El dólar en pausa: señales de calma y riesgo en el tablero cambiario

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • El dólar se mantiene estable en torno a los $1.450 y las tasas se consolidan en el 32% anual.
  • Analistas destacan la calma financiera, pero advierten sobre riesgos en el balance del BCRA.
  • Un cambio contable podría reducir las reservas netas disponibles y aumentar la vulnerabilidad.
  • El Tesoro retomó compras de divisas para recomponer su posición en dólares.
  • La publicación del balance del BCRA el 20 de noviembre será clave para medir la solidez de las reservas.
  • La estabilidad del dólar depende de tres ejes: tasas reales positivas, reservas genuinas y claridad contable.

El mercado cambiario argentino atraviesa una tregua que muchos analistas definen como una “calma técnica”. La cotización del dólar se mantiene estable en torno a los $1.450, las tasas en pesos se consolidan y la inflación da señales de desaceleración. Sin embargo, bajo esa superficie de aparente normalidad, el Banco Central (BCRA) muestra movimientos contables que despiertan preocupación: un cambio en la composición de sus pasivos podría afectar el nivel real de reservas y, con ello, el delicado equilibrio cambiario que sostiene la actual estabilidad.

El interrogante central es si el tipo de cambio alcanzó un nuevo punto de equilibrio o si apenas transita una pausa antes de otro salto. La estabilización de las tasas —alrededor del 32% anual en pesos— y la normalización del mercado de deuda de corto plazo ayudaron a ordenar el frente financiero. En las últimas licitaciones, el Tesoro consiguió renovaciones superiores al 100%, evitando emisión adicional y reforzando la idea de un sistema con liquidez controlada.

La lectura de los analistas es optimista pero prudente. Desde Max Capital destacaron que la curva de tasas muestra una pendiente levemente positiva y que el mercado “empieza a confiar en los instrumentos en pesos”. Según sus proyecciones, la inflación de octubre rondaría el 2,5% mensual y continuaría descendiendo hasta acercarse al 1% hacia fines de 2026. Si esa tendencia se confirma, el rendimiento real de los activos en moneda local mejoraría y la presión sobre el dólar podría reducirse.

El Banco Central, por su parte, redujo la tasa overnight de las “simultáneas” del 25% al 22%, para incentivar colocaciones a plazos más largos y descomprimir la demanda inmediata de pesos. En este contexto, la curva se aplanó sin generar tensiones, lo que permitió que la liquidez fluya con previsibilidad.

Sin embargo, los especialistas advierten que la atención del mercado se desplazó al balance semanal del BCRA. Allí, Portfolio Personal Inversiones (PPI) detectó una caída de USD 1.862 millones en el rubro “Letras y Notas en moneda nacional” y un aumento de USD 2.755 millones en “Otros pasivos”. Este movimiento, que a primera vista parece técnico, podría implicar un cambio contable relevante: parte de esos pasivos habrían pasado a estar denominados en dólares, lo que reduciría las reservas netas disponibles.

Si se confirma esa hipótesis, las reservas efectivas del Central —estimadas actualmente en torno a USD 1.660 millones— serían aún menores, lo que incrementaría la vulnerabilidad ante un shock externo o una corrida financiera. PPI advierte además que, según la metodología del Fondo Monetario Internacional (FMI), los pasivos en moneda extranjera con vencimiento dentro de los próximos doce meses deben descontarse del cómputo de reservas netas, reduciendo aún más el margen operativo del organismo.

El Tesoro Nacional, en tanto, intenta recomponer su posición en dólares tras las fuertes ventas previas a las elecciones. En los últimos días volvió a intervenir en el mercado, con compras por USD 64 millones, un monto modesto pero que marca un cambio de tendencia. Esa estrategia busca fortalecer su cobertura y evitar tensiones en la plaza cambiaria.

Los analistas coinciden en que el equilibrio actual depende de tres factores. Primero, la capacidad del Tesoro para acumular divisas genuinas. Segundo, la confirmación de que el BCRA mantiene reservas líquidas suficientes para sostener la estabilidad. Y tercero, la evolución de las tasas reales, que deben seguir siendo positivas para contener la demanda de cobertura en dólares.

El 20 de noviembre, el Banco Central publicará su balance de reservas internacionales al 31 de octubre, un dato que el mercado espera con especial atención. Será la prueba para determinar si el cambio contable responde a un reacomodamiento técnico o a una exposición creciente en dólares de corto plazo.

Por ahora, la calma persiste, pero se apoya sobre bases frágiles. La estrategia económica logró estabilizar las tasas y contener la inflación, pero las reservas siguen en niveles mínimos. Si el BCRA confirma que parte de sus pasivos están dolarizados, la tregua podría ser solo temporal. El verdadero termómetro del dólar —y del peso argentino— volverá a ser, una vez más, el balance del Banco Central.

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