El Tesoro acelera compras de dólares mientras crece la presión por los vencimientos

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • El Tesoro intensificó compras de dólares y acumularía más de USD 1.280 millones en noviembre.
  • En enero vencen más de USD 4.700 millones en Globales, Bonares y organismos internacionales.
  • Federico Machado plantea que el roll-over es la mejor alternativa para evitar tensiones.
  • Recurrir al Banco Central sería contradictorio con la política de no financiar al Tesoro.
  • Las negociaciones por un crédito de USD 20.000 millones con bancos de Wall Street avanzan.
  • El verdadero problema no es la deuda total, sino la falta de liquidez para afrontar pagos inmediatos.

La City financiera observa con extrema atención cada movimiento del Tesoro Nacional en las últimas semanas. Con un calendario de vencimientos en moneda extranjera que se vuelve cada vez más exigente, la estrategia de acumulación de divisas pasó a estar en el centro del debate económico. Y los números muestran que la actividad se intensificó: tras la compra de USD 20 millones en el Mercado Libre de Cambios (MLC) la semana pasada, los datos oficiales confirmaron que el viernes se sumaron otros USD 97 millones. Pero la operatoria no quedó ahí. Según fuentes del mercado, el lunes Hacienda adquirió USD 200 millones directamente al Banco Central, y el martes volvió al mercado para hacerse de otros USD 50 millones.

El punto de partida es claro: los compromisos del Tesoro en moneda extranjera son significativos y están próximos. Para lo que queda de noviembre, se deberán pagar USD 17 millones a organismos multilaterales y bilaterales, además de USD 1.022 millones correspondientes al Bopreal 26. Diciembre exigirá otros USD 289 millones, pero el verdadero desafío llegará en enero, cuando vencen USD 4.300 millones en Globales y Bonares —tanto en dólares como en euros—, junto con USD 457 millones adicionales con organismos internacionales. En total, una carga que supera los USD 4.700 millones en apenas un mes.

Ante ese cuadro, el economista Federico Machado, de OPEN, evaluó tres caminos posibles para que el Tesoro acceda a los dólares necesarios. La alternativa “A”, y a su juicio la más conveniente, sería un roll-over de deuda: refinanciar los vencimientos con nuevas colocaciones en el mercado. La opción “B” implicaría utilizar pesos del superávit fiscal acumulados en cuentas del Banco Nación, aunque remarcó que esos fondos no son de libre disponibilidad. La alternativa “C”, considerada por el experto como “anti-económica”, sería recurrir al Banco Central, ya sea mediante una transferencia de utilidades o la emisión de una Letra Intransferible, un mecanismo que chocaría frontalmente con el compromiso oficial de no financiar al Tesoro con emisión.

En este contexto, los mercados están particularmente atentos a la negociación del Gobierno con bancos de Wall Street involucrados en el crédito de hasta USD 20.000 millones anticipado por Estados Unidos como parte del auxilio financiero a la Argentina. Las entidades ya habrían establecido condiciones para ratificar la disponibilidad de esos fondos, lo que aceleraría los tiempos y podría brindar señales en los próximos días.

Los datos monetarios publicados esta semana reflejan la magnitud del esfuerzo del Tesoro por fortalecer su posición en divisas. Sólo la semana pasada, los depósitos en moneda extranjera aumentaron USD 97 millones, mientras que los depósitos en pesos cayeron en una cifra prácticamente equivalente. A ello se suman los USD 200 millones adquiridos al Central el lunes y otros USD 50 millones el martes. En total, según cálculos de privados, Hacienda habría comprado en noviembre alrededor de USD 1.281 millones: USD 1.106 millones al Banco Central, USD 74 millones en el mercado cambiario y otros USD 101 millones aún sin confirmación oficial.

Para los analistas de PPI, el origen de estas compras no es un dato menor. Si el Tesoro adquiere divisas en el MLC, envía una señal de normalización: significa que el mercado cambiario sigue equilibrado, con un dólar spot que se aleja del techo de la banda y tasas de interés en descenso, incluso con la participación creciente del sector público. A la vez, evita presionar el proceso de saneamiento del balance del Banco Central, una prioridad estratégica de la actual gestión económica.

La preocupación de fondo, según un informe de BAVSA, es que el problema de la deuda argentina no es de volumen —representa apenas el 30,3% del PBI en dólares— sino de liquidez. El desafío reside en conseguir los dólares necesarios para cancelar los compromisos de corto plazo. Esa tensión alimenta el riesgo de refinanciamiento y mantiene al mercado en un estado de cautela extrema sobre la situación externa del país.

En los próximos días, las señales que emita el Gobierno, tanto en materia de financiamiento externo como en su ritmo de compras de dólares, serán claves para medir el nivel de confianza y la capacidad de sortear un verano que se anticipa exigente en términos financieros.

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