Un dólar en retroceso: calma cambiaria, señales políticas y un nuevo rango para la City

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • El dólar mayorista cayó por debajo de $1.400 y consolida una tendencia bajista.
  • La paz cambiaria responde a menor demanda y mayor oferta, tras el resultado electoral.
  • Analistas prevén un nuevo rango de entre $1.350 y $1.450 para el tipo de cambio oficial.
  • El Gobierno aprovecha la coyuntura para recomprar dólares y sostener reservas.
  • Emisiones de deuda corporativa y provincial fortalecen la oferta de divisas.
  • La tendencia bajista continuaría, aunque limitada por intervenciones oficiales.

La cotización del dólar mayorista perforó en los últimos días la barrera de los $1.400 y consolidó una tendencia bajista que, lejos de atribuirse a un factor aislado, responde a una combinación de elementos políticos, financieros y estacionales que reconfiguraron el clima cambiario. La contundente victoria legislativa de Javier Milei, sumada a gestos de continuidad en la política económica, generó un giro en las expectativas que hoy domina mesas de dinero y proyecciones privadas.

La denominada “paz cambiaria” se volvió más palpable a partir de la fuerte caída en la demanda de divisas. Tras el período preelectoral marcado por una dolarización extrema de carteras, muchos operadores comenzaron a desarmar posiciones para cumplir compromisos en pesos. A ello se suma un factor clave: el ingreso de dólares por emisiones corporativas y provinciales en moneda extranjera, que alimentó la oferta y alivió tensiones en el mercado oficial.

En este escenario, el precio del dólar mayorista pasó a operar con una volatilidad contenida y un sesgo a la baja. Según coinciden varios analistas del sector financiero, el derrumbe en la presión compradora no solo explica la caída del tipo de cambio, sino que además permite al Gobierno aprovechar la coyuntura para intervenir de manera silenciosa con compras destinadas a fortalecer las reservas. La estrategia, remarcan, tiene un doble objetivo: evitar una apreciación real demasiado brusca y recomponer el colchón internacional de cara a los meses que vienen.

Un nuevo rango para un mercado más previsible

Los consultores y operadores de la City ya delinean el que podría convertirse en el nuevo corredor cambiario de corto plazo. La mayoría ubica el “piso” del dólar mayorista en torno a los $1.350, nivel que actuaría como límite natural a la baja por la presencia compradora del Tesoro. De hecho, algunos sostienen que el Gobierno ya habría comenzado a absorber divisas en esa zona para prevenir un deterioro en la competitividad del tipo de cambio real.

En cuanto al techo, las proyecciones son más diversas, aunque todas dialogan con la banda de flotación vigente. La mayoría estima que el límite superior estará determinado por la parte alta del esquema, hoy algo por encima de los $1.500. La posibilidad de un retorno a esos valores, sin embargo, aparece por ahora lejana: la estabilidad reciente, la menor demanda y la expectativa de nuevos ingresos externos frenan, al menos en el corto plazo, cualquier presión alcista significativa.

Desde Sailing Inversiones, Auxtin Maquieyra proyecta un rango acotado entre $1.350 y $1.450, mientras que otros analistas como Pablo Lazzati y Gustavo Ber coinciden en que el margen de corrección hacia abajo es reducido y se atenuará aún más si continúa la recomposición de reservas.

Expectativas, deuda y estacionalidad: por qué podría continuar la calma

A la baja en la demanda y el aporte de dólares por emisiones de deuda se suma un factor adicional: la normalización estacional del flujo de pesos, que suele mejorar en estas semanas y contribuye a desactivar presiones cambiarias. Los analistas señalan que, de mantenerse esta combinación —oferta creciente, demanda retraída y compras oficiales—, el tipo de cambio podría sostener valores en torno a los actuales, con pequeños ajustes pero sin sobresaltos.

Las recientes colocaciones de obligaciones negociables y bonos provinciales también aportan un flujo relevante. Para algunos consultores, mientras ese canal siga activo, el mercado continuará “sobrealimentado” de divisas, lo que mantendrá la presión a la baja. No obstante, advierten que el recorrido no será ilimitado: un exceso de apreciación podría empujar al Gobierno a intensificar sus compras para proteger el equilibrio macro.

Con señales claras desde el Ministerio de Economía sobre la continuidad del esquema de bandas de flotación y un contexto político que, por ahora, despeja incertidumbres, el mercado cambiario atraviesa una fase inusual de calma. Una tregua que, en un país acostumbrado a mirar el dólar como termómetro de nerviosismo colectivo, se siente casi como un cambio de época, aunque los analistas prefieren hablar de prudencia antes que de euforia.

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