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“Viendo a la vicepresidenta, las críticas que Llaryora le hace a Milei parecen caricias”

POLÍTICA 23/03/2024 Agencia de Noticias del Interior Agencia de Noticias del Interior
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“Viendo a la vicepresidenta, las críticas que Martín (Llaryora) le suele hacer al Gobierno nacional parecen caricias”, sintetizó –con ironía– un funcionario llaryorista, luego del cimbrón político que generó Victoria Villarruel al marcar profundas diferencias con la gestión del presidente Javier Milei.

En un contexto de mejor clima en la relación con la Casa Rosada luego de la tensión del mes pasado, cuando Milei acusó al gobernador Martín Llaryora de “jugar sucio” y de ser un “gastador serial”, las ácidas críticas de la vicepresidenta abren un paraguas a los mandatarios provinciales que en su momento enfrentaron al Presidente.

Qué les puede reprochar el vehemente Presidente a los gobernadores, cuando su vicepresidenta les apuntó a varios de los mojones discursivos de la gestión libertaria: la política de seguridad, el ajuste con la motosierra y el congelamiento de los sueldos políticos, además de criticar al juez federal Ariel Lijo, propuesto por el Presidente para la Corte Suprema.

Los reproches públicos de Villarruel reducen casi a la categoría de chiste de mal gusto la pasada amenaza del gobernador de Chubut, Ignacio Torres, de cortar el suministro de gas y petróleo al resto del país.

Ni hablar de las críticas que Llaryora hizo a la quita de subsidios al transporte, la eliminación del Fondo Nacional de Incentivo Docente (Fonid) o el intento de la Nación de aumentar las retenciones al campo y a la industria.

Como graficó el funcionario llaryorista antes aludido, el fuego amigo de la vicepresidenta alivia la tensión por los reparos de los gobernadores a algunas medidas del Gobierno nacional.

Llaryora conoció personalmente a Villarruel el 14 de enero pasado, cuando, ya con agenda propia, la vicepresidenta llegó a Córdoba para asistir a una de las noches del Festival de Doma y Folklore de Jesús María.

El gobernador, acompañado por la vicegobernadora Myrian Prunotto y el viceintendente de Córdoba, Javier Pretto, fue hasta la vivienda particular de un conocido abogado cordobés, en Villa Allende, para “tomar un café” con la vicepresidenta

Allí pernoctó la segunda autoridad del país, en aquella breve estadía en Córdoba. Un sello de austeridad que intentan mostrar los libertarios.

Otra cuestión singular de la llegada de los libertarios al poder: Llaryora conoció a la vicepresidenta en aquella charla informal, en la cual no hubo fotos ni declaraciones públicas. El gobernador cordobés es joven –51 años– pero lleva más de tres décadas en la política. Como militante juvenil del PJ, conoció y trató a gran parte de los dirigentes nacionales que ocuparon cargos importantes. Sin embargo, recién conoció a Milei el 19 de diciembre pasado, en la cumbre de gobernadores en la Casa Rosada, y casi un mes después hizo lo mismo con Villarruel.

Podría ser una anécdota, pero es más un dato político: la bronca de gran parte de la sociedad con la política tradicional puso en el poder a ilustres desconocidos.

En aquellos 90 minutos de charla con la vicepresidenta, Llaryora quedó impactado por su fuerte personalidad.

Además, con la convocatoria “a charlar” con el gobernador, en aquella calurosa siesta de enero Villarruel dio un anticipo de lo que ahora es evidente: piensa y actúa distinto del Presidente. Ese es otro dato político que hoy genera inquietud en el poder político, empresario y sindical nacional.

Cerca, pero lejos
Desde el 1° de marzo, cuando el Presidente llamó a las provincias a dialogar sobre la sensible cuestión fiscal además de sorprender con la convocatoria al “pacto de mayo” en la ciudad de Córdoba, Llaryora encontró eco en su prédica para que el Gobierno nacional abriera una instancia de búsqueda de consenso.

No obstante, el gobernador no tiene pensado convertirse en un socio de Milei. Todo lo contrario. Cada vez que tiene oportunidad, marca sus diferencias con el libertario.

Cada uno de sus discursos en actos oficiales, Llaryora lo cierra con las prioridades de su gestión provincial: obra pública, salud y educación, medidas de gobierno que Milei rechaza.

El gobernador no lo dirá ahora, pero tampoco descarta recurrir a la Justicia para recuperar los fondos para el transporte y la educación. Tampoco piensa retirar las dos demandas presentadas por su antecesor Juan Schiaretti contra la Anses. Cerca para dialogar, pero lejos ideológicamente, es el plan de Llaryora.

Las diferencias de criterio no son sólo de gestión; también asoman las políticas. Llaryora cree que Luis Juez, hoy su principal opositor provincial, terminará en las filas libertarias.

Según la lectura que hacen en el despacho principal del Centro Cívico, si Juez salta al oficialismo nacional, Llaryora tendrá más chances de sumar radicales a su pregonado partido cordobés, que por el momento se alimentó con dirigentes no peronistas, a cambio de cargos.

Como lo repite el propio gobernador a su entorno, este año es de gestión. Llaryora congelará sus críticas hasta después de obtener los permisos nacionales para que la Provincia pueda salir al mercado financiero local para colocar el primer tramo de una deuda que puede llegar a 500 mil millones de pesos en el año.

Para esa captación financiera, necesita del aval del ministro de Economía, Luis Caputo. Si consigue colocar esa deuda, habrá logrado oxígeno económico para este turbulento año.

Después será tiempo de pensar en la política. Y, seguramente, de marcar diferencias con los libertarios.

Con información de La Voz, sobre una nota de Julián Cañas

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