¿Qué le pasa a tu cuerpo si tomás gaseosa todos los días?

SALUD Y NUTRICIÓNJulia VOSCOJulia VOSCO
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Un estudio reciente de EatingWell revela que el 63% de los adultos en Estados Unidos consume gaseosas al menos una vez al día. Este hábito, considerado inofensivo por muchos, puede tener serias repercusiones en la salud.

Efectos sobre la salud bucal

Entre las consecuencias más evidentes se encuentran los problemas dentales. Los refrescos, ricos en azúcares y ácidos, favorecen la aparición de caries y la erosión del esmalte. Scott Cardall, experto en salud bucal, advierte que estos productos puedan ser convertidos en ácidos por la placa bacteriana, lo que incrementa el riesgo de daño dental. Además, su consumo puede alterar la producción de saliva, esencial para combatir bacterias, causando problemas como la inflamación de las encías.

Problemas digestivos

El gas y la acidez de las gaseosas pueden provocar irritación gástrica, especialmente en personas con gastritis o reflujo ácido. La enfermera Nancy Mitchell señala que estos síntomas pueden agravarse con la ingesta de bebidas carbonatadas.

Impacto en los niveles de azúcar sanguíneo

Una lata de refresco de 355 ml contiene alrededor de 37 gramos de azúcar añadido, superando las recomendaciones diarias. Esta cantidad puede provocar picos de glucosa en sangre, obligando al cuerpo a liberar insulina rápidamente. Según la experta en nutrición Heather Davis, esto puede resultar en fluctuaciones de energía y a largo plazo, aumentar el riesgo de diabetes y enfermedades cardiovasculares.

Alteraciones en el perfil lipídico

El consumo habitual de gaseosas se asocia con un incremento de triglicéridos y una disminución del colesterol HDL (“bueno”). El Dr. César Sauza menciona que si el azúcar no se utiliza como energía, el hígado lo convierte en grasa.

Efectos de los edulcorantes artificiales

Las gaseosas "light" no son una opción segura; según Davis, su consumo puede alterar el microbioma intestinal y aumentar el riesgo de diabetes tipo 2.

Otros problemas de salud

El consumo regular de refrescos se ha vinculado a sobrepeso, enfermedades cardiovasculares y daño renal. Además, los consumidores frecuentes tienden a mantener hábitos poco saludables, como el fumar y el sedentarismo.

Alternativas más saludables

Aquellos con problemas digestivos o que buscan reducir su ingesta de azúcar deberían considerar alternativas como agua con gas infundida con frutas, kombucha o té espumoso. Estas opciones brindan sabor y frescura sin los riesgos asociados a las gaseosas.

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