Harina de avena: propiedades, beneficios y cómo usarla en recetas de cocina

SALUD Y NUTRICIÓNJulia VOSCOJulia VOSCO
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La harina de avena se consolidó en los últimos años como una aliada de la alimentación saludable gracias a su perfil nutricional y al respaldo de evidencias científicas que demuestran sus beneficios. Diversos estudios médicos y nutricionales subrayan sus propiedades para regular el colesterol, proteger la salud digestiva y contribuir al control glucémico.

Estos efectos fueron destacados en el metanálisis “Efectos reductores del colesterol del β-glucano de avena: un metanálisis de ensayos controlados aleatorios”, que asocia su consumo con una disminución significativa del colesterol LDL y la prevención de enfermedades cardiovasculares.

A su vez, investigaciones recientes, publicadas en la revista Food & Function, reforzaron estos hallazgos al señalar que los β-glucanos de avena mejoran de manera consistente el perfil lipídico y reducen el riesgo cardiovascular.

Cómo se hace la harina de avena
Quienes buscan una alternativa natural y sin procesamiento industrial pueden preparar harina de avena en casa utilizando copos de avena. El procedimiento es sencillo: triturar las copos en una licuadora o procesadora hasta obtener un polvo fino, tamizar el producto y repetir la molienda para lograr una textura homogénea.

La harina debe almacenarse en un recipiente hermético, a temperatura ambiente, y se recomienda elaborarla a partir del grano integral. Este método casero asegura la conservación de nutrientes, ya que la molienda artesanal preserva el salvado y el germen, componentes fundamentales del grano que aportan fibra, vitaminas y minerales.

¿Cuáles son los beneficios y propiedades de la harina de avena?
La harina de avena es considerada un alimento funcional gracias a la variedad de compuestos bioactivos que contiene. Entre sus principales beneficios se encuentran:

Colesterol y salud cardiovascular: los β-glucanos de la avena actúan reduciendo el colesterol LDL y favorecen la prevención de enfermedades cardiovasculares. Tanto el metanálisis de ensayos clínicos como la publicación en Food & Function (2025) coinciden en que la ingesta regular de avena representa un aporte significativo para la salud del corazón.
Regulación de la glucosa: el consumo de harina de avena favorece la estabilidad de la glucemia. Según un estudio publicado en BMJ Diabetes Research & Care (2022), los β-glucanos atenúan la respuesta glucémica tras las comidas y mejoran la sensibilidad a la insulina, reduciendo el riesgo de complicaciones metabólicas en personas con diabetes tipo 2.

Acción antioxidante y antiinflamatoria: la avenantramida, un compuesto fenólico característico de la avena, aporta efectos antioxidantes y antiinflamatorios. Una investigación en Pharmacological Research evidenció que estos compuestos reducen el estrés oxidativo y la inflamación sistémica, favoreciendo la salud vascular y el control de la presión arterial.
Bienestar neuromuscular y mental: gracias a su aporte de magnesio, la harina de avena favorece la síntesis de serotonina, neurotransmisor vinculado al descanso, la regulación del ánimo y la reducción del estrés. Además, este mineral resulta esencial para el buen funcionamiento de músculos y huesos.

Digestión y microbiota. La fibra insoluble regula el tránsito intestinal y actúa como prebiótico, alimentando bacterias beneficiosas de la microbiota intestinal. Esto mejora la digestión, favorece la absorción de nutrientes y ayuda a prevenir el estreñimiento.
Control del peso corporal. El consumo de harina de avena prolonga la sensación de saciedad y reduce la ingesta calórica diaria. El Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) destaca este efecto en programas de control de peso, señalando que su incorporación regular puede ser útil como herramienta complementaria en dietas hipocalóricas.

Qué tener en cuenta al usar harina de avena en las recetas de cocina
Aunque la avena no contiene gluten de forma natural, es común que se contamine durante el transporte o procesamiento. Por ello, las personas con enfermedad celíaca deben optar por productos certificados “sin TACC” para evitar complicaciones gastrointestinales.

Otro aspecto a considerar es su textura. La harina de avena absorbe más líquido que la de trigo y aporta menor elasticidad, lo que puede modificar el volumen y la estructura en panes o productos de repostería. Los especialistas sugieren ajustar la cantidad de líquidos o mezclarla con otras harinas para lograr resultados óptimos.

El consumo recomendado es de una a dos cucharadas diarias en el marco de una dieta equilibrada. Un exceso, sobre todo en preparaciones con azúcares o grasas, puede incrementar el valor calórico final.

 

Fuente: Infobae

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