
Sáenz endurece su postura y condiciona su apoyo al Gobierno mientras crece la tensión por las obras pendientes en el norte
POLÍTICA Agencia de Noticias del Interior

- Gustavo Sáenz endureció su reclamo al Gobierno por obras e inversiones pendientes en Salta.
- El gobernador condiciona su apoyo al Presupuesto 2026 y a las reformas oficiales.
- Un grupo de cinco gobernadores “dialoguistas” negocia en bloque con la Casa Rosada.
- El Gobierno necesita sus votos para avanzar con reformas laboral, tributaria y penal.
- El Norte Grande pidió una reunión con Milei por fondos coparticipables retenidos.
- La tensión crece mientras las provincias exigen el cumplimiento de compromisos asumidos.
El gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, volvió a encender las alarmas dentro del complejo tablero político que rodea la negociación por el Presupuesto 2026. Con una frase que rápidamente se instaló en la discusión pública —“El poncho no aparece”—, el mandatario norteño dejó en claro que su respaldo a las reformas de “segunda generación” que impulsa Javier Milei dependerá del cumplimiento de los compromisos de financiamiento e infraestructura que, asegura, la Nación asumió meses atrás.
El reclamo no es nuevo, pero sí el tono. En una entrevista radial, Sáenz sostuvo que su provincia “sigue esperando” que se ejecuten las obras acordadas en junio y remarcó que los proyectos no implican un desbalance fiscal. “No estamos pidiendo nada que no se hayan comprometido antes”, enfatizó, y agregó una imagen que sintetiza el malestar de su administración: “Lamentablemente, si seguimos así, la inaugurarán mis tataranietos”.
El gobernador salteño destacó que se trata de iniciativas vinculadas al desarrollo minero, productivo y de infraestructura básica, elementos que considera indispensables para que el norte muestre su verdadero potencial. En ese sentido, advirtió que sin respuestas “no podemos mostrar el potencial que tiene la región” y reclamó un diálogo más fluido con el Ministerio del Interior, a cargo de Diego Santilli, con quien mantiene conversaciones permanentes aunque, insistió, sin resultados concretos.
El malestar de Sáenz coincide con un movimiento más amplio entre los gobernadores de distintas provincias que buscan negociar en bloque con la Casa Rosada. Según distintas fuentes políticas, al menos cinco mandatarios de distintos signos partidarios —Sáenz, Raúl Jalil (Catamarca), Osvaldo Jaldo (Tucumán), Hugo Passalacqua (Misiones) y Rolando Figueroa (Neuquén)— trabajan de manera coordinada para asegurar recursos y obras para sus territorios, y al mismo tiempo despegarse del ala dura del peronismo referenciada en Cristina Kirchner.
Este grupo, identificado como “dialoguista”, evalúa conformar un bloque o interbloque que podría resultar decisivo en el Congreso. La Casa Rosada necesita mayorías especiales para avanzar con el Presupuesto, la reforma laboral, la reforma tributaria y la actualización del Código Penal. Con el apoyo de estos gobernadores, el oficialismo podría acercarse al umbral de votos necesario para impulsar las iniciativas que Milei considera centrales para su segunda etapa de gobierno.
Sáenz, una de las figuras del peronismo no kirchnerista, insistió además en que cualquier cambio estructural debe discutirse con todos los sectores involucrados. Sobre la reforma laboral, señaló que aún no conoce un proyecto definitivo y reclamó que el debate sea amplio y contemple la realidad de las provincias. “Hay que aggiornarse a los nuevos tiempos, pero también federalizar los convenios”, afirmó, en línea con la visión que comparten otros mandatarios del norte.
El clima de tensión se trasladó también al encuentro del Norte Grande, donde gobernadores y vicegobernadores reclamaron una audiencia con Milei para exigir la regularización de los fondos coparticipables y otros giros pendientes. La reunión, encabezada por Gerardo Zamora y que marcó el traspaso de la presidencia pro tempore a Raúl Jalil, dejó en evidencia que la preocupación por los recursos federales atraviesa a todo el arco político regional, incluso a los dirigentes que mantienen una postura dialoguista con la Nación.
En este escenario, la estrategia del Gobierno nacional se vuelve cada vez más dependiente de los acuerdos con los gobernadores. La búsqueda de votos para aprobar el Presupuesto 2026 y las reformas estructurales que Milei considera prioritarias choca con una demanda que crece en intensidad: el cumplimiento efectivo de las promesas realizadas por la Casa Rosada. Y mientras el “poncho” siga sin aparecer, Sáenz y otros mandatarios se reservan la llave para abrir —o trabar— el paso legislativo de la nueva etapa del oficialismo.





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