Estabilidad cambiaria: el dólar encuentra un respiro entre tasas altas, intervención oficial y nueva baja de retenciones

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • Estabilidad cambiaria reciente por el carry trade y la intervención del BCRA en futuros.
  • El dólar se mantiene en torno a $1.200–$1.300, aunque podría subir hasta $1.350 por efecto electoral.
  • Milei redujo retenciones al agro para incentivar la liquidación de divisas.
  • Las exportaciones cayeron en julio, generando dudas sobre el ingreso de dólares.
  • Hay riesgo de que los dólares liquidados vayan luego al mercado financiero, manteniendo presión sobre el tipo de cambio.
  • Analistas destacan el rol de las altas tasas y la necesidad de incentivos en pesos.
  • Se proyecta un dólar dentro de la banda de flotación ($970–$1.440), con posible sesgo alcista en época electoral.
  • El Gobierno deberá cuidar la confianza y estabilidad, especialmente para evitar que la suba del dólar se traslade a precios.

Luego de semanas de tensión en el frente cambiario, el dólar parece haber encontrado una tregua. Impulsado por un renovado apetito por el “carry trade” —la estrategia de invertir en instrumentos en pesos con tasas muy elevadas— y respaldado por fuertes intervenciones del Banco Central en el mercado de futuros, el tipo de cambio se estabilizó en torno a los $1.200-$1.300, según coinciden analistas del sector financiero.

Esta calma relativa se produce tras una etapa de marcada volatilidad, con un dólar que había tocado techos preocupantes. Ahora, los operadores del mercado proyectan que en el corto plazo la divisa oscilará entre los $1.200 y $1.350, aunque sin descartar nuevas tensiones en la previa de las elecciones legislativas.

A este escenario se suma una medida clave anunciada por el presidente Javier Milei: una reducción permanente en las retenciones a las exportaciones del agro. La soja, por ejemplo, pasará del 33% al 26%, mientras que la carne, el maíz, el sorgo y el girasol también verán recortes en sus alícuotas. El Gobierno apuesta a que esta flexibilización incentive una mayor liquidación de divisas por parte del campo, que atraviesa un período estacional de baja oferta.

No obstante, los datos de julio no resultan alentadores. Las Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior (DJVE) cayeron a sus niveles más bajos desde 2011, tras un anticipo masivo de ventas en junio ante la finalización de beneficios previos. Esto genera dudas sobre cuántos dólares frescos podrían ingresar en el corto plazo.

Desde Facimex Valores advierten que, si bien el sector agroexportador se muestra entusiasmado, el impacto positivo de las medidas dependerá de que no haya una “fuga” inmediata hacia el dólar financiero. Al no haber restricciones cruzadas, muchas empresas liquidan sus divisas en el mercado oficial y luego compran dólares en la Bolsa, lo que mantiene las presiones sobre el tipo de cambio.

“Para que la oferta neta de dólares aumente, sería clave que los incentivos a exportar vengan acompañados de estímulos para mantener inversiones en pesos”, señaló Adrián Yarde Buller, jefe de research de Facimex.

A su vez, analistas como Pablo Lazzati (Insider Finance) y Martín Genero (Clave Bursátil) coinciden en que la estabilidad se sostiene, en parte, gracias a la política de tasas altas y al accionar del BCRA en el mercado de futuros. De todos modos, aclaran que el régimen de bandas de flotación vigente permite márgenes amplios: el piso está por debajo de $970 y el techo supera los $1.440.

Otros especialistas, como Auxtin Maquieyra de Sailing Inversiones, proyectan que el dólar podría moverse en un rango más acotado de $1.250 a $1.350, especialmente durante la temporada electoral, cuando suele crecer la demanda de cobertura en moneda dura.

Desde Portfolio Personal Inversiones remarcan que el Gobierno podría recurrir a mecanismos indirectos para atraer dólares por cuenta capital, ante la limitada oferta de la cuenta comercial. “La clave será contener la volatilidad sin que el tipo de cambio suba todos los días, lo que sí se trasladaría a precios”, advierten.

En síntesis, el mercado cambiario atraviesa una etapa de relativa estabilidad, pero los próximos movimientos dependerán tanto del humor de los inversores como de las señales que dé el Gobierno: desde el éxito del recorte de retenciones hasta su capacidad para reforzar la confianza en instrumentos en pesos y evitar presiones sobre los dólares paralelos.

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