Analistas alertan sobre 2026: riesgo país elevado y dificultad de financiamiento en dólares

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • Analistas prevén que en 2026 Argentina podría quedar prácticamente fuera del acceso al crédito en dólares, sin importar el resultado de las elecciones legislativas.
  • La consultora 1816 proyecta un escenario “sin rollover”, con vencimientos por u$s34.200 millones entre FMI, bonos, Club de París y préstamos “repo”.
  • El riesgo país actual es de 1.024 puntos, demasiado alto para obtener financiamiento internacional a tasas razonables.
  • Los programas de bonos en pesos y “Botes” emitidos por Caputo solo lograron colocaciones parciales y altas tasas de interés, reflejando desconfianza del mercado.
  • Economistas critican el argumento oficial del “riesgo kuka”, señalando que la desconfianza se centra en reservas insuficientes y dudas sobre la estabilidad cambiaria.

Para cubrir vencimientos sin financiamiento externo, Argentina debería acumular u$s27.300 millones en dos años, lo que requiere un superávit comercial de al menos u$s18.000 millones por año, cifra difícil de alcanzar según proyecciones actuales.

El mercado financiero empieza a delinear un escenario inquietante para Argentina: sin importar el resultado de las elecciones legislativas de octubre, los analistas advierten que 2026 podría ser un año en el que el país quede prácticamente fuera del acceso al crédito en dólares. La preocupación se consolidó con un informe de la consultora 1816, que plantea un escenario de la segunda mitad del mandato de Javier Milei “sin rollover”, es decir, sin posibilidad de que el Ministerio de Economía consiga financiamiento en moneda extranjera a tasas pagables.

El estudio indica que, sumando vencimientos con el FMI, bonos dolarizados, obligaciones con el Club de París, los Bopreales de los importadores y préstamos en modalidad “repo”, Argentina deberá afrontar compromisos por u$s34.200 millones hasta fin de 2026, considerando capital e intereses. Incluso un buen desempeño electoral de Milei —con más del 40% de los votos según la consultora— no influiría significativamente en el índice de riesgo país, que actualmente se ubica en 1.024 puntos. Tras la derrota electoral en la provincia de Buenos Aires, el índice superó los 1.100 puntos, y aunque un resultado favorable podría provocar una baja marginal, no alcanzaría niveles compatibles con el acceso a crédito internacional.

Durante el primer año del gobierno, hubo episodios de optimismo. A fines de 2025, la entrada de dólares por el blanqueo llevó al riesgo país a un piso de 560 puntos. Aprovechando ese momento, el ministro Toto Caputo tomó préstamos en modalidad “repo” por u$s1.000 millones y un segundo tramo de u$s2.000 millones, pagando tasas altas de entre 8,25% y 8,8%. Sin embargo, esos instrumentos fueron insuficientes para sostener un plan de financiamiento más amplio, conocido como los “Botes” —bonos del Tesoro emitidos a inversores externos— que solo lograron colocar u$s1.500 millones de los u$s8.000 millones proyectados.

El fracaso del programa reflejó la dificultad del gobierno para alinear expectativas de los inversores con la realidad económica. Los Botes ofrecían tasas de 29,5% anual en pesos y cláusulas de seguridad (“put” a dos años), pero la combinación de riesgo país elevado, incertidumbre cambiaria y déficit de cuenta corriente generó desconfianza. La mayoría de los inversores, según fuentes del mercado, recurrió a coberturas contra devaluación, y la ventanilla de los Botes se cerró hasta nuevo aviso, con pocas expectativas de reapertura durante 2026.

El argumento oficial de Caputo, que atribuía la suba de las tasas al “riesgo kuka”, fue cuestionado por economistas y banqueros. La evidencia sugiere que la verdadera causa es la incertidumbre sobre el sostenimiento del programa económico, la falta de acumulación de reservas y la persistencia de un techo informal del dólar, que genera dudas sobre la estabilidad cambiaria. Analistas como Amílcar Collante muestran que el riesgo país se mueve “en espejo” con las reservas del Banco Central, lo que refuerza la relación entre acumulación de dólares y confianza del mercado.

De cara a 2026, el Gobierno debería acumular unos u$s27.300 millones en reservas netas para cubrir vencimientos y mantener la demanda interna de divisas, lo que implicaría un promedio mensual de u$s1.000 millones. Para lograrlo con recursos propios, se requeriría un superávit comercial anual de al menos u$s18.000 millones, cifra que hoy parece difícil: la encuesta REM proyecta un superávit de apenas u$s6.000 millones para 2025.

El optimismo oficial se basa en el potencial de Vaca Muerta, que podría aportar más de u$s50.000 millones anuales si se concretan las inversiones previstas. No obstante, el calendario de pagos de Caputo demuestra que la prioridad inmediata son las obligaciones de corto plazo. Mientras tanto, el riesgo país sigue alto, las tasas para financiarse en dólares se mantienen elevadas y los analistas coinciden en que la segunda mitad del mandato de Milei requerirá un manejo muy cuidadoso del Tesoro y del Banco Central para evitar un colapso financiero.

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