Metales en euforia: por qué 2025 se convirtió en el año dorado para el oro, la plata y el platino

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • El 2025 fue el mejor año para metales preciosos en casi medio siglo.
  • Plata y platino lideraron el ranking con subas de 72% y 73%.
  • El oro avanzó 55%, impulsado por bancos centrales y tasas reales bajas.
  • ETF de metales recibieron flujos extraordinarios que amplificaron el rally.
  • Bancos globales esperan un 2026 fuerte, aunque con menor potencia.
  • Desde Argentina, CEDEARs y ETF permiten capturar la tendencia.

El 2025 quedará marcado como el año más extraordinario para los metales preciosos en casi medio siglo. En un escenario financiero global plagado de tensiones inflacionarias, desaceleración económica y expectativas volátiles, el segmento encontró un impulso sin precedentes. El oro trepó 55% —su mayor avance anual desde 1979— y consolidó su papel como refugio histórico en momentos de incertidumbre macroeconómica. La combinación de tasas reales más bajas, compras récord de bancos centrales y una búsqueda creciente de cobertura lo posicionó nuevamente en el centro de las carteras globales.

Pero el verdadero impacto lo protagonizaron la plata y el platino. Con subas del 72% y del 73%, respectivamente, estos metales desplazaron al oro del primer puesto y sorprendieron a un mercado que no anticipaba semejante rally. Su fortaleza se explicó por un doble motor: una demanda industrial sólida —por su uso en energía solar, electrónica, tecnología y catalizadores— y un renovado atractivo financiero, en un contexto donde los commodities volvieron a ganar terreno frente a los activos tradicionales. La entrada de capitales a ETF y fondos especializados amplificó cada movimiento: los ETF de oro sumaron 10 millones de onzas en apenas seis meses, un flujo que no se veía desde comienzos de la década pasada, mientras instrumentos vinculados a plata y platino mostraron una dinámica similar.

El contraste del año se vio en la energía y los granos, que se movieron en terreno negativo o neutro, dejando el centro de la escena a los metales preciosos. La atención de inversores institucionales y minoristas se concentró allí, atraídos por una ecuación de refugio, momentum y fundamentos sólidos.

Un podio histórico para 2025

Un informe reciente de Balanz confirmó la magnitud del fenómeno. El ranking de rendimiento de los commodities mostró una supremacía clara de los metales preciosos, con el platino y la plata liderando el año, seguidos por un oro que exhibió su mejor performance en más de cuatro décadas.

El ascenso del platino —73%— respondió a expectativas de déficit global y una mayor demanda de sectores automotrices y químicos. Fue uno de los movimientos más significativos del metal en la última década, reavivando el interés en un activo que suele quedar relegado en tiempos de menor volatilidad.

La plata, con 72%, confirmó su doble rol estratégico. Su utilización creciente en paneles solares y dispositivos electrónicos la posicionó como pieza clave de la transición energética. En paralelo, su función como refugio financiero la volvió especialmente demandada en un año de tensiones globales. El resultado fue una escalada que se sostuvo de forma casi ininterrumpida desde enero.

El oro, aunque quedó tercero con +55%, firmó un año excepcional. La combinación de bajas en tasas reales, expectativas de relajación monetaria y compras sostenidas de bancos centrales le otorgó una solidez que pocos activos lograron replicar. Además, el flujo hacia ETF reforzó su precio y contagió a las mineras, que treparon 104% en diez meses, su mayor suba desde 1983.

Los motores detrás del boom

Tres factores estructurales explican el rally de 2025.
El primero es el clima global de tasas reales más bajas. Con bancos centrales moviéndose hacia posturas más neutrales, los metales recuperaron territorialidad como reserva de valor.

El segundo es la demanda industrial firme. La transición energética impulsó fuertemente el consumo de plata, mientras que el platino encontró un mercado robusto en aplicaciones tecnológicas y químicas.

El tercer motor fue la cobertura ante riesgos inflacionarios y geopolíticos. Las tensiones comerciales, los conflictos regionales y la volatilidad de los precios energéticos reforzaron la búsqueda de metales como “póliza de seguro macro”.

A este escenario se sumó un factor financiero decisivo: los ingresos a ETF de metales, que no solo reflejaron la demanda sino que también aumentaron la tenencia física subyacente, profundizando la presión alcista.

Qué esperar para 2026

Los grandes bancos globales proyectan un 2026 positivo, aunque con menor impulso que el año récord que termina. Bank of America prevé un oro firme mientras las tasas reales sigan retrocediendo y los bancos centrales mantengan sus compras. JPMorgan anticipa volatilidad, pero ratifica al oro como activo estratégico. UBS y HSBC ponen el foco en los desequilibrios entre oferta y demanda, especialmente en plata y platino, donde la producción aún no acompaña el ritmo industrial.

En líneas generales, el consenso es que los precios podrían mantenerse elevados y los metales seguirán desempeñando un rol defensivo en un entorno global plagado de interrogantes.

Cómo invertir desde Argentina

El mercado local ofrece alternativas accesibles para subirse al rally sin abrir cuentas en el exterior. La vía más habitual son los CEDEARs, que permiten operar ETF de oro, plata y platino, así como acciones de mineras internacionales. Su precio en pesos se ajusta por el contado con liquidación (CCL), por lo que la dinámica del tipo de cambio financiero también influye en su cotización.

Para quienes buscan exposición directa, los ETF son la herramienta más adecuada. Para perfiles más agresivos, las mineras amplifican los movimientos del metal, tanto al alza como a la baja. En todos los casos, las posiciones escalonadas y la diversificación continúan siendo las recomendaciones centrales.

Con un 2025 ya inscrito entre los años más excepcionales para los metales preciosos, el desafío de 2026 será determinar si se trata de un techo circunstancial o del inicio de un nuevo ciclo. Lo cierto es que, por primera vez en mucho tiempo, el mercado global —y también el argentino— volvió a mirar de cerca un segmento que revivió con fuerza inusitada.

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