Reservas en la mira: el nuevo desafío económico tras el triunfo de Milei

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • El debate sobre la acumulación de reservas regresa tras el triunfo electoral de Milei.
  • El Banco Central analiza retomar la compra de dólares si mejora la actividad.
  • El FMI insiste en que Argentina debe sumar reservas genuinas.
  • En el mercado, Moody’s advierte que es clave para mejorar la calificación del país.
  • La eliminación temporal de retenciones generó un faltante de u$s4.500 millones.
  • El Gobierno enfrenta el dilema entre sostener la ortodoxia o asegurar estabilidad cambiaria.

Superada la instancia electoral, el Gobierno de Javier Milei enfrenta un retorno inevitable al terreno más complejo de su gestión: el frente cambiario. El debate sobre las reservas internacionales del Banco Central (BCRA) vuelve al centro de la escena, y en el mercado crecen las dudas sobre la decisión oficial de mantener la política de “no comprar dólares”, una de las banderas más controversiales del presidente.

El reciente éxito en las elecciones de medio término le otorga al oficialismo un margen político inédito desde su llegada al poder. Sin embargo, el respaldo de las urnas no alcanza para disipar los desafíos estructurales que enfrenta la economía argentina. Los mismos que, meses atrás, obligaron al Gobierno a recurrir al Fondo Monetario Internacional (FMI) y a la asistencia del Tesoro de los Estados Unidos para sostener el esquema financiero y contener la presión cambiaria.

Un plan en revisión

El ministro de Economía, Luis Caputo, sostiene que tras el alivio electoral disminuirá la demanda de cobertura y, con ello, el riesgo país. Su hipótesis es que una menor tensión en los mercados permitirá estabilizar el frente externo sin necesidad de una intervención fuerte del Banco Central. Pero esa visión choca con la del propio Fondo, que insiste en que tanto el Tesoro como el BCRA deben volver a comprar reservas genuinas, si el objetivo es construir una economía sostenible.

El punto se ha convertido en una cuestión sensible para los inversores. Jaime Reusche, vicepresidente de la calificadora Moody’s, fue contundente: “La acumulación de reservas siempre ha sido la pata renga de la Argentina”. Según el analista, solo un avance en ese frente podría garantizar una mejora en la calificación de la deuda soberana.

Señales desde el Banco Central

En los últimos días, Vladimir Werning, vicepresidente del BCRA, deslizó ante inversores que el organismo tiene en carpeta un plan de acumulación de reservas. Según dijo, si la actividad económica repunta, la autoridad monetaria podría volver a comprar dólares sin necesidad de esterilizar los pesos que se emitan, dado que habría un crecimiento natural en la demanda de dinero.

El comentario reavivó un debate interno que nunca terminó de cerrarse. Desde el inicio del gobierno libertario, Milei se ha mostrado reacio a la idea de fortalecer las reservas mediante compras en el mercado, convencido de que ese mecanismo distorsiona el tipo de cambio y atenta contra su objetivo de disciplinar la política monetaria. En la práctica, esa postura ha generado tensiones dentro del gabinete económico.

El economista Ramiro Castiñeira, cercano al presidente, incluso redobló la apuesta en declaraciones recientes. Aseguró que el BCRA no debería acumular reservas “porque, si el peronismo vuelve al poder, siempre las usa para financiar el gasto”. La frase expuso con crudeza el dilema que atraviesa el equipo económico: cómo preservar estabilidad sin traicionar la ortodoxia ideológica que le dio identidad al proyecto libertario.

El agujero que deja el dólar soja

Mientras tanto, el frente externo se debilita por otra vía: la menor oferta de divisas del sector agroexportador. La eliminación temporal de retenciones, que sirvió como incentivo antes de las elecciones, generó un adelanto en la liquidación de dólares por unos 6.000 millones. Pero ese flujo adelantado implicará un vacío en los próximos meses.

El consultor Javier Preciado Patiño advirtió que entre octubre de este año y marzo de 2026 ingresarán entre 5.250 y 7.450 millones de dólares por exportaciones de granos y subproductos, frente a los más de 10.700 millones del mismo período anterior. En términos simples, el mercado cambiario enfrentará un agujero de unos 4.500 millones de dólares que el Gobierno deberá cubrir sin comprometer su estrategia antiintervencionista.

Entre la ortodoxia y la necesidad

El dilema de Milei se resume en una tensión entre principios y pragmatismo. Si el Banco Central decide intervenir y recomprar reservas, podría darle sustento a la estabilidad macroeconómica, pero correría el riesgo de provocar un salto en el tipo de cambio. Si, en cambio, se mantiene fiel a su doctrina y deja que el mercado funcione sin anclas, podría enfrentar un nuevo ciclo de volatilidad.

En cualquier caso, el horizonte económico dependerá menos de los discursos y más de la capacidad del Gobierno para generar confianza. El margen político ganado en las urnas ofrece una oportunidad, pero el tiempo para mostrar resultados concretos se acorta. Las reservas, una vez más, se convierten en el termómetro que medirá hasta dónde llega la consistencia del experimento libertario.

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