Milei "pisó el palito" de un viejo zorro de la política

OPINIÓN Jorge Levin
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JORGE LEVINPor Jorge Levin

"Cuando en política conseguis polarizar, ya ganaste, y Schiaretti logró el objetivo, en Córdoba la elección del 26 de Octubre es entre Schiaretti y Milei"

Javier Milei parece haber caído en una trampa urdida por Juan Schiaretti, un veterano de la política argentina. Schiaretti ha logrado en Córdoba establecer una polarización que gira exclusivamente en torno a él y Milei, dejando de lado incluso a Natalia De la Sota, quien en algún momento parecía que podría captar parte del voto anti-Milei. La maniobra de Schiaretti es más astuta de lo que muchos pueden imaginar: al presentarse como el principal rival de Milei, busca reforzar su propia posición no solo en Córdoba, sino también en el ámbito nacional.


La reciente visita de Milei a Córdoba, donde lanzó su campaña, se convierte en un boomerang para él mismo. Al elevar a su delfín, Gonzalo Roca, un empresario poco conocido fuera de su círculo libertario, parece haberle proporcionado a Schiaretti su mejor día de campaña. Esto es preocupante, porque Milei entra en un juego que lo posiciona como el blanco de un ataque medido y estratégico.


El contexto político es aún más complicado. Mientras el rechazo hacia Milei contaba con varias alternativas, el presidente ubicó a Schiaretti como su principal opositor en Córdoba, lo que desafía la narrativa de Natalia De la Sota, que intenta presentarse como la opción que defiende a la provincia frente a Milei. Es una maniobra que efectivamente fractura el electorado que se opone a Milei, limitando sus opciones.


Milei ha lanzado acusaciones serias contra Schiaretti, aludiendo a su "demagogia" y su tendencia a “hundir generaciones futuras”. Sin embargo, parece haber subestimado a su oponente. A la velocidad de un rayo, Schiaretti contraatacó en redes sociales, exclamando que “Milei miente descaradamente”, algo que resonó fuerte y rápido en una plataforma donde su respuesta se volvió viral.


Por otro lado, Schiaretti no se quedó en la mera defensa; cuestionó la seriedad de las promesas de Milei, sugiriendo que su discurso mesiánico es una ilusión peligrosa, que no se alinea con la realidad de una población que lucha día a día por llegar a fin de mes. 


En suma, este juego de ajedrez político muestra que, en la vorágine de la campaña, Milei ha subestimado la astucia de Schiaretti y, al hacerlo, ha permitido que su rival capitalice la situación a su favor. La política argentina, en su arduo camino hacia la elección, deja claro que las percepciones pueden ser tan poderosas como las realidades; en este contexto, el futuro no se dibuja tan favorable para el libertario.

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