sostener las reformas que marcarán su primer mandato.

En ese panorama a futuro con algunas dudas, el Panal dialoga con referentes no peronistas en el interior para reactivar los puentes que se tejieron durante Provincias Unidas. No se descarta que algún voto radical engrose las cuentas, con casos puntuales que alimentan esa expectativa. Los peronistas aseguran que el respaldo radical llegará, pero “a su debido tiempo”, como si Llaryora lo cocinara a fuego lento.

En respuesta, los bloques opositores intentan retener a los propios y aumentar el costo político de quienes decidan acompañar al oficialismo en temas sensibles, como el retorno del 82% móvil, que volvió al debate en las últimas semanas. El costo de la “vergüenza política” que tanto se vio a nivel nacional con temas como jubilaciones, salud y discapacidad.

En paralelo, el oficialismo ajusta su tablero interno. La salida de Miguel Siciliano hacia el Congreso obliga a redefinir el liderazgo del bloque y a revisar el equilibrio de poder en la Unicameral. El perfil que elija Llaryora será clave para mantener cohesión y enfrentar los desafíos electorales que se avecinan. Abraham Galo y Leonardo Limia aparecen entre las opciones con más respaldo, mientras que un sector promueve a Nadia Fernández como figura de renovación.

También gana terreno la posibilidad de que el riocuartense Juan Manuel Llamosas regrese a su banca para aportar volumen político y ocupar un rol de peso, ya sea en la conducción del bloque o en la presidencia provisoria. Por ahora, los llaryoristas más cercanos al esquema actual prefieren no mover demasiado las piezas. Facundo Torres conserva apoyo para seguir al frente de la presidencia provisoria, mientras el oficialismo intenta preservar la calma interna que acompaña a su poroteo favorable. En este nuevo mapa político, cada voto cuenta, pero también cada gesto de orden interno.

CON INFORMACION DE DIARIOALFIL.

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