Altas tasas y crédito restringido: los efectos secundarios del plan de Caputo sobre ahorro e inversión

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
ministro-caputo
  • El plan de Caputo para contener la inflación y absorber liquidez genera efectos recesivos sobre ahorro, inversión y actividad productiva.
  • Analistas internacionales estiman que el crecimiento del PBI podría ser menor al oficial, alrededor del 4,7%, por la menor dinámica del segundo semestre.
  • La inversión se proyecta en 16,5% del PBI y el ahorro en 14,9%, ambos por debajo de las proyecciones iniciales y del año pasado.
  • Los depósitos bancarios caen y aumenta la demanda de dólares, aunque la mayoría se mantiene fuera del sistema financiero, en “dólares del colchón”.
  • El crédito al sector privado se retrae, con caída en la financiación empresarial y aumento de la morosidad bancaria, mientras el Tesoro absorbe liquidez con tasas altas.
  • Las empresas muestran cautela: reducen inversión bancaria y recurren a recursos propios y préstamos de proveedores, aunque mantienen cierto optimismo para 2026.

El plan de contingencia diseñado por el ministro de Economía, Toto Caputo, para enfrentar la “tormenta” financiera está generando efectos que comienzan a preocupar tanto a analistas como a empresarios. Aunque su objetivo inicial buscaba sostener la estabilidad económica y contener la inflación, las altas tasas de interés y el freno al crédito muestran un impacto recesivo más intenso del previsto, afectando directamente al ahorro, la inversión y la actividad productiva.

El propio Caputo ya reconoce de manera implícita que las decisiones monetarias adoptadas generan un efecto recesivo. Influencias bancarias internacionales, como JP Morgan, comienzan a poner en duda el crecimiento del PBI previsto por el Gobierno, que oficialmente se estima en 5,5%, sugiriendo un escenario más cercano al 4,7%, debido a la menor dinámica de la actividad económica en la segunda mitad del año.

Más allá del crecimiento, el debate se centra en ahorro e inversión, indicadores históricamente críticos para la economía argentina. Según estimaciones de la Fundación Mediterránea, la inversión se ubicaría en 16,5% del PBI, por debajo del 17,3% proyectado a principios de año por el FMI. Por su parte, el ahorro muestra una caída aún más marcada: de 16,8% en 2024 a 14,9% en 2025, reflejando un cambio de tendencia preocupante para la sostenibilidad económica.

Las cifras de los depósitos bancarios muestran el escepticismo del mercado. Tras cuatro meses de ascenso, en agosto se registró una caída real intermensual de 3,6%, especialmente en los depósitos a la vista, que retrocedieron 6,7%. En paralelo, crece la demanda de dólares, pero la mayor parte de ellos no se canaliza al sistema bancario, sino que se mantiene en efectivo. Según Jorge Vasconcelos, apenas un 23% de los dólares adquiridos fue depositado, reflejando un aumento de los llamados “dólares del colchón” y un claro signo de desconfianza.

Los últimos datos de julio mostraron que 1,3 millones de compradores adquirieron u$s5.432 millones netos, un incremento de 24,6% respecto del mes anterior. Este volumen se divide entre compras de dólares cash por u$s3.408 millones y salida de divisas por u$s2.621 millones hacia el exterior, lo que evidencia la presión sobre la liquidez interna y la dificultad de canalizar el ahorro hacia inversiones productivas.

El crédito también muestra señales de debilidad. Aunque el crecimiento del crédito en pesos fue de 1,3% en agosto, la financiación empresarial cayó 2,3% real intermensual, rompiendo una racha de 15 meses consecutivos de suba. El crédito al consumo enfrenta riesgos adicionales por la morosidad, que se ubicó en 5,2% en junio, comparable con niveles de crisis previas, lo que sugiere que la capacidad de pago de los hogares podría empeorar en los próximos meses.

El sistema financiero cumple nuevamente un rol centrado en financiar al Tesoro, absorbiendo exceso de pesos y encareciendo las tasas de crédito. Los adelantos bancarios a empresas cayeron 10,3% real en agosto, mientras que el Tesoro ofrece retornos efectivos de 4,5% mensual, dificultando la competencia del sector privado por recursos financieros. Las tasas proyectadas para próximas licitaciones podrían superar incluso el récord de 75% anualizado registrado en agosto.

La respuesta empresarial refleja precaución. Según un relevamiento de Ernst&Young, la financiación bancaria representa apenas el 22% del total, mientras que la inversión propia y préstamos de proveedores siguen siendo fuentes relevantes. Un 65% de las empresas invirtió igual o menos que el año pasado, aunque persiste un moderado optimismo: 76% espera mayores ventas, 57% proyecta mejores márgenes y 50% planea aumentar la inversión en 2026, condicionada a mejoras en seguridad jurídica, carga fiscal y costos financieros.

En síntesis, el plan de Caputo enfrenta un dilema: las medidas para controlar la inflación y absorber liquidez tienen un costo sobre ahorro, crédito e inversión. La recuperación futura dependerá de la capacidad del Gobierno para equilibrar estabilidad monetaria con incentivos efectivos que reactiven la confianza de empresas y ahorristas.

Últimas noticias
Te puede interesar
Lo más visto