Bullrich afianza su liderazgo en el Senado y marca territorio en la interna libertaria

POLÍTICA Agencia de Noticias del Interior
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  • Bullrich aún no juró como senadora pero ya actúa como jefa del bloque libertario.
  • Coordina reuniones y estrategias junto al equipo de Comunicación de la Casa Rosada.
  • Tomó protagonismo en la defensa de la senadora electa Lorena Villaverde.
  • El funcionario Fernando Soto operó en la Comisión y podría instalarse como asesor en el Senado.
  • La relación con Victoria Villarruel mostró distancia en las últimas horas.
  • Su presencia anticipa un rol central en la dinámica política de la Cámara alta.

Patricia Bullrich todavía no juró como senadora —le restan siete días—, pero ya actúa como si el cambio de rol fuese un hecho consumado. En la última semana, su presencia en el Congreso fue constante: ingresó dos veces al Palacio Legislativo, reunió a los integrantes actuales y futuros de su bloque y envió señales claras sobre cómo ejercerá el mando. Su estilo, conocido por su firmeza y por una conducción directa, se trasladará sin matices a la Cámara alta.

En ese marco, hoy tendrá lugar la segunda reunión de voceros del bloque libertario, un espacio que, según comentan fuentes parlamentarias, “coordina gente de su equipo junto a Comunicación de la Casa Rosada”, bajo la órbita del jefe de Gabinete, Manuel Adorni. La articulación política que Bullrich construyó desde el Ministerio de Seguridad parece extenderse a su nueva etapa: la ministra no espera a asumir para ordenar, y el Senado no será la excepción.

El gesto que terminó de confirmar su ascendencia sobre los senadores libertarios ocurrió ayer, durante la Comisión de Asuntos Constitucionales, encargada de analizar los títulos de los legisladores que asumirán el 28 de noviembre. Allí el foco estuvo puesto en la rionegrina Lorena Villaverde, cuestionada por su aparición en una investigación estadounidense vinculada al tráfico de drogas y su cercanía con Fred Machado, extraditado por lavado y narcotráfico. Bullrich llegó antes de que iniciara la reunión, avisando que asistiría, y se mostró presente en cada tramo del debate. Desde el bloque señalaban que fue ella quien llevó las impugnaciones contra Martín Soria y Jorge Capitanich, ambos electos por el peronismo, y también quien delineó la estrategia de defensa de Villaverde.

La influencia bullrichista quedó reflejada, además, en la presencia de un funcionario de su confianza: Fernando Soto, Director Nacional de Normativa y Enlace Judicial del Ministerio de Seguridad. Soto se sentó en la Sala Arturo Illia, siguió el intercambio desde primera fila y mantuvo un flujo permanente de mensajes con los senadores libertarios y con la propia Bullrich, que observaba el debate desde el despacho del senador Juan Carlos Pagotto. Todo indica que Soto, conocido por haber sido abogado en casos resonantes como los de Luis Chocobar y Sergio Cavia, desembarcará en el Senado como asesor de la futura senadora.

En las últimas horas, Soto ya se movió con soltura entre despachos y pasillos, mantuvo conversaciones con legisladores de otros bloques afines al oficialismo y se comportó como un integrante más del engranaje parlamentario. Desde el equipo de Bullrich confirmaron ese rol: “Es asesor en temas legislativos y de Derecho, por eso estuvo en la comisión”. La explicación refuerza la idea de que su presencia no fue un acompañamiento casual sino parte de un diseño político deliberado.

La relación de Bullrich con Victoria Villarruel, en tanto, es objeto de seguimiento constante en el ecosistema libertario. Ambas figuras concentran poder, cada una desde un lugar institucional distinto, y la convivencia entre ambas es una variable clave para el equilibrio interno. A pesar de que Bullrich estuvo ayer a pocos metros del despacho de la Presidencia del Senado, que ocupa Villarruel, no se produjo un nuevo encuentro entre ellas. Según las fuentes consultadas, sólo se reunieron el viernes pasado, y esa distancia, al menos por ahora, parece mantenerse.

Bullrich siguió el debate de la comisión por la pantalla de Senado TV desde el despacho de Pagotto, mientras Villarruel se mantuvo en su oficina, sin señales de una reunión adicional. El dato no pasó inadvertido en la Cámara alta: ambas encarnan proyectos distintos dentro del oficialismo y, aunque coinciden en la defensa del Gobierno, sus estilos y lógicas de conducción no siempre convergen.

Con su despliegue temprano, Bullrich deja claro que no piensa ocupar un rol secundario en el Senado. Pretende ordenar, marcar agenda y definir estrategias. Su desembarco aún no formalizado ya genera tensiones, realinea fuerzas y anticipa una Cámara alta donde la ministra-senadora se moverá con la misma determinación que la caracteriza en Seguridad. Los próximos días, una vez que asuma, confirmarán si esta etapa apenas empieza o si su influencia se consolidará como una de las piezas centrales del nuevo mapa político.

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