Martín Llaryora teje en Marcos Juárez para arrebatar el kilómetro cero de JxC en 2026
POLÍTICAAgencia 24 NoticiasEl Partido Cordobés que lidera el gobernador de Córdoba, Martín Llaryora ya analiza variantes para presentar una candidatura propia, identificable como tal, en las elecciones municipales que se realizarán en la ciudad de Marcos Juárez, en el aún remoto mes de septiembre del 2026.
Los tres nombres que se encadenan en los análisis son reconocidos en la región. Dos de ellos son parte de la alianza que gobierna a nivel provincial y representan la amplitud con que el gobernador moldea su proyecto: Pedro Dellarossa, dirigente del PRO, exintendente, hoy ministro de Producción, Ciencia e Innovación Tecnológica de la provincia; el médico Eduardo Foresi, peronista, excandidato a intendente en 2018 y a viceintendente en 2022.
La tercera mención corresponde nada menos que a la intendenta Sara Majorel, quien gobierna desde hace dos años en representación de Juntos por el Cambio, pero se mueve sin cepos de pertenencia a la hora de gestionar la rica ciudad del sudeste provincial.
El preferido de Martín Llaryora
Analistas locales siguen ubicando a Dellarossa en el centro del tablero político marcosjuarense. Exintendente por dos períodos consecutivos, mantiene una muy buena imagen en la mayor parte de la sociedad. También se le reconoce una administración que permitió el crecimiento económico del enclave en la pampa gringa.
Más importancia aún le asignan los armadores de las alianzas que han disputado el poder en la última década. Su triunfo en las elecciones municipales de 2014 fue considerado el bautismo triunfal de Cambiemos a nivel nacional. Reelecto cuatro años después, se convertiría en el intendente más importante del PRO en la provincia, refrendado como tal por Mauricio Macri.
Dichos avales no le alcanzarían para una proyección provincial. Ni siquiera para conseguir lugares preponderantes en el armado de Juntos por el Cambio. Sí le bastarían para ungir a Majorel como su sucesora para la intendencia en 2022. Juntos derrotarían a Verónica Crescente, una exfuncionaria de su gestión, por la que apostara abiertamente el exgobernador Juan Schiaretti.
Poco duraría la experiencia del tándem. Contra todo pronóstico, un año después Dellarossa abandonaría el Concejo Deliberante para sumarse al gobierno provincial. Invitado por el propio Llaryora, su nombre aparece como el mejor ejemplo del proceso de cooptación de dirigentes opositores que irriga al Partido Cordobés.
Desde su cartera, el exintendente conjuga en primera persona del plural el modelo productivo con que el gobernador ofrece contraste al gobierno nacional de Javier Milei. También mantiene un aceitado vínculo con los nombres de peso de la agroindustria, los mismos que se sienten a gusto con los trazos gruesos de la motosierra presidencial.
Pragmático al fin, pero sin descuidar tales relaciones, en el entorno del ministro no descartan una posible vuelta al pago chico en caso de ser requerido.
“Si Llaryora quiere ganar tiene que ir con Pedro. No hay otro. Aunque no está en la diaria, sigue siendo al que buscan todos”, dicen fuentes locales.
El lejano desafío a Pedro Dellarossa
La descripción presenta otra arista. Luego de 12 años de intendencias de fuerzas opositoras a nivel provincial, el peronismo marcosjuarense no tiene nombres que proyecten una adhesión que permita volver a desafiar a Dellarossa.
Aunque Foresi sigue actuando como interlocutor, con línea directa con dirigentes de peso en la estructura provincial, las sucesivas derrotas en turnos electorales previos (hace dos años declinó su candidatura para acompañar a Crescente) lo ubican en posiciones relegadas en las especulaciones preelectorales.
En el Panal toman nota de ello y por el momento no apuran decisiones. Aunque ya piensan en ungir un candidato de inocultable afinidad, como el propio médico comentara a medios locales, toman muy en cuenta la dura experiencia de 2022.
Hace sólo dos años, el cordobesismo se apresuró a dar por ganada la compulsa, a la que acudió con una dirigente del riñón dellarossista y una (otra) cuidada omisión de referencias al peronismo. La sonora derrota no sólo demostró errores gruesos en el proceso previo, derivados de una subestimación a un electorado que prioriza una mirada local.
En su fuero interno, armadores cordobesistas admiten que aquella noche les anticiparía el reñido escenario de la disputa provincial, que ocurriría nueve meses después, a la que la oposición llegaría con muchos más bríos que los entonces reconocidos.
La mediación del gobernador de Córdoba
Con esa misma imagen en el retrovisor, el llaryorismo prodiga gestos que permiten lecturas más allá de lo institucional con la intendenta.
Hace sólo dos semanas, el gobernador anunció la construcción de una sede de la Universidad Provincial de Córdoba en Marcos Juárez. Séptimo entre los anunciados, el proyecto incluirá al Instituto Superior Bernardo Houssay, que ofrece especialidades técnicas, una de las principales demandas en materia educativa según los análisis proselitistas de los últimos años.
Luego de la sede universitaria -una vía de proyección política que también marca contrastes con la gestión nacional- Llaryora realizó otros anuncios para la ciudad, como, la incorporación de efectivos para la base local de la Fuerza Provincial Antinarcotráfico (FPA), concretada este mismo viernes.
Paralela al acto institucional, en el Panal se realizó una reunión que sentó en la misma mesa a Llaryora, Majorel y Dellarossa. Aunque predominen formulismos a la hora de difundir las conclusiones, el encuentro dejó claros indicios de la importancia que se le asigna al enclave del sudeste provincial, ya por su desarrollo económico, ya como antesala de la disputa por la gobernación de 2027.
Muchos se detuvieron también en la valía del registro simultáneo de la intendenta y su mentor, quienes sostienen un vínculo más frío que el previsto. Desde la sede municipal acusan al ingeniero de incumplir los acuerdos y, con su salida, vaciar de poder a su sucesora.
También hay disputas internas en juego. Majorel tiene hoy lazos mucho más sólidos con las referencias de lo que fuera JxC. Particularmente con Macri, quien le prodiga la predilección que antes destinara al hoy funcionario provincial.
Lanzada ya a pensar en su reelección, según admiten sus funcionarios de mayor confianza, la contadora pública tampoco descuida las relaciones con los armadores de La Libertad Avanza. Como otros dirigentes cambiemistas, vería con agrado una alianza con el partido de Milei, a quien le tributa reconocimiento por sus decisiones en materia económica.
Con esas cartas en la mesa, Majorel le muestra a Dellarossa lo que otros no se animan: esbozos de un proyecto para el que ya no necesitaría su complacencia.
CON INFORMACION DE LETRAP.