Tras el fin de las retenciones cero, el dólar oficial vuelve a sentir la presión y el Gobierno intensifica intervenciones

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • Tras el cierre de las retenciones cero, disminuye la oferta de dólares y aumenta la presión de la demanda privada.
  • El Tesoro acumuló más de 2.100 millones de dólares en compras netas durante la vigencia del beneficio agroexportador.
  • La brecha cambiaria elevada incentiva la retención de divisas y presiona al alza el dólar oficial.
  • El Gobierno interviene con depósitos del Tesoro, operaciones del Banco Central y futuros para sostener la banda cambiaria.
  • Se estudian restricciones adicionales a la compra de dólares, con costos reputacionales y económicos significativos.
  • La flotación libre post elecciones aparece como alternativa más coherente para estabilizar el mercado a mediano plazo.

La tensión en el mercado cambiario argentino se intensificó tras el cierre de la ventana de retenciones nulas, una medida que había generado un flujo extraordinario de divisas desde el sector agroexportador y que permitió mantener un respiro temporal en el tipo de cambio. Con el vencimiento de este beneficio, el escenario se complica: disminuye la oferta de dólares mientras la demanda privada, impulsada por importadores, empresas y particulares, vuelve a marcar el ritmo del mercado.

El saldo del régimen de retenciones cero dejó más de 2.100 millones de dólares en compras netas para el Tesoro, un alivio significativo que permitió contener la divisa dentro de la banda establecida sin recurrir a ventas masivas de reservas. Sin embargo, este ingreso extraordinario tenía fecha de vencimiento y, desde su finalización, confluyen dos factores que presionan al alza el dólar: la ausencia de la oferta del agro y la liquidación de salarios en pesos, que aumenta la demanda minorista de divisas.

La brecha cambiaria alcanza niveles máximos desde la instauración del esquema vigente, erosionando los incentivos de los privados para vender dólares en el mercado oficial y alimentando expectativas de que la cotización se acerque al techo de la banda. Los agentes, observando que el contado con liquidación opera por encima del límite, optan por retener o demandar divisas en lugar de desprenderse de ellas.

Desde Portfolio Personal Inversiones (PPI) destacaron que el último día para liquidar bajo el beneficio de retenciones cero fue el martes pasado, marcando el fin del flujo extraordinario de divisas que hasta entonces había contenido la presión sobre el tipo de cambio. Según los especialistas, la combinación de finalización de la medida y la próxima fecha de pago de salarios reforzará la presión sobre la demanda minorista, acelerando la tendencia del dólar oficial hacia el techo de la banda.

Para contener esta dinámica, el Gobierno mantiene una estrategia de intervenciones directas. Max Capital explicó que el Tesoro utiliza alrededor de 2.500 millones de dólares de sus propios depósitos para abastecer al mercado, mientras el Banco Central actúa en el techo de la banda —ubicado en 1.481,8 pesos— complementando con operaciones en futuros que alcanzaron posiciones cortas de al menos 7.000 millones de dólares. La intención oficial es sostener la estabilidad hasta las elecciones, confiando en que la dolarización precautoria se reduzca posteriormente.

Sin embargo, Max Capital advirtió que la velocidad de circulación del dinero y la demanda de divisas se ajustan rápidamente en contextos de incertidumbre, lo que podría hacer insuficiente la estrategia de intervenciones, que exigiría tasas de interés superiores al 100% para mantenerse efectiva en las semanas previas a los comicios.

Como segunda opción, se estudian restricciones adicionales, como limitar la compra de dólares por individuos y bloquear operaciones con billeteras virtuales. Aunque estas medidas podrían reducir la presión minorista, su costo reputacional es alto: aumentaría la brecha cambiaria, erosionaría la confianza política y generaría expectativas de nuevas restricciones, afectando la actividad económica y social.

Para algunos analistas, la alternativa más coherente sería permitir una flotación libre del peso tras las elecciones, apoyada en asistencia externa de organismos internacionales o Estados Unidos, evitando así un salto desordenado del tipo de cambio. Aunque implicaría un repunte inflacionario, se considera un impacto moderado en comparación con los riesgos de intervenciones sostenidas o nuevas restricciones.

En este contexto, el dilema cambiario argentino es evidente: mantener artificialmente la calma mediante intervenciones costosas o profundizar las restricciones para contener la presión sobre la divisa, postergando la corrección para la etapa política posterior a los comicios. La decisión que adopte el Gobierno será determinante para la estabilidad financiera y el clima electoral en las semanas que quedan antes del 26 de octubre.

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