Tasas en baja, dólar estable y optimismo bursátil: el nuevo tablero financiero argentino

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • El Gobierno logró una licitación exitosa con baja de tasas y absorción de pesos.
  • La demanda de dólares cayó tras la dolarización preelectoral.
  • Las bandas cambiarias garantizan estabilidad cambiaria hasta 2026.
  • Los bancos enfrentan presión por la caída del spread financiero.
  • Los bonos soberanos largos en dólares ganan atractivo.
  • Energéticas como Vista y Pampa se perfilan como las grandes beneficiadas del nuevo ciclo.

El Gobierno logró una licitación de letras con resultados inusuales: redujo tasas, extendió plazos y absorbió pesos del mercado. Una combinación poco frecuente en un contexto de volatilidad política y monetaria. A pesar de la baja en los rendimientos, el tipo de cambio se mantiene estable. La explicación reside en la fuerte dolarización previa a las elecciones legislativas, que dejó a muchos inversores ya cubiertos en moneda extranjera y redujo la demanda por billetes verdes.

Los instrumentos en pesos han perdido atractivo por el descenso en las tasas. Un ejemplo es el Boncap T15D5, con vencimiento en diciembre de 2025, que ofrece un 26% anual. Si se compara con la inflación esperada del 16% para 2026, las tasas parecen razonables, aunque en términos históricos resultan moderadas. Según analistas, los activos en pesos habrían alcanzado un techo en su valorización: los perfiles más arriesgados buscan ahora oportunidades en otros segmentos, mientras que los inversores conservadores se inclinan por los bonos duales. Estos títulos pagan una tasa fija del 2,25% anual o la tasa “Tamar” de plazos fijos mayoristas, la que resulte más alta, y cotizan por encima de la par.

Bandas cambiarias y previsibilidad

El dólar, que cerró la semana en $1.415 en el mercado mayorista, opera dentro de un esquema de bandas cambiarias que el Gobierno mantiene con disciplina. Según los parámetros oficiales, el techo de la banda crecerá a un ritmo del 1% anual, y el piso caerá al 1% mensual. De sostenerse este marco, el tipo de cambio podría ubicarse entre $1.708 y $1.810 hacia fines de 2026. Esto implica una suba de apenas 18% en más de un año, lo que convierte al dólar en una inversión de bajo rendimiento.

La decisión de mantener este sistema hasta el final del mandato fue confirmada por el Presidente, y los economistas la ven como una señal positiva de consistencia institucional. “Una regla vale en tanto se la respete”, señalan en la City, donde valoran que se intente construir reputación sobre la estabilidad cambiaria. Si la inflación continúa descendiendo y las tasas se mantienen positivas, el peso podría fortalecerse y los inversores tendrían mejores retornos en instrumentos locales.

Los bancos, bajo presión

Sin embargo, no todos los sectores salen ganando. La baja de tasas y de inflación recorta los márgenes de los bancos, que viven del diferencial entre lo que pagan por captar depósitos y lo que cobran por prestar. Con spreads más ajustados, las entidades deberán reducir costos y eficientizar operaciones. Por eso, los analistas recomiendan no sobreponderar al sector financiero en las carteras.

Bonos y acciones: hacia un mercado más activo

En el segmento de deuda soberana, los bonos cortos como el AL29 o el AL30 pierden brillo. Pagan apenas 1% anual, con rendimientos internos del 11,5% debido a su cotización bajo la par. En cambio, los bonos largos en dólares —como el AL35, AL38 y AL41— ofrecen tasas de entre 3,5% y 5% anual y muestran recorrido ascendente ante la perspectiva de una baja sostenida del riesgo país.

La baja de tasas, por otro lado, impulsa a las acciones. Las empresas energéticas se perfilan como las grandes ganadoras. Vista Energy mejora sus márgenes gracias al aumento en la producción y la exportación de crudo. Pampa Energía capitaliza la desregulación eléctrica y la integración vertical que le permite usar su propio gas para generar electricidad, mientras mantiene bajos niveles de endeudamiento. YPF, en tanto, será observada con atención tras la presentación de su próximo balance.

En la plaza bursátil se percibe entusiasmo: la combinación de tasas en descenso, inflación contenida y estabilidad cambiaria dibuja un horizonte optimista. La relación precio-utilidad de las principales compañías argentinas muestra potencial para duplicarse en algunos casos. Los bonos en dólares largos y las acciones energéticas asoman como las apuestas preferidas en un escenario que, por primera vez en mucho tiempo, parece premiar la paciencia y la confianza en el peso.

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