Derrota legislativa y veto anunciado: la encrucijada política de Javier Milei

POLÍTICA Agencia de Noticias del Interior
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  • El Senado aprobó leyes clave como el aumento del bono jubilatorio y la prórroga de la moratoria previsional; Milei anunció que las vetará.
  • La oposición busca dos tercios para insistir en la sanción definitiva, en una votación más tensa.
  • El “escudo” de 87 diputados leales del oficialismo se fractura por grietas internas y desobediencia de gobernadores.
  • Deserciones importantes en el espacio libertario, el MID, radicales y sectores del PRO debilitan al Gobierno.
  • Innovación Federal ya no es un bloque neutral y vota contra el oficialismo en temas sensibles.
  • La defensa del veto será difícil por la fragmentación legislativa, presión provincial y pérdida de autoridad presidencial.
  • La oposición capitaliza el desgaste del Gobierno, unida en temas sociales clave.
  • En Casa Rosada temen que otra derrota legislativa sea un golpe político severo, con riesgo para la gobernabilidad.
  • La verdadera incógnita es si Milei podrá sostener el veto ante un Congreso hostil; la disputa se resolverá tras el receso invernal.

Tras la reciente derrota en el Senado, donde se aprobaron leyes clave como el aumento del bono jubilatorio y la prórroga de la moratoria previsional, el presidente Javier Milei anticipó que vetará estas iniciativas. Sin embargo, la oposición ya se prepara para buscar los dos tercios necesarios para insistir con la sanción definitiva, en una votación que promete ser aún más tensa y definitoria.

Lo que en meses pasados era un sólido “escudo de 87 diputados leales” hoy luce desdibujado. Las grietas internas, la reconfiguración de bloques aliados y la creciente desobediencia de gobernadores evidencian la pérdida de cohesión del oficialismo. El contexto cambió: la obra pública se frenó, la recaudación provincial cayó y el malestar social crece, mientras los mandatarios provinciales ya no quieren pagar el costo político del ajuste, tal como quedó claro en la ausencia masiva de gobernadores en el acto oficial del 9 de julio en Tucumán.

Las deserciones se extienden desde adentro del propio espacio libertario, con diputados como Marcela Pagano que dieron quórum y votaron con la oposición. Otros bloques afines, como el MID y la “Liga del Interior” del radicalismo dialoguista, muestran lealtades fragmentadas entre ausencias y votos en contra. Incluso legisladores vinculados a gobernadores, como los tucumanos de Osvaldo Jaldo y las sanjuaninas Picón y Moreno, ya no son confiables para la Casa Rosada.

En el PRO, mientras algunos sostienen al Gobierno, referentes larretistas y diputados macristas actúan con autonomía o directamente en contra del oficialismo. El bloque Innovación Federal, otra pieza clave en la conformación legislativa, ha dejado de ser garantía de neutralidad, con votos unánimes contra el Ejecutivo en temas sensibles.

Frente a este escenario, el Ejecutivo planea vetar las leyes aprobadas, pero la defensa de ese veto se presenta como una batalla difícil. La fragmentación legislativa, la presión de las provincias y la erosión de la autoridad presidencial complican la posibilidad de impedir que la oposición insista en la sanción definitiva.

La oposición, por su parte, se fortalece y capitaliza el desgaste del Gobierno, consolidándose en torno a demandas sociales sensibles como las jubilaciones y la discapacidad.

En la Casa Rosada admiten que una nueva derrota legislativa sería un golpe político severo, que incluso con el veto en mano implicaría una derrota simbólica en términos de gobernabilidad. La incógnita no es ya si Milei vetará, sino si podrá sostener ese veto frente a un Congreso cada vez más hostil.

La respuesta llegará tras el receso invernal, en un clima que anticipa una batalla legislativa marcada por la creciente soledad presidencial y el desgaste del relato libertario.

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