Calma precaria en el mercado cambiario: reservas en retroceso y demanda sostenida

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
604391
  • La eliminación temporal de retenciones generó entusiasmo en el agro, pero el efecto sobre las reservas fue limitado.
  • Entre el 23 de septiembre y el 1° de octubre, el Tesoro absorbió solo una fracción de los USD 6.100 millones liquidados por el sector.
  • Los precios internos de la soja se acercaron a los valores internacionales, aunque el impacto real sobre productores fue moderado.
  • La demanda de divisas se mantiene elevada, ampliando la brecha cambiaria y presionando al Banco Central.
  • La concentración de liquidaciones y la oferta limitada de dólares anticipan un déficit potencial de USD 8.500 millones hacia las elecciones.
  • Las medidas de control implementadas solo contienen temporalmente la presión, sin resolver la demanda estructural ni garantizar estabilidad a largo plazo.

La reciente eliminación temporal de las retenciones a las exportaciones agropecuarias generó expectativas de una mejora en las reservas y una mayor estabilidad del tipo de cambio, pero los resultados finales dejaron en evidencia las limitaciones estructurales del esquema económico vigente. A pesar del entusiasmo inicial del sector agropecuario y de la recepción favorable de los mercados, el impacto práctico de la medida fue acotado y, en pocos días, el Tesoro volvió a vender dólares, mostrando la fragilidad del equilibrio alcanzado.

El contexto parecía propicio. El tipo de cambio se había estabilizado tras semanas de volatilidad, y señales de apoyo financiero internacional habían mejorado la confianza de los inversores. La medida de eliminar temporalmente los derechos de exportación se interpretó como un incentivo directo para acelerar las liquidaciones del agro, sector clave en el ingreso de divisas al país. Sin embargo, entre el 23 de septiembre y el 1° de octubre, las liquidaciones del sector sumaron cerca de USD 6.100 millones, de los cuales solo USD 1.157 millones quedaron efectivamente en los depósitos del Tesoro, debido a pagos externos y a la imposibilidad de absorber todo el flujo. En consecuencia, la estrategia de acumulación de reservas se agotó rápidamente.

Desde Invecq destacaron que la eliminación temporal de retenciones generó entusiasmo, pero tuvo efecto limitado. La medida duró apenas tres días, lo que llevó a que muchas empresas anticiparan ventas de granos que aún no poseían, reduciendo el impacto real sobre los productores. Aun así, se observó un incremento significativo en los precios internos de la soja, que pasó de $439.800 el 19 de septiembre a $493.000 el 23, acortando la brecha con los valores internacionales de Chicago del 21% al 2%. Tras la reinstauración de las retenciones, los precios retrocedieron parcialmente, manteniéndose solo un 5% por debajo de la referencia internacional.

El problema de fondo, según GMA Capital, fue un diagnóstico excesivamente optimista por parte del Gobierno sobre el comportamiento del mercado. Gran parte de los pesos obtenidos por el agro no retornaron al circuito productivo, sino que buscaron cobertura en los mercados financieros. La consecuencia fue inmediata: la demanda de divisas se mantuvo elevada, amplió la brecha cambiaria y reactivó operaciones de arbitraje entre el tipo de cambio oficial y el financiero, obligando al Banco Central a intervenir nuevamente.

Otro factor que contribuye a la fragilidad es la concentración de liquidaciones. Parte del ingreso extraordinario de divisas que normalmente se registra en el último trimestre se adelantó por la eliminación temporal de retenciones. La consultora Invecq proyecta un déficit potencial de USD 8.500 millones hacia las elecciones, pese a que el Banco Central contaba con un "colchón" de reservas líquidas de USD 18.500 millones al 23 de septiembre y el Tesoro con USD 1.784 millones al 1° de octubre. La combinación de oferta limitada y demanda sostenida deja un margen de maniobra estrecho para sostener la estabilidad del tipo de cambio.

Para contener la presión, el Gobierno implementó controles adicionales, como restricciones cruzadas sobre personas físicas y límites a las billeteras virtuales, pero los analistas advierten que estas medidas no resuelven la demanda estructural de cobertura cambiaria. En el mejor de los casos, logran contener temporalmente el flujo de divisas sin atacar las causas de fondo.

El desafío rumbo a las elecciones del 26 de octubre es complejo. Las próximas semanas definirán si la calma actual se mantiene o si se produce un nuevo episodio de tensión cambiaria. La administración económica deberá decidir entre endurecer los controles o esperar que se materialice el respaldo financiero externo. Cualquier shock político o financiero podría desatar una nueva ola de volatilidad y afectar no solo el tipo de cambio, sino también la credibilidad del esquema monetario.

En definitiva, el panorama cambiario muestra un equilibrio frágil: flujos de dólares que se debilitan, demanda sostenida y reservas que retroceden. La estabilidad alcanzada es precaria, y la capacidad de maniobra del equipo económico se encuentra al límite en un contexto de alta incertidumbre.

Últimas noticias
Te puede interesar
Lo más visto