Tras la victoria oficialista, el mercado apuesta a la estabilidad y deja de mirar solo al dólar

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • La victoria oficialista generó un cambio de clima financiero: suba de activos, baja del riesgo país y dólar estable.
  • Analistas prevén una etapa de estabilidad cambiaria con oportunidades en bonos y acciones locales.
  • Max Capital estima que el dólar libre se moverá entre $1.350 y $1.400, sostenido por ingreso de divisas y confianza del mercado.
  • Delphos destaca un rally de bonos y señala margen de recuperación, sobre todo en los títulos bajo ley local.
  • El sector bancario aparece como el gran beneficiado del nuevo ciclo, con mejores márgenes y expansión crediticia.
  • El foco pasa de cubrirse frente al dólar a diversificar cartera: bonos largos, instrumentos en pesos y acciones financieras.

La contundente victoria del oficialismo en las elecciones legislativas modificó el clima financiero en la Argentina. Luego de meses de cautela y estrategias defensivas, los activos locales comenzaron a subir, el riesgo país cayó de forma notoria y el dólar dejó de ser el único termómetro del humor económico. Para los analistas, se abre una etapa en la que la estabilidad cambiaria puede convivir con rendimientos atractivos, siempre que el Gobierno mantenga el rumbo fiscal y logre asegurar el respaldo de los organismos internacionales.

Los operadores coinciden en que el mercado transita una fase de “normalización”: los inversores, antes centrados en cubrirse de posibles saltos del tipo de cambio, empiezan ahora a buscar oportunidades de retorno en bonos, acciones y tasas en pesos. La nueva dinámica cambia la pregunta central: ya no es “¿cuánto va a subir el dólar?”, sino “¿dónde conviene posicionarse si se consolida la estabilidad?”.

Desde Max Capital explicaron que el flujo de señales positivas tras los comicios alimenta un nuevo ciclo alcista de activos locales, impulsado por la apreciación del peso y una mayor confianza en la política económica. Según sus estimaciones, el tipo de cambio libre podría moverse dentro de un rango acotado —entre 1.350 y 1.400 pesos—, sostenido por la entrada de divisas corporativas y una menor demanda de cobertura dolarizada.

La estrategia oficial de acumular reservas bajo los lineamientos del Fondo Monetario Internacional y mantener una expansión monetaria controlada también refuerza el escenario de estabilidad. En este contexto, la compresión de spreads —la reducción de la brecha de rendimientos entre bonos— es clave: al disminuir la percepción de riesgo, los títulos locales tienden a subir de precio y el riesgo país desciende.

El consultor financiero Delphos Investment coincidió en que los activos argentinos atraviesan un rally sostenido desde el resultado electoral, con tres ruedas consecutivas de subas y una baja significativa del riesgo país. Sin embargo, advierte que todavía hay margen para mejorar: los bonos argentinos siguen rindiendo por encima de países con mayor riesgo histórico, como Angola o Pakistán. Esto, explican, abre espacio para una convergencia que podría continuar si se consolida la estabilidad política.

Delphos señaló que los bonos bajo ley local (Bonares) ofrecen un mayor potencial de recuperación que los emitidos bajo ley extranjera (Globales), ya que la brecha entre ambos sigue siendo alta. En particular, los analistas ven oportunidades en los tramos largos de la curva, como el AE38, que podría rendir entre un 5% y un 14% adicional en un escenario de normalización.

Ambas consultoras coinciden en que el nuevo ciclo ofrece oportunidades sin depender de un salto cambiario. Max Capital recomienda una estrategia combinada: bonos soberanos en dólares (como los Argentina 2041) para aprovechar la compresión de spreads; bonos en pesos como los Bonte 2030 o Boncap 2027, con tasas superiores al 28%; y acciones bancarias, que podrían beneficiarse de un crédito más activo y un menor nivel de encajes.

El sector financiero, de hecho, se perfila como el gran ganador de esta nueva etapa. Con un Banco Central más flexible y una economía que comienza a mostrar señales de reactivación, los bancos podrían ampliar su intermediación y mejorar márgenes, lo que se traduciría en una valorización de sus acciones. Según los analistas, no hace falta una devaluación para que suba la bolsa: basta con una baja del riesgo país y una menor percepción de inestabilidad.

Delphos complementa esta visión: si el riesgo argentino continúa reduciéndose y los capitales externos regresan, las acciones financieras serían las primeras en reflejarlo. En otras palabras, un dólar estable con menor riesgo y mayores flujos de inversión configura un entorno favorable para el mercado bursátil local.

De cara al cierre del año, Max Capital prevé un dólar estable en el rango de 1.350 a 1.400 pesos y sin sobresaltos a la vista. Delphos, en tanto, apunta a la convergencia con otros emergentes como el verdadero motor del mercado. Ambos coinciden en que el foco debe estar en la estrategia de cartera: diversificar entre bonos largos, instrumentos en pesos de alto rendimiento y una porción en acciones bancarias.

En síntesis, tras el triunfo electoral del oficialismo, el mercado argentino parece girar la página de la incertidumbre. El dólar deja de ser la única brújula y las oportunidades comienzan a medirse en función del riesgo, la tasa y la estabilidad. Si el Gobierno mantiene el equilibrio macroeconómico, el país podría entrar en una etapa de valorización sostenida de sus activos, con rendimientos reales positivos sin necesidad de un nuevo salto cambiario.

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