Renace la confianza: el apoyo financiero de EE.UU. impulsa una nueva etapa económica en la Argentina

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • Argentina consiguió asistencia internacional para renovar su deuda y reducir el riesgo país.
  • El acuerdo con EE.UU. no es un rescate, sino resultado del orden fiscal y monetario.
  • Se proyecta un aumento del valor de los bonos y un descenso del riesgo país a 550 puntos.
  • El Gobierno busca atraer inversiones con reformas estructurales.
  • La baja del riesgo país fortalecería el peso y reduciría la inflación.
  • Se abre una etapa de crecimiento con expectativas de más empleo y mejores salarios.

La reciente asistencia financiera internacional obtenida por la Argentina marca un punto de inflexión en el rumbo económico del país. Según fuentes oficiales, el acuerdo con el Tesoro de Estados Unidos permitirá renovar el stock de deuda en mejores condiciones, reduciendo el riesgo país y habilitando un escenario de mayor estabilidad financiera. El Gobierno sostiene que el impacto de este alivio se reflejará en toda la economía: más empleo, mejores salarios y un acceso más amplio al crédito.

A diferencia de los rescates tradicionales, este respaldo no se interpreta como una salvación ante una crisis inmediata, sino como el reconocimiento a un proceso de ordenamiento fiscal y monetario que, según la visión oficial, comienza a rendir frutos. El swap con el Tesoro estadounidense permitiría extender plazos de vencimiento y reducir costos de financiamiento, aunque con tasas algo superiores a las de los acuerdos anteriores. “Es el costo natural de volver al mercado voluntario de deuda después de años de desconfianza”, explican analistas financieros.

Disciplina fiscal y señales al mercado

La asistencia se presenta como consecuencia directa de un programa de disciplina económica que busca sostener el equilibrio de las cuentas públicas sin vulnerar derechos de propiedad ni recurrir a financiamiento inflacionario. El objetivo, de acuerdo con el equipo económico, es consolidar un sendero de superávit fiscal primario que garantice los pagos de deuda sin depender de medidas extraordinarias.

En paralelo, el Gobierno apuesta a que esta mejora en la relación con el sistema financiero internacional genere un flujo de inversiones hacia sectores productivos. Para ello, anticipa un paquete de reformas impositivas, laborales y previsionales que busca mejorar la competitividad y dar previsibilidad a los inversores. “No alcanza con el financiamiento, hay que crear condiciones estables para producir”, sintetizó un funcionario del área económica.

Bonos en alza y riesgo país en baja

El acuerdo también tuvo un inmediato impacto en los mercados. Los bonos soberanos comenzaron a registrar subas sostenidas, en línea con una caída proyectada del riesgo país hacia niveles cercanos a los 550 puntos básicos, similar a los observados en enero de 2025.

El bono AL35, por ejemplo, cerró la última jornada en 59,70 dólares, con una tasa interna de retorno del 14,3% anual. De cumplirse las expectativas de estabilidad, ese rendimiento podría descender al 9%, lo que implicaría una valorización cercana al 32% en dólares. Este escenario, sumado a una tasa de interés global en baja —con la Reserva Federal anticipando recortes hacia el 3% anual en 2026—, refuerza la expectativa de ganancias para los inversores.

Un nuevo horizonte para el peso y la inflación

Con la baja del riesgo país y el acceso a financiamiento más barato, el Gobierno confía en que podrá fortalecer las reservas internacionales y estabilizar el peso. El ordenamiento fiscal, junto con el flujo de capitales externos, permitiría reducir la inflación hacia niveles de un dígito anual, mientras se abaratan las tasas para el crédito interno.

La expectativa oficial es que la combinación de superávit, estabilidad y financiamiento externo se traduzca en una mejora real del poder adquisitivo, con tasas hipotecarias y prendarias más accesibles y una reactivación gradual del consumo.

El fin del ajuste y un ciclo de crecimiento

Los analistas coinciden en que este programa marca el cierre de la etapa más dura del ajuste y el comienzo de un ciclo más virtuoso. La economía argentina, luego de más de una década sin crecimiento sostenido, busca recomponer la confianza perdida en los mercados internacionales y en sus propios ciudadanos.

Si el nuevo esquema se consolida, el país podría dejar atrás años de inestabilidad crónica, con un horizonte de crecimiento sostenido, mayor empleo y mejores salarios. Para los funcionarios del área económica, este es “el punto de partida de una etapa de expansión”, siempre que se mantengan las condiciones de disciplina fiscal y estabilidad institucional.

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