La construcción, en su piso histórico: dos años de parálisis y señales críticas en todo el país

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • El empleo en la construcción cayó 13,7% entre noviembre de 2023 y julio de 2025, con más de 120.000 puestos perdidos según estimaciones privadas.
  • El ISAC y el consumo de cemento muestran leves repuntes, pero siguen por debajo de los niveles de 2023.
  • Olavarría opera al 25% de su capacidad y perdió 1.500 empleos directos desde 2023.
  • Las canteras producen menos de la mitad que en 2017 y advierten por la pérdida de personal calificado.
  • El Presupuesto 2026 proyecta una caída real del 10,6% en fondos para Vialidad Nacional.
  • Economistas y empresarios coinciden: sin reactivar la construcción, no habrá recuperación económica sostenible.

A casi dos años de la llegada de Javier Milei al poder, la construcción se consolidó como uno de los sectores más golpeados por la paralización de la inversión estatal. Con niveles de empleo similares a los de 2021, en plena pospandemia, y una fuerte caída de la actividad privada, las señales que llegan desde el interior del país advierten sobre un deterioro estructural que amenaza con prolongarse. Los especialistas coinciden en que la recuperación del rubro podría ser clave para reactivar la demanda interna, incluso más que la baja de tasas o el acceso al crédito.

Según el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), entre noviembre de 2023 y julio de 2025 se perdieron 60.462 puestos de trabajo formales en la construcción, lo que representa una caída del 13,7%. Pero las estimaciones privadas marcan un panorama aún más severo: el Instituto de Estadística y Registro de la Industria de la Construcción (IERIC) calcula que el total de empleos perdidos —incluyendo subcontratados— asciende a unos 120.000 entre julio de 2023 y octubre de 2025.

El Índice Sintético de la Actividad de la Construcción (ISAC) y el consumo de cemento mostraron leves repuntes en agosto respecto del año anterior, pero continúan muy por debajo de los niveles previos al inicio del actual gobierno. El Índice Construya, que mide la evolución de la obra residencial, permanece en terreno negativo. “La divergencia entre los indicadores refleja la crisis del segmento de viviendas, reformas y ampliaciones, los más afectados por la falta de crédito y la caída del poder adquisitivo”, explicaron desde el IERIC.

El impacto no solo se refleja en las estadísticas nacionales. En ciudades con fuerte presencia industrial como Olavarría, el parate de la construcción provocó una profunda contracción económica. “Tenemos alrededor de 20 puntos menos de movimiento”, explicó Bernardo Baldino, subsecretario de Empresas e Inversiones local, quien estimó que el freno del sector recortó unos $2.000 millones del circuito económico regional.

El municipio, epicentro de la producción cementera del país, perdió cerca de 1.500 empleos desde noviembre de 2023. “Muchas firmas debieron pasar trabajadores al régimen de monotributo para sostenerlos hasta que la actividad repunte”, detalló Baldino, advirtiendo sobre la creciente precarización. A nivel productivo, el panorama es igual de preocupante: las canteras operan al 25% de su capacidad instalada. “En 2017 producíamos 2,1 millones de toneladas mensuales; hoy apenas llegamos a 400.000”, indicó Gustavo Núñez, presidente de la Cámara de la Piedra.

El dirigente alertó, además, sobre el deterioro del capital humano: “La reducción de personal impide capacitar a nuevos trabajadores, y eso compromete el futuro del sector. Los empleados actuales tienen más de 15 años de experiencia; reemplazarlos no es sencillo”.

Frente a este escenario, el Gobierno busca reactivar parcialmente la actividad mediante la privatización de rutas y autopistas en Buenos Aires, La Pampa, Santa Fe, Corrientes y Entre Ríos. Las obras contarán con financiamiento del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE) y, según Gustavo Weiss, titular de la Cámara Argentina de la Construcción (CAMARCO), podrían ofrecer “un alivio parcial” al sector. Sin embargo, advirtió que “no hay expectativas de un impulso significativo de la obra pública nacional”.

El proyecto de Presupuesto 2026 destinado a la Dirección Nacional de Vialidad prevé $659.878 billones, lo que representa un aumento nominal del 1,9% respecto al año anterior. Pero, ajustado por la inflación proyectada, implica una caída real del 10,6%, según la consultora Analytica. Weiss subrayó que “más allá de las cifras, lo determinante será el nivel real de ejecución”, dado que históricamente muchos proyectos no se concretan.

El economista Claudio Caprarullo coincidió en que, sin una política activa de infraestructura, será difícil pensar en una recuperación sostenida. “La construcción tiene un efecto multiplicador enorme: genera empleo, dinamiza el consumo y motoriza la producción de insumos. Es imposible crecer sin invertir en rutas, viviendas y servicios básicos”, afirmó.

El diagnóstico es compartido por Weiss, quien sintetizó el dilema con una imagen contundente: “Podés eliminar las retenciones al campo, pero si no hay caminos rurales en condiciones, la producción no se puede mover”.

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