


Juan Plaos
Juan Schiaretti está en su salsa, en plena campaña electoral y con un horizonte claro y concreto: quiere ganar las elecciones por un buen margen que posicione a su espacio de cara a las presidenciales de 2027. A sus íntimos no deja de repetir que no ve bien al gobierno de Milei, que los meses sucesivos van a ser muy difíciles y que el resultado de las elecciones pasaron a ser algo "incierto", que el declive se va a notar y va a ser pronunciado. Hay muchos desencantados y los escándalos hacen mella. Schiaretti está convencido de que el espacio que integra con el resto de los gobernadores va a obtener un resultado "extraordinario" que posicionará a dos o tres candidatos; y sin decirlo, no pierde las esperanzas de ser quien, en poco menos de dos años, encabece ese nuevo proyecto. Sus amigos lo escucharon decir: "No hay mucho secreto, los nombres que van a surgir son Llaryora, Pullaro y yo, y por ahora, el más conocido y "reconocido" soy yo, así que nadie se sorprenda". Schiaretti está en campaña, pero no por los demás, como algunos piensan; está en campaña por él.




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