
Científicos argentinos descubrieron un mecanismo que podría proteger a las células que producen insulina
SALUD Y NUTRICIÓN
Julia VOSCO

La diabetes, que afecta a más de 500 millones de personas en todo el mundo, representa un considerable costo sanitario y social. Las formas más comunes son la diabetes tipo 1, que generalmente aparece en la infancia o adolescencia, y la tipo 2, que impacta entre el 10 y el 12% de la población global.
Recientemente, un equipo de científicos argentinos ha revelado que las células beta del páncreas, responsables de la producción de insulina, pueden aprender a resistir el daño. Este descubrimiento, publicado en la revista Cell Death & Disease, sugiere nuevas estrategias para desarrollar terapias que fortalezcan estas células y ayuden en la prevención y tratamiento de la diabetes.
Detalles del descubrimiento
El estudio, realizado por el Laboratorio de Inmuno Endocrinología, Diabetes y Metabolismo del Instituto de Investigaciones en Medicina Traslacional (IIMT), vinculado al CONICET y la Universidad Austral, indica que las células beta pueden emplear dosis moderadas de estrés para adaptarse y enfrentar agresiones futuras que de otro modo las destruirían.
El Dr. Marcelo Perone, investigador del CONICET y jefe del laboratorio mencionado, explica que “dosis muy bajas de la interleuquina-1 beta (IL-1β), una molécula inflamatoria, activan mecanismos de defensa que hacen más resistentes a estas células”. En niveles altos, la IL-1β es dañina y contribuye al desarrollo de la diabetes, pero en exposiciones leves y transitorias, puede estimular una respuesta protectora.
Implicaciones del hallazgo
Este fenómeno, conocido como hormesis, implica que un agente que normalmente es perjudicial puede, en ciertas condiciones, fortalecer las células. “Comprender los procesos internos de las células durante este mecanismo nos permitirá diseñar medicamentos que refuercen su resiliencia”, añade Perone. Esto podría contribuir a mantener la capacidad del organismo para producir insulina y abrir nuevas avenues terapéuticas para la diabetes.
El hallazgo representa un avance significativo en el conocimiento de la biología de las células pancreáticas y su respuesta a la inflamación, lo que podría mejorar la supervivencia y función de las células beta en pacientes diabéticos.








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