Un nuevo orden amenaza a los caciques del PJ Capital

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La necesidad del PJ de redefinir autoridades partidarias ha capturado la atención de todos sus dirigentes territoriales y, entre ellos, los de Capital, siempre que en el peronismo se ha comenzado a hablar de una “renovación dirigencial” en el distrito que concentra poco menos de la mitad de los votos de la provincia.

Así las cosas, los caciques peronistas de la ciudad empiezan a preocuparse por ser refrendados en sus cargos partidarios, que siempre han sido prendas de su interés no por su valor intrínseco, sino por lo que traen aparejados: funciones en la gestión y capacidad para vehiculizar soluciones frente a los reclamos o requerimientos de los vecinos.

Pero los resultados de la última elección, que el Centro Cívico achaca en parte a fallas en la gestión municipal, habría tenido el efecto de acelerar la revisión de este modelo.

En rigor, el esquema de presidentes de seccional ya vendría mostrando sus limitaciones desde hace tiempo en la interpretación de no pocos dirigentes capitalinos, que explican que ese agotamiento fue el que hizo necesario, desde las elecciones de 2017, el despliegue de un cuerpo de coordinadores de seccional en cada una de las elecciones que el oficialismo enfrentó durante los últimos años.

Pero ahora se avanzaría un poco más. La idea que habría anidado en el Centro Cívico y que resienten en las seccionales es la de desdoblar gestión y política partidaria, instituyendo en paralelo a la figura de los presidentes de seccional, la de “gestores” en cada una de ellas.

Esto implicaría cambiar radicalmente la lógica que impera de antaño en el PJ, que consiste en acumular capacidad territorial para conquistar un cargo partidario y, a partir de él, validarse ante el Ejecutivo para reclamar lugares en la gestión.

Ahora, la vida partidaria del PJ Capital transitaria en paralelo, mientras los gestores -mayoritariamente con responsabilidades en la Provincia- articularían entre la gestión y el territorio.

Conviven, al menos, dos interpretaciones de por qué, en el peronismo, se empieza a hablar de esto.

La primera ve en la creación de una estructura paralela de responsables de articular entre gestión y territorio una vía indirecta del llaryorismo para incidir en el día a día de la ciudad. Nadie desconoce que entre Provincia y Municipalidad hay tensiones, y que mientras los primeros acusan debilidades de la gestión municipal, los segundo aseguran que no es la falta de capacidad, sino el contexto lo que expone a críticas al Palacio 6 de Julio.

Desde el 10 de diciembre de 2023 hasta ahora, la Municipalidad no sólo ha perdido los recursos que aportaba la nación para subsidiar el transporte, sino también muchos otros que la ciudad recibía del Ejecutivo nacional, aunque por cuestiones políticas prefiriera no admitirlo. Si a eso se suma el repliegue del Estado Nacional en aspectos esenciales de la contención social, la pérdida que representan los adelantos de coparticipación que a Municipalidad recibió de la Provincia entre 2019 y 2023, y el pago de la deuda en dólares tomada por Ramón Mestre y rolleada por la administración llaryorista, no cuesta advertir que el marco de la actual gestión ha sido harto más adverso que el que tocó a la precedente. 

La segunda interpretación, por caso, todavía más profana, y sugiere que son los propios presidentes de las seccionales los que dejan correr que se montará una estructura paralela de gestores para cada seccional, con el objeto de desanimar a sus posibles competidores en la interna partidaria. Llegado el caso -advierten- de nada servirá ese título si las responsabilidades de gestión marchan en paralelo.

CON INFORMACION DE DIARIOALFIL.

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