Tensión, fallos y autonomía: Lorenzetti reconstruye sus años más conflictivos en el máximo tribunal

POLÍTICA Agencia de Noticias del Interior
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  • Lorenzetti denunció presiones de Macri y ataques sistemáticos de Elisa Carrió durante su presidencia de la Corte.
  • Defendió los fallos de coparticipación y negó haber buscado condicionar al gobierno de Cambiemos.
  • Recordó su negativa a tomar juramento a jueces designados por decreto.
  • Calificó el fallo del 2x1 como “una tragedia” y la peor crisis de la Corte.
  • Explicó el rol limitado del tribunal en el caso Vialidad y reivindicó su coherencia jurisprudencial.
  • Reafirmó la necesidad de preservar principios institucionales más allá de los cambios de gobierno.

Ricardo Lorenzetti decidió volver sobre uno de los capítulos más tensos de su trayectoria en la Corte Suprema. En una extensa entrevista, el ministro del máximo tribunal recordó con dureza su relación con Mauricio Macri y Elisa Carrió durante el período 2015-2019, cuando presidía el cuerpo. Con un tono inusualmente directo, aseguró que fue “perseguido” y que la líder de la Coalición Cívica lo atacó sistemáticamente con el objetivo de desestabilizar su presidencia. “Todas las semanas me atacó durante dos años seguidos hasta que logró voltear la presidencia de la Corte”, afirmó, planteando una versión de los hechos que vuelve a poner bajo la lupa la relación entre el poder político y el Judicial.

En su relato, Lorenzetti también repasó las tensiones que se generaron en el inicio del gobierno de Cambiemos, cuando la Corte dictó los fallos de coparticipación más relevantes en su historia. Según el juez, esos pronunciamientos permitieron apuntalar a las provincias durante un período de fuerte ajuste fiscal. Macri, señaló, entendió esa decisión como una forma de condicionamiento, pero Lorenzetti rechazó esa lectura: “La idea no fue condicionar a nadie, sino aplicar la Constitución en un país federal”.

El magistrado también recordó el episodio de la designación por decreto de dos jueces para el máximo tribunal, una decisión inédita que generó un fuerte rechazo institucional. Lorenzetti explicó que él, junto a Elena Highton y Juan Carlos Maqueda, se negó a tomar juramento a los postulados en ese esquema excepcional. “No correspondía, porque era un mecanismo que iba a afectar a la Corte”, señaló, contrastando aquella posición con situaciones más recientes que, según deslizó, no siguieron el mismo criterio. Reivindicó haber mantenido “coherencia” durante dos décadas en el tribunal y aseguró nunca haber votado a favor de decisiones que vulneraran ese principio.

También repasó la polémica del 2x1 en delitos de lesa humanidad, uno de los fallos más cuestionados que atravesó al tribunal. Calificó el episodio como “una tragedia” y recordó que votó en disidencia, marcando que fue “la peor crisis que tuvo la Corte en su historia”. Su mención volvió a subrayar los costos institucionales de un fallo que generó un rechazo transversal en la sociedad.

Consultado sobre el concepto de lawfare, Lorenzetti adoptó una posición intermedia: reconoció que “existe la idea de algunos gobiernos de manejar el Poder Judicial”, una tendencia que, aseguró, se replica en muchos países. En ese marco, abordó la tarea de la Corte en el caso Vialidad, que terminó con la condena a Cristina Kirchner. Allí enfatizó el rol acotado del tribunal en materia penal: “El 99% son rechazos, no entramos al caso”, explicó. Detalló que en ese expediente la Cámara de Casación no abrió el recurso extraordinario y que la Corte se limitó a rechazar la queja por falta de fundamentación, aplicando el mismo criterio utilizado en otros expedientes.

El juez también dedicó un tramo a su fallo sobre la constitucionalidad de la Ley de Medios, uno de los más controvertidos de su carrera. Relató que aquella posición le valió ataques personales y denuncias contra su familia, pero sostuvo que volvería a firmarla porque responde a sus convicciones jurídicas y a una defensa coherente de la institucionalidad. “He firmado sentencias que volvería a firmar ahora”, afirmó, reforzando la idea de que su trayectoria se sostiene en criterios estables, independientemente del signo del gobierno de turno.

A lo largo de la entrevista, Lorenzetti revisó su llegada a la Corte tras la crisis que derivó en los juicios políticos a varios ministros del tribunal. Recordó el interés de Néstor Kirchner por recomponer la credibilidad institucional y equilibrar perfiles dentro del máximo tribunal. Señaló que su designación fue respaldada por un amplio consenso parlamentario y que llegó al cargo sosteniendo una postura previamente formada en temas sensibles, como derechos humanos y pesificación. “Dije que iba a resolver según mis convicciones, no según el gobierno”, remarcó.

En el tramo final, explicó por qué nunca incursionó en la política partidaria, pese a haber recibido numerosas propuestas. Consideró que implicaría “un sacrificio personal excesivo” tras años de exposición pública en la Corte. Y cerró con una reflexión sobre el equilibrio entre los poderes del Estado: “No podemos revisar todo cada vez que cambia un gobierno, eso genera inestabilidad”. Para Lorenzetti, ciertos principios —entre ellos, los derechos fundamentales y el funcionamiento institucional— constituyen la base del contrato social y deben preservarse sin importar quién esté en la Casa Rosada.

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