Lácteos bajo la lupa

SALUD Y NUTRICIÓNJulia VOSCOJulia VOSCO
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La leche y sus derivados son fundamentales en la dieta, aportando nutrientes esenciales en todas las etapas de la vida. A pesar de ello, persisten mitos como "la leche es solo para chicos" y "los lácteos no hidratan", que pueden influir negativamente en las elecciones alimentarias.

Lácteos: un pilar nutricional
El calcio es un nutriente vital cuyo requerimiento varía según la edad. En la niñez, su ingesta es crucial, pero también en la adultez y la vejez. Durante el embarazo y la menopausia, las necesidades de calcio aumentan. Si una madre embarazada no consume suficiente calcio, el bebé puede extraerlo de los huesos maternos, lo que podría poner en riesgo la salud de ambas. Para los adultos mayores, mantener un consumo adecuado es esencial para prevenir la pérdida ósea, ya que la capacidad de absorción disminuye con la edad.

Los lácteos no solo son una excelente fuente de calcio, sino que también ofrecen proteínas de alta calidad, vitaminas D y B12, junto con minerales como fósforo y zinc. Existen opciones adaptadas a diferentes necesidades, como productos descremados o bajos en lactosa.

Mitos comunes desmitificados
Uno de los mitos más comunes es que la intolerancia a la lactosa implica la eliminación total de los lácteos. Sin embargo, hay versiones sin lactosa y productos, como el yogur y algunos quesos, que suelen ser mejor tolerados.

Otro error frecuente es pensar que la leche con cacao pierde su valor nutritivo, cuando en realidad, al seguir las porciones recomendadas, el calcio se asimila adecuadamente.

Además, las bebidas vegetales como la soja no igualan el contenido nutricional de la leche de vaca, especialmente en términos de calcio y proteínas. Su uso en niños pequeños puede llevar a deficiencias nutricionales.

Los lácteos también contribuyen a la hidratación, ya que contienen un alto porcentaje de agua. El yogur ofrece tanto o más calcio que la leche, y los quesos son una fuente concentrada de este mineral.

Finalmente, se ha creído erróneamente que los lácteos dificultan el sueño. En realidad, contienen triptófano, un aminoácido que ayuda a la producción de serotonina, favoreciendo un sueño reparador.

En conclusión, los lácteos son un componente insustituible de una dieta equilibrada, y su consumo debe ser promovido en todas las etapas de la vida.

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