
Villarruel, entre la lealtad y la ambición: el nuevo foco de tensión en La Libertad Avanza
POLÍTICA Agencia de Noticias del Interior

- Villarruel reaccionó en redes a mensajes que la impulsan como candidata presidencial para 2027.
- Sus respuestas generaron especulaciones sobre una eventual ruptura con Javier y Karina Milei.
- La vicepresidenta negó traiciones y defendió su gestión con un tono desafiante.
- El distanciamiento político se profundizó tras su exclusión de áreas clave del gabinete.
- Dentro de LLA, crecen las sospechas de que busca consolidar una base propia de apoyo.
- Las señales cruzadas en redes confirman que la interna libertaria ya no se disimula.
La vicepresidenta Victoria Villarruel volvió a quedar en el centro de la escena política, esta vez por su actividad en redes sociales. Una serie de interacciones en Instagram —en las que reaccionó con “me gusta” a mensajes que la alientan a competir por la Presidencia en 2027— desató especulaciones sobre un eventual proyecto propio y reavivó las tensiones dentro de La Libertad Avanza (LLA). Los gestos llegaron en un momento especialmente sensible, cuando su relación con Javier y Karina Milei atraviesa su punto más frío desde el inicio del Gobierno.
El episodio comenzó con una publicación sobre una reunión con Shea Bradley-Farrell, titular del Instituto Counterpoint de Estados Unidos. Pero lo que parecía una actividad diplomática rutinaria tomó otro cariz cuando la vicepresidenta interactuó con mensajes como “Fuerza Victoria, orgullo de mujer, futura presidente 2027” o “Maravillosa, Victoria Villarruel 2027”. En un clima de interna creciente, esas reacciones fueron leídas como una señal política más que como un simple gesto de simpatía hacia sus seguidores.
La titular del Senado no se limitó a los “likes”. También respondió con ironía y tono desafiante a quienes la criticaron por su participación en actos con dirigentes de otras fuerzas. A un usuario que le reprochó haber posado junto a Gildo Insfrán, replicó: “El chiste se cuenta solo cuando vemos las listas llenas de peronistas”. Y cuando otro le sugirió dedicarse a otra actividad, contestó: “Porque en esta soy muy buena. Y decente, una condición en extinción”.
Sin embargo, el momento más comentado llegó cuando respondió a mensajes que apuntaban directamente contra el presidente Milei. Ante uno que decía “El presi nos falló a todos”, la vicepresidenta reaccionó con un corazón. En otro intercambio, defendió su gestión personal: “No robo, laburo mucho y con responsabilidad, y no he realizado traición alguna. El resto son chismes de panadería”.
El contraste entre este tono desafiante y el perfil discreto que Villarruel mantuvo desde su asunción no pasó inadvertido. La vicepresidenta había optado hasta ahora por una estrategia de bajo perfil, sobre todo después de quedar marginada de las áreas de Seguridad y Defensa, que Javier Milei asignó a Patricia Bullrich y Luis Petri pese a haber prometido en campaña que ella las conduciría. Esa exclusión marcó un punto de inflexión en la relación entre ambos.
En el entorno libertario no descartan que Villarruel busque fortalecer su figura pública y construir una base política propia. En los últimos meses, su agenda institucional se combinó con gestos hacia sectores del electorado más conservador, sobre todo del interior del país, donde su discurso en materia de seguridad y defensa nacional encuentra mayor eco. “Hubiese querido que fueras la próxima presidenta de los argentinos, lástima que estás en una cueva de lobos”, le escribió un seguidor. Ella respondió con un corazón, un gesto interpretado como una reafirmación de distancia respecto de la cúpula oficialista.
El distanciamiento entre Villarruel y los hermanos Milei quedó nuevamente en evidencia esta semana, cuando el Presidente y su hermana Karina —secretaria general de la Presidencia y principal figura del armado político libertario— recibieron en la Casa Rosada a legisladores del bloque oficialista sin incluirla en la convocatoria. No fue un hecho aislado. En mayo, durante el Tedeum, Milei evitó saludarla en público, en un gesto que consolidó la percepción de ruptura política y personal entre ambos.
Hoy, la vicepresidenta se mueve en un equilibrio complejo: busca mantener su rol institucional sin romper con el Gobierno, pero al mismo tiempo construye un perfil propio que incomoda al círculo más cercano al Presidente. Su estrategia de comunicación directa con los seguidores —una marca registrada de la era digital— le permite sostener presencia sin recurrir a declaraciones públicas o apariciones mediáticas. Sin embargo, en la dinámica interna de La Libertad Avanza, cada “me gusta” puede tener peso político.
En los pasillos del Congreso, algunos libertarios intentan relativizar el episodio. Otros, en cambio, lo leen como una señal de que el vínculo entre Villarruel y Milei ya no tiene retorno. En cualquier caso, su figura crece como un factor de poder propio dentro del oficialismo y, al mismo tiempo, como una incógnita hacia 2027.





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