La nueva CGT busca ordenar filas y prepara su ofensiva contra la reforma laboral

POLÍTICA Agencia de Noticias del Interior
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  • La CGT recibirá a los diputados sindicales para definir una estrategia contra la reforma laboral.
  • El triunvirato cegetista denuncia falta de diálogo formal con el Gobierno.
  • Tensiones internas: varios dirigentes históricos quedaron fuera de la mesa chica.
  • El sindicalismo rechaza al menos diez puntos clave del proyecto, similares al DNU 70.
  • La CGT busca sumar gobernadores para frenar la iniciativa en el Congreso.
  • El Gobierno quiere tener el texto listo para debatirlo en sesiones extraordinarias.

La conducción recientemente electa de la CGT aceleró su agenda política en un clima de creciente tensión con el Gobierno nacional. Este martes, a las 16, los líderes de la central obrera recibirán a los ocho diputados nacionales de extracción sindical para definir una estrategia común frente a los puntos más cuestionados del proyecto de reforma laboral que impulsa la administración de Javier Milei. El encuentro, que se realizará en la histórica sede de Azopardo 802, también servirá para delinear una ronda de reuniones con gobernadores, con el objetivo de sumar respaldo legislativo a la posición gremial en el Congreso.

El movimiento quedó delineado días atrás, durante una reunión de la mesa chica cegetista en la sede de UPCN, en Moreno al 1300. Allí, el triunvirato compuesto por Octavio Argüello (Camioneros), Jorge Sola (Seguros) y Cristian Jerónimo (Empleados del Vidrio) analizó los borradores de la reforma laboral elaborados en el Consejo de Mayo y coincidió en que, pese a las versiones que circularon en las últimas semanas, el Gobierno aún no cursó ninguna invitación formal para abrir una instancia de diálogo. Uno de los pocos representantes sindicales con asiento en el Consejo, Gerardo Martínez (UOCRA), ya hizo saber que rechaza el corazón del proyecto, al que considera prácticamente idéntico al DNU 70 que la CGT logró frenar en la Justicia.

La deliberación de la mesa chica fue la primera tras la renovación de autoridades del 5 de este mes y contó con la presencia de figuras de peso como Hugo y Hugo Antonio Moyano, Héctor Daer (Sanidad), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias) y el anfitrión Andrés Rodríguez (UPCN). No pasó desapercibida, sin embargo, la ausencia de Martínez, que participa en Ginebra de una reunión de la Organización Internacional del Trabajo, ni la de varios históricos dirigentes que no fueron convocados. Armando Cavalieri (Comercio), Sergio Romero (UDA), Julio Piumato (Judiciales), Sergio Sasia (Unión Ferroviaria) y Guillermo Moser (Luz y Fuerza) integran ese grupo que expresó malestar por haber quedado al margen.

Pese al clima interno, la cúpula cegetista decidió adoptar un tono prudente. La expectativa de una audiencia en Casa Rosada se encendió el jueves pasado, cuando Sola y Jerónimo se cruzaron con el ministro del Interior, Diego Santilli, durante la conferencia industrial de la UIA. En un intercambio informal, el funcionario libertario les aseguró que el contenido del proyecto no es el que trascendió y que la central obrera sería convocada en breve. No obstante, esa invitación todavía no llegó y en UPCN se resolvió mantener abierta la vía del diálogo antes de considerar cualquier medida de fuerza.

La CGT también comenzó a mover sus fichas en el plano político. Varios gobernadores ya recibieron llamados de distintos jefes sindicales que buscan evitar un trámite automático del proyecto en el Congreso. Uno de ellos, según trascendió, incluso les prometió apoyo, aunque pidió a la central obrera acercar una propuesta alternativa detallada.

El conflicto latente se explica por el fuerte rechazo que genera en el sindicalismo un decálogo de puntos centrales de la reforma. Entre ellos, la limitación de la ultraactividad de los convenios colectivos, la prevalencia de acuerdos por empresa por sobre los convenios por actividad, la reducción de las cuotas solidarias y la reglamentación del derecho de huelga en sectores estratégicos como transporte, educación y salud, con exigencias de entre el 50% y el 75% de servicios mínimos.

El Gobierno aspira a que el Consejo de Mayo cierre el proyecto el 15 de diciembre, para habilitar su debate durante las sesiones extraordinarias. En Azopardo, en cambio, trabajan contrarreloj para hacer sentir su peso político y sindical, con una premisa clara: la reforma laboral, tal como está planteada, no pasará sin resistencia.

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