


Un creciente interés ha surgido en torno a la relación entre la alimentación y el funcionamiento cerebral. En un reciente episodio del pódcast Huberman Lab, el neurobiólogo y profesor de Stanford, Andrew Huberman, analizó desde la neurociencia qué alimentos y suplementos pueden mejorar la salud y el rendimiento cognitivo.
Huberman destacó que la alimentación no solo proporciona energía, sino que también contribuye a la estructura de las neuronas. Resaltó que, además de la glucosa, las grasas estructurales son esenciales para la comunicación entre neuronas, clave para la cognición y la memoria.
En el episodio, Huberman identificó tres señales que influyen en nuestras preferencias alimentarias:
Señales del intestino: Neuronas especializadas detectan nutrientes y envían información al cerebro.
Accesibilidad metabólica: La facilidad con que un alimento se convierte en energía para el cerebro.
Creencias sobre los alimentos: Lo que pensamos sobre un alimento puede influir en nuestra respuesta fisiológica y preferencia.
Nutrientes esenciales para el cerebro
Huberman enumeró varios nutrientes críticos para la función cerebral:
Ácidos grasos omega-3 (EPA y DHA): Presentes en pescados y nueces, son fundamentales para las membranas neuronales. Se recomienda entre 1.5 y 3 gramos diarios.
Fosfatidilserina: Presente en carnes y pescados, este fosfolípido mantiene la integridad de las neuronas.
Colina: Crucial para la memoria, se encuentra en la yema de huevo. Se sugiere consumir entre 500 y 1,000 mg diarios.
Creatina: Reconocida por su papel en el deporte, también beneficia circuitos cerebrales. La dosis recomendada es de 5 gramos diarios.
Antocianinas: Antioxidantes de frutos rojos que pueden mejorar la función cerebral. Se aconseja consumir una o dos tazas diarias.
Glutamina: Este aminoácido, presente en diversos alimentos, puede ayudar a reducir el deseo de azúcar.
Si bien todos estos nutrientes pueden obtenerse a través de la comida, la suplementación puede ser útil para alcanzar dosis óptimas, siempre bajo asesoramiento profesional.
Preferencias alimentarias y su modificación
El pódcast también esclareció cómo se forman y pueden cambiar las preferencias alimentarias. El gusto es solo un aspecto del proceso; las señales químicas de la lengua, junto con información del intestino y creencias, juegan un papel crucial.
Experimentos han demostrado que repetir el consumo de ciertos alimentos puede reforzar su preferencia, incluso si no aportan calorías. Además, investigaciones en Stanford revelaron que las creencias sobre un alimento pueden alterar la respuesta fisiológica, como la liberación de insulina.
Estrategias para una alimentación saludable
Para aquellos que deseen mejorar su dieta y modificar preferencias, Huberman sugirió asociar alimentos saludables con otros placenteros, facilitando la adaptación del gusto en corto plazo. La regularidad en el consumo no solo aumenta el atractivo de ciertos alimentos, sino que puede transformar la percepción del placer y la convicción sobre sus beneficios para la salud cerebral. Una alimentación adecuada se convierte así en una herramienta vital para el bienestar mental.




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