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Oposición soft, el “gran logro” derrivista

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Dos meses resultan insuficientes para definir a una gestión, pero sirven para empezar a encontrar huellas claras de la identidad de gestión. Así al menos se ha notado en el inicio de la era que comanda Guillermo De Rivas desde la Municipalidad de Río Cuarto, que hoy está atravesando el fin de su primer bimestre en el Mójica pudiendo hacer unos pocos, pero significativos balances. Como lo viene diciendo Alfil, fueron días de puesta a punto, armado de equipos, control de inventario, dificultades económicas y decisiones difíciles, pero también de vinculación. En ese sentido, el objetivo más claro del accionar político derivista ha estado en juntar a la mayor cantidad posible de sectores, a tal punto que el Partido Cordobés pudiera empezar a ver su correlato riocuartense en poco tiempo. Según afirman desde el entorno del intendente, ese fue el objetivo cumplido más destacado para aplacar las dudas del arranque.

“Si viene el gobernador (Martín Llaryora) a nombrarte intendente del Partido Cordobés, como mínimo tenés que empezar a dar muestras de apertura y cercanía con los sectores que parecían lejos”, reflexionaba un dirigente derivista, quien recordaba la conformación de un gabinete y un bloque legislativo con nombres de diferentes sectores, incluso del radicalismo -prunottistas- y del PRO. Pero esta situación no se limita a los propios, sino a los que pelearon contra Hacemos Unidos en las urnas. Aunque no es con todos, gran parte de sus “rivales” en el Legislativo dieron señales de cercanía con De Rivas, quien se aseguró iniciar su gestión con una oposición soft. “Ese fue nuestro gran logro en dos meses”, aseguraba un portavoz del jefe municipal.

Las muestras más fuertes de esa relación que el oficialismo pretende estirar con el tiempo se vieron en las últimas dos semanas. Uno de los temas tuvo que ver con el Presupuesto y la ampliación que, sumada a un particular pedido para incrementar la capacidad de endeudamiento del Ejecutivo, tuvo la abstención de dos bloques (Primero Río Cuarto y La Fuerza del Imperio del Sur) y el sorpresivo acompañamiento del Partido Libertario. Más allá de no ser aprobado en primera lectura por unanimidad, la mayoría extendida se sintió como señal positiva para el intendente, así como también la ausencia de rechazos. 

En el Legislativo, donde suele verse la mayor parte del rifirrafe entre oficialistas y opositores, todavía no se ha generado un clima de cortocircuitos. Por el contrario, varias de las iniciativas impulsadas por el Gobierno ya tuvieron el visto bueno por unanimidad, como ocurrió con cuestiones vinculadas a la Seguridad y el Tránsito, incluso con cumplidos de parte de concejales opositores. “Podrían salir con los tapones de punta, pero la mayoría elije el diálogo”, comentaba un concejal oficialista.

Sin dudas, se ha configurado un sector dialoguista entre los otrora antagonistas. De hecho, el bloque radical-juecista ha participado de encuentros con diferentes funcionarios del Gobierno municipal, tal como lo confirmó días atrás el presidente de la bancada, Gabriel Abrile. El edil destacó que todos los viernes hay reuniones con integrantes del Gabinete, una práctica promovida por De Rivas para mantener una agenda conjunta, algo que celebran los radicales -por lo menos hasta que deban salir al choque nuevamente. Puede ser que este comportamiento tenga que ver con los acuerdos y la cercanía que establece per se la rosca por la Defensoría del Pueblo y la lógica “PJ al poder, UCR en la Defensoría”.

Más allá del primer vistazo del acompañamiento libertario y el diálogo constante con Primero Río Cuarto, podría decirse que el bloque que promete más rivalidad con Hacemos está en La Fuerza del Imperio, las cuatro bancas de nazaristas que todavía no han mostrado los dientes- aunque parecen listos para hacerlo. El tema presupuestario ofrece la oportunidad justa para los choques, pero la cuestión más fuerte parece venir más adelante con el debate por los servicios.

En el oficialismo, también se toman como victoria personal esta situación: los que más pueden rivalizar tienen solamente cuatro votos. “Todo bajo control”, se jactan desde el derivismo al recordar ese contundente triunfo en las urnas que, más allá de la bajísima participación, todavía siguen saboreando.

con informacion de DIARIO ALFIL, SOBRE UNA NOTA DE GABRIEL MARCLE.

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