Votar con convicción, no con miedo: lo que está en juego en las legislativas bonaerenses

OPINIÓN Agencia de Noticias del Interior
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  • El 7 de septiembre habrá elecciones legislativas en Buenos Aires, no ejecutivas.
  • El discurso de LLA-PRO que dice que votar a otras fuerzas es “funcional al kirchnerismo” es falso y simplista.
  • En comicios legislativos rige la representación proporcional, donde la diversidad fortalece la democracia.
  • El Parlamento debe reflejar pluralidad, no una lógica binaria o de “guerra política”.
  • Es necesario votar con convicción, no por descarte ni por miedo.
  • La renovación legislativa debe centrarse en propuestas, ética e institucionalidad, no en polarización.

El próximo 7 de septiembre, la provincia de Buenos Aires celebrará elecciones legislativas. No se elige gobernador, ni intendentes, ni presidente. Se elige representación parlamentaria. Y, sin embargo, desde el oficialismo nacional y su flamante alianza con el PRO, se pretende instalar la idea de que todo voto que no se dirija a sus candidatos “es funcional al kirchnerismo”. Una afirmación tan simplista como peligrosa, que no resiste el menor análisis institucional.

La premisa, repetida en discursos y replicada por sectores afines del periodismo, puede tener alguna lógica en una contienda ejecutiva, donde el que llega primero se lleva todo. Pero en una elección legislativa, bajo un sistema proporcional, la diversidad de opciones no debilita al “antikirchnerismo”; lo fortalece, lo enriquece y le da contenido. De hecho, la pluralidad es la razón de ser de un cuerpo legislativo. Pretender lo contrario es desnaturalizar el espíritu de la democracia representativa.

El Parlamento —en este caso, la Legislatura bonaerense— es el espacio donde deben convivir las distintas expresiones ideológicas de la sociedad. No es un apéndice del Ejecutivo, sino un contrapeso, un órgano de deliberación y control. Cuando se demoniza la dispersión y se exige un “voto único” bajo amenaza de “ser funcional al enemigo”, se cae en la lógica binaria que ha dañado la vida democrática durante décadas.

La coalición LLA-PRO pide el voto con una lógica de guerra, no de construcción institucional. En lugar de exhibir propuestas legislativas claras, candidaturas sólidas y un plan de trabajo coherente, apela al miedo, a la dicotomía “ellos o el abismo”. No es el camino. Si hay algo que necesita hoy la democracia bonaerense —y la argentina en general— es sanear sus cuerpos legislativos, revalorizar la tarea parlamentaria, y recuperar la confianza de una ciudadanía hastiada del oportunismo, el transfuguismo y la mediocridad.

Es cierto: el descrédito legislativo no es una invención mediática. Es la consecuencia de años de falta de compromiso, de bancas usadas como trampolín o refugio, de proyectos que nunca se tratan y de discursos vacíos. Pero la solución no es simplificar la política en una falsa opción de “nosotros o el caos”, sino apostar por candidatos que honren el cargo que buscan, que tengan preparación, vocación y valores.

Por eso, frente al desafío electoral del 7 de septiembre, la pregunta no debería ser “a quién perjudico si voto a otro”, sino “quién me representa mejor, quién tiene ideas claras, quién está preparado para legislar con ética y responsabilidad”.

No se trata de votar por descarte, ni de elegir al “menos malo”, ni de ceder a la extorsión emocional de quienes reducen la política a un ring de boxeo. Se trata de votar con convicción. De elegir desde la confianza, no desde el miedo. Porque lo que se pone en juego no es una interna de poder, sino la calidad institucional de la provincia más grande del país.

La democracia se fortalece con diversidad, con debate, con representación plural. Y empieza a sanearse cada vez que un ciudadano elige con libertad y conciencia. La oportunidad está a la vista. Lo importante es no desperdiciarla.

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