El posible rally global de commodities y su impacto directo en la economía argentina

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • La economía de EE.UU. termina el año más sólida de lo previsto.
  • Surgen riesgos en empleo y mercado inmobiliario.
  • Jorge Ángel Harker destaca la resiliencia económica estadounidense.
  • Podría aumentar la liquidez global en 2025.
  • Eso habilitaría un rally de commodities con impacto directo en Argentina.
  • El país podría beneficiarse si logra aprovechar el ciclo con estabilidad interna.

A pocas semanas del cierre del año, la economía de Estados Unidos muestra un desempeño mucho más sólido del que se anticipaba a comienzos de 2024. El crecimiento, sostenido por un consumo estable y una capacidad notable para absorber tensiones financieras y geopolíticas, redujo los temores de una recesión. Aunque persisten algunos focos de alerta —especialmente en el mercado inmobiliario y en la dinámica del empleo— la lectura general continúa siendo positiva. Para economías emergentes como la argentina, este escenario abre una ventana de oportunidades, especialmente si se confirma un repunte global en los precios de las materias primas.

El economista Jorge Ángel Harker, especialista en mercados internacionales y analista de Adcap Grupo Financiero, evaluó la coyuntura estadounidense y advirtió que, pese a ciertos nubarrones sectoriales, el balance final es mejor de lo esperado. Según su visión, la economía norteamericana “sigue estando bastante en territorio positivo” y mantiene “una resiliencia difícil de romper” incluso en un contexto de tasas de interés elevadas y presiones inflacionarias que aún no se disipan por completo.

Sin embargo, Harker también señaló que el mercado laboral podría comenzar a mostrar signos de desaceleración. La creación de empleo, aunque aún robusta, perdió fuerza en comparación con los períodos de auge posteriores a la pandemia. A esto se suma un mercado inmobiliario que continúa afectado por el encarecimiento del crédito, lo que ralentiza nuevas inversiones en construcción y limita el acceso a la vivienda. Estos factores conforman un tablero más complejo, donde el crecimiento convive con señales de agotamiento.

Aun así, el dato que más atención despierta en América Latina —y especialmente en Argentina— es la expectativa de un aumento de la liquidez global en los próximos meses. Para Harker, esa mayor abundancia de capital podría activar una suba de precios en los commodities, fenómeno que históricamente ha sido determinante para la economía argentina. “Podemos vivir un rally en commodities y eso para Latinoamérica es claro”, afirmó el economista, sugiriendo que un nuevo ciclo alcista podría beneficiar a las economías exportadoras de materias primas.

Para Argentina, cuya estabilidad macroeconómica depende en gran medida del desempeño de sus sectores agropecuarios, energéticos y mineros, un rally internacional sería un alivio considerable. La recaudación fiscal, el ingreso de divisas y la capacidad de cumplir compromisos de deuda suelen mejorar significativamente en contextos de términos de intercambio favorables. En el caso del agro, un incremento en los precios internacionales podría recuperar terreno perdido tras años de sequías, restricciones internas y volatilidad cambiaria.

Un repunte global también impactaría en sectores como el litio, donde Argentina compite por consolidarse como un proveedor relevante en el mercado internacional. La energía —especialmente Vaca Muerta— también podría verse favorecida por un aumento de la inversión extranjera, impulsada por expectativas de mejores precios y un entorno internacional más líquido.

No obstante, los efectos positivos no son automáticos. La capacidad argentina de capitalizar un ciclo de commodities dependerá, en buena medida, de su estabilidad interna, su marco regulatorio y su velocidad para resolver desequilibrios macroeconómicos persistentes. La oportunidad existe, pero requiere condiciones políticas e institucionales que permitan que el sector productivo actúe sin trabas innecesarias.

En paralelo, Estados Unidos continúa marcando el pulso de la economía global. Si su crecimiento se sostiene, la demanda internacional por productos primarios podría mantenerse elevada, lo que agregaría un estímulo adicional para las economías emergentes. Con todo, los riesgos sectoriales en el país norteamericano obligan a monitorear de cerca el panorama: un deterioro más profundo en el empleo o la construcción podría alterar expectativas y contagiar a los mercados.

El año cierra, así, con un escenario mixto: una economía estadounidense más fuerte de lo previsto, señales de alerta sectoriales y la potencial antesala de un ciclo favorable para los commodities. Para Argentina, ese posible viento de cola podría convertirse en una oportunidad clave en un momento de desafíos profundos y necesidad de recomposición macroeconómica.

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