Los bancos apuestan a un 2026 de reactivación tras un cierre de año marcado por la cautela

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • Los bancos esperan un cierre de 2024 más estable y un 2026 con reactivación del crédito.
  • En octubre, los préstamos en pesos cayeron 0,8% real tras 16 meses de alza.
  • La baja de tasas seguiría, pero con cautela por el aumento de la morosidad.
  • En 2026 podrían volver a impulsarse las hipotecas, con tasas de 5,5% a 7% más UVA.
  • El sector reclama un mercado secundario de hipotecas para expandir la oferta.
  • La mora en créditos al consumo presiona y condiciona la expansión crediticia.

Tras un octubre que interrumpió más de un año y medio de crecimiento continuo en los préstamos en pesos, el sistema financiero comienza a proyectar un cierre de 2024 más calmo y un 2026 con expectativas de mayor dinamismo. La volatilidad que dejaron las elecciones impactó de inmediato en la demanda de crédito, pero las entidades consideran que el freno fue transitorio y que, a medida que la macroeconomía recupere previsibilidad, la rueda volverá a girar con mayor velocidad.

En el décimo mes del año, los créditos en moneda local retrocedieron 0,8% en términos reales. El dato sorprendió porque cortó una tendencia de 16 meses consecutivos al alza, impulsada en gran parte por la recomposición del salario real y por la baja gradual de las tasas. Aun así, el acumulado anual muestra un avance del 56% interanual, lo que para los bancos constituye una señal de que el apetito por el financiamiento sigue presente, aunque sometido a factores de sensibilidad propios de un escenario electoral.

Hacia adelante, las entidades prevén que la baja de tasas continuará, aunque bajo un esquema de mayor prudencia. El riesgo es la variable que más pesa en las decisiones internas: la morosidad, si bien contenida en algunos segmentos, viene mostrando tensiones que obligan a ajustar el ritmo. El financiamiento al consumo, por caso, viene registrando un deterioro sostenido. En agosto, la mora de las familias trepó al 6,6%, el nivel más alto registrado en la serie reciente. Este indicador actúa como un limitante para expandir líneas de crédito masivas, especialmente en un período del año donde la estacionalidad suele reducir la demanda estructural.

En paralelo, bancos consultados coinciden en que noviembre y diciembre suelen ser meses de poco movimiento en productos de largo plazo, como hipotecas, aunque sí se observa una recuperación momentánea en préstamos personales y consumo con tarjetas, alentado por las fiestas y por la necesidad de financiar gastos extraordinarios. Pero el foco del sector está puesto en 2026, cuando estiman que el crédito hipotecario podría ser nuevamente un actor relevante.

Las expectativas de las entidades apuntan a que las tasas hipotecarias regresen a niveles similares a los que se ofrecían cuando se relanzó el sistema: entre 5,5% y 7% más UVA. Sin embargo, remarcan que para que esto sea viable se necesita una arquitectura más sólida y coordinada. Entre los pedidos al Banco Central, el más repetido es la necesidad de impulsar un mercado secundario de hipotecas. Sin esa herramienta —explican— los bancos sólo pueden prestar hasta donde les permite su fondeo propio, dominado en su mayoría por depósitos a muy corto plazo.

El mercado secundario funciona como una instancia de reciclaje de liquidez: las hipotecas otorgadas se venden a inversores institucionales —como fondos, aseguradoras o fideicomisos—, liberando recursos para originar nuevos préstamos. Se trata de un mecanismo ampliamente utilizado en países donde el crédito hipotecario alcanzó volumen y profundidad. En la Argentina, esa rueda nunca logró consolidarse de manera estable.

Dentro del sector financiero también existe consenso en otro punto: una hipoteca sostenible exige coordinación con reguladores y actores del mercado de capitales. Entre otras cosas, para que exista securitización de carteras a escala y para que los bancos cuenten con instrumentos que les permitan transformar depósitos cortos en créditos largos sin comprometer su equilibrio.

La otra pata inevitable de la discusión es el riesgo. Aunque la mora en hipotecas continúa en niveles muy bajos —apenas un 0,5%—, los bancos advierten que cualquier expansión ambiciosa debe contemplar mecanismos de cobertura frente a eventuales shocks de ingresos de los hogares. “La prudencia es clave”, sintetizan puertas adentro.

Con balances corporativos que se conocerán en los próximos días y con un horizonte económico que muestra algunos indicios de estabilización, las entidades financieras imaginan que el inicio de 2026 podría marcar un punto de inflexión. El crédito volvería a desempeñar su rol de motor, siempre y cuando el escenario macro dé señales claras de recuperación y las reformas pendientes —especialmente las vinculadas al mercado hipotecario— comiencen finalmente a tomar forma.

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